Los tiranosaurios rex tenían labios. ¿Cómo se veían?
A diferencia de lo representado en películas como Jurassic Park, dinosaurios como el famoso tiranosaurio rex no tuvieron sus grandes dientes descubiertos, sino que tenían una especie de tejido blando sobre sus dientes. Es decir, eran más parecidos a lagartos que a cocodrilos o caimanes.
La imagen de los tiranosaurios rex, uno de los dinosaurios más representados en historias y películas como Jurassic Park, estaría a punto de cambiar. Un nuevo estudio, publicado en la revista Science, propone que los T. rex, al igual que otros dinosaurios emparentados, tenían una especie de tejido blando sobre sus dientes, es decir, tenían labios.
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La imagen de los tiranosaurios rex, uno de los dinosaurios más representados en historias y películas como Jurassic Park, estaría a punto de cambiar. Un nuevo estudio, publicado en la revista Science, propone que los T. rex, al igual que otros dinosaurios emparentados, tenían una especie de tejido blando sobre sus dientes, es decir, tenían labios.
Mark Witton, de la Universidad de Portsmouth y coautor del estudio, afirmó que las representaciones populares de los dinosaurios están “obsoletas”. Aunque no todos los expertos están convencidos de esta hipótesis, los autores mantienen que se debe reevaluar la concepción que tenemos de dinosaurios como el T. rex.
Una de las características con las que más se asocia a este dinosaurio son sus grandes dientes. Thomas Cullen, paleobiólogo de la Universidad de Auburn, explicó al portal especializado Science que los medios de comunicación y películas como Jurassic Park popularizaron la imagen de los dinosaurios con dientes grandes y prominentes y sin labios. “Eso se convirtió en la percepción del público”, dijo Cullen. “Un terópodo grande, grande, con grandes cuchillos de carne saliendo de su boca”. (También puede leer: La NASA estudia la posibilidad de enviar misiones más baratas a Marte)
Además de esta noción popular, algunos expertos sostenían que la idea también viene de que sus parientes con dientes más cercanos, como los cocodrilos y los caimanes, no tienen labios. Pero lo cierto es que ya por algún tiempo, tanto paleontólogos como paleoartistas han debatido sobre este mismo tema.
Cullen, por ejemplo, dijo a Science, que reconstrucciones realizadas por científicos en los años veinte y treinta los mostraban con carne sobre los dientes, más similares a lagartos que a cocodrilos o caimanes. Este nuevo estudio sugiere que hay varias pruebas para creer que esto es cierto.
Comprobar la idea tomó varios pasos, en los que investigadores compararon características de parientes vivos de los terópodos. Primero, analizaron la relación entre la longitud del cráneo y el tamaño de los dientes en dinosaurios terópodos, como el Velociraptor y el T. rex, así como en reptiles vivos que tengan labios y sean parientes vivos de los terópodos, como los dragones de Komodo.
A partir de esta comparación, se dieron cuenta de que la relación entre el tamaño del cráneo y el de los dientes era similar en ambos grupos. Esta asociación sirvió, justamente, para disipar dudas de que los tiranosaurios tuvieran problemas para encajar los dientes bajo los labios.
Algunos de los lagartos tienen dientes tan enormes que “parece casi increíble que esos dientes puedan estar completamente cubiertos por labios y, sin embargo, lo están”, aseguró a AFP Cullen. Esto quiere decir que, en el caso de los terópodos, se puede señalar que no eran demasiado grandes ni demasiado largos para sus cráneos, por lo que no tendría por qué sobresalir de la boca. (Le puede interesar: Satélite revela impactos de misiles rusos en Ucrania)
Otra de las pistas que el grupo investigador recopiló vino de los dientes y su esmalte. “Cuando observamos el grosor del esmalte en el interior y el exterior de los dientes en tiranosaurios grandes, no muestran esta configuración como un cocodrilo”, dijo, sino un modelo “más parecido a un animal que tiene labios”, indicó Cullen a AFP.
Los investigadores compararon un pedazo de diente de un tipo de dinosaurio terópodo llamado Daspletosaurus con el de un cocodrilo moderno. Mientras que el diente de este último tenía una capa de esmalte fina en su parte exterior, en comparación a la parte interna de los dientes, que da a la lengua, el diente de dinosaurio tenía una capa mucho más gruesa. Esto sugiere que los dinosaurios probablemente tenían labios que protegían sus dientes. “El espesor del esmalte es el mismo en el lado exterior y el interior”, resumió Cullen.
Pero hay científicos que tienen sus dudas frente a los resultados. Thomas Carr, paleontólogo de vertebrados del Carthage College, realizó un estudio en el que demostró con otros investigadores que los terópodos tenían huesos faciales muy texturizados que se sienten como cuero arrugado, al igual que los cocodrilos. Por esto, explicó a The New York Times, los hocicos de los dinosaurios estaban cubiertos de escamas planas y no tenían tejido blando adicional, es decir, no tenían labios.
Agregó ante ese diario que para dinosaurios como el T. rex probablemente la dentina de los dientes era más importante que el esmalte. “Ese es el tejido que creo que es estructuralmente más importante para un tiranosaurio, porque si la dentina se rompe, entonces estarían comiendo plátanos”, indicó.
De todas formas, tanto Carr como Cullen creen que el debate no se resolverá definitivamente hasta que se encuentren mejores pruebas físicas del aspecto real de los terópodos, en la forma de una cara fosilizada por ejemplo. “Pero mientras tanto, no lo sabremos realmente”, indicó Carr a Science.
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