Mamut de hace 39.000 años, da pistas de los primeros rastros humanos en el Ártico
Una reciente investigación controvierte las causas de la muerte de Yuka, un ejemplar de mamut de hace 39.000 años muy bien conservado. Al tiempo, arroja pruebas de las primeras ocupaciones humanas en estas latitudes.
Hace 14 años, en Yakutia, en el extremo norte de Siberia, un grupo de investigadores descubrió el cadáver de un mamut lanudo, al que bautizaron Yuka. Tras algunos análisis e investigaciones, los científicos determinaron que se trataba de una hembra de entre seis y nueve años y aseguraron que su muerte, hace aproximadamente entre 38.000 o 39.000 años, había sido producto de la depredación de leones de cavernas.
Desde entonces, varios grupos de investigación siguieron indagando en los restos de Yuka, pues se considera el cadáver de mamut lanudo mejor conservado hasta la época. Gracias a este trabajo, un grupo de científicos de la Academia de Ciencias de la República de Saja (Rusia), acaba de realizar un descubrimiento que cambia, en parte, la historia conocida de Yuka y ofrece pistas sobre la aparición de los humanos en estas latitudes.
En un reciente trabajo, publicado en la revista científica Journal of Archaeological Science: Reports, cuatro investigadores rusos, liderados por Natalia Akhmetgaleeva, se enfocaron en una incisión de un metro de largo que se encontraba en la espalda de Yuka, así como varias marcas de corte alrededor de las cuencas de sus ojos.
Tras identificar estas marcas, los científicos realizaron una serie de experimentos en pieles de vaca y de otros mamuts, mientras realizaban análisis traceológicos (el estudio de todos los rastros físicos en la superficie de un artefacto) sobre la piel de Yuka.
El resultado de este análisis arrojó una respuesta inesperada por el equipo: estos cortes, escribieron en el artículo académico, “presentan ciertas características traceológicas que los distinguen claramente de las heridas cometidas por animales”. En otras palabras, el corte de la espalda fue realizado por humanos.
Este resultado generó nuevas dudas: ¿qué herramientas habrían utilizado los humanos? ¿El corte se produjo antes o después de la muerte de Yuka? Para resolver estos interrogantes, adelantaron otra serie de experimentos con cuchillas de piedra y cuchillos de metal, para compararlos con el corte en la espalda del mamut.
Luego de estos análisis, los investigadores concluyeron que los cortes fueron realizados por humanos utilizando herramientas de piedra y que, según el estado de conservación de la piel, “puede afirmarse que todas las incisiones solo pudieron hacerse en un momento cronológicamente próximo a la muerte del animal”.
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Hace 14 años, en Yakutia, en el extremo norte de Siberia, un grupo de investigadores descubrió el cadáver de un mamut lanudo, al que bautizaron Yuka. Tras algunos análisis e investigaciones, los científicos determinaron que se trataba de una hembra de entre seis y nueve años y aseguraron que su muerte, hace aproximadamente entre 38.000 o 39.000 años, había sido producto de la depredación de leones de cavernas.
Desde entonces, varios grupos de investigación siguieron indagando en los restos de Yuka, pues se considera el cadáver de mamut lanudo mejor conservado hasta la época. Gracias a este trabajo, un grupo de científicos de la Academia de Ciencias de la República de Saja (Rusia), acaba de realizar un descubrimiento que cambia, en parte, la historia conocida de Yuka y ofrece pistas sobre la aparición de los humanos en estas latitudes.
En un reciente trabajo, publicado en la revista científica Journal of Archaeological Science: Reports, cuatro investigadores rusos, liderados por Natalia Akhmetgaleeva, se enfocaron en una incisión de un metro de largo que se encontraba en la espalda de Yuka, así como varias marcas de corte alrededor de las cuencas de sus ojos.
Tras identificar estas marcas, los científicos realizaron una serie de experimentos en pieles de vaca y de otros mamuts, mientras realizaban análisis traceológicos (el estudio de todos los rastros físicos en la superficie de un artefacto) sobre la piel de Yuka.
El resultado de este análisis arrojó una respuesta inesperada por el equipo: estos cortes, escribieron en el artículo académico, “presentan ciertas características traceológicas que los distinguen claramente de las heridas cometidas por animales”. En otras palabras, el corte de la espalda fue realizado por humanos.
Este resultado generó nuevas dudas: ¿qué herramientas habrían utilizado los humanos? ¿El corte se produjo antes o después de la muerte de Yuka? Para resolver estos interrogantes, adelantaron otra serie de experimentos con cuchillas de piedra y cuchillos de metal, para compararlos con el corte en la espalda del mamut.
Luego de estos análisis, los investigadores concluyeron que los cortes fueron realizados por humanos utilizando herramientas de piedra y que, según el estado de conservación de la piel, “puede afirmarse que todas las incisiones solo pudieron hacerse en un momento cronológicamente próximo a la muerte del animal”.
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