Menú de papa para Marte
La Nasa prometió colonizar el planeta rojo para 2030. Sin resolver la pregunta de qué van a comer sus astronautas, no podrá lograrlo. La Patata Mutante es un concurso de cocina e investigación espacial, impulsado por Perú y España, que busca ser de ayuda.
Camila Taborda @Camilaztabor
En teoría, estamos a doce años de aterrizar en Marte. La Nasa está empecinada en asegurar que "estamos en camino de llegar allí, aterrizar allí y vivir allí". Una promesa ambiciosa teniendo en cuenta la millonaria inversión, el equipaje de los primeros colonizadores y la salud mental de toda una tripulación. Seis astronautas que tendrán que convivir, como mínimo, dos años y medio si la idea es volver. (Lea: En menos de un mes aterrizará misión de la Nasa que explorará "el corazón" de Marte)
Al pensar en ese viaje, aparece una pregunta imprescindible. Mientras recorren la mínima distancia posible entre la Tierra y el planeta rojo (55 millones de kilómetros, es decir, mil veces más de lo que hay entre la Luna y la Tierra), se establecen en campamentos a la espera de que de ambos planetas vuelvan a arrimarse y despegan otra vez con rumbo a su hogar natal, en ese lapso de almenos 914 días, ¿qué comerán?
Enviar una vaca resulta imposible. Sacar apenas cien gramos por fuera de la órbita de nuestro planeta cuesta casi $25 millones en combustible. Una dieta a punta de pastillas sería despiadado. Así que, como se probó hace dos años a bordo de la Estación Espacial Internacional (EEI), podrían cultivar lechuga. Podrían, además, empacar semillas para reproducirlas en suelos marcianos. Berenjenas o pepinos, tal vez. Quizás trigo o arroz. Aunque ahora mismo, el alimento más propicio es la papa. Y para no perderle el gusto durante semejante lapso, lo que hará falta son recetas para prepararlas.
Ese es el origen de La Patata Marciana, un concurso internacional de cocina e investigación espacial impulsado entre Perú y España. Esta "idea feliz", como la llaman sus creadores, premiará al chef que mezcle originalidad con pocos residuos y energía dentro de una receta nutritiva. El ganador se llevará 2.000 euros, alrededor de $7'280.000 y la posibilidad de ser el autor del primer menú de Marte.
El origen de una idea feliz
Miguel Angel Sabadell dice que "La Patata Marciana se le pudo haber ocurrido a cualquiera". Por eso es una idea feliz, porque le surgió mientras conversaba con Julio Valdivia en la Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC) en Lima, Perú. (Puede leer: Adiós Kepler: el telescopio espacial de la NASA se queda sin combustible)
Se toparon allí porque Sabadell, que es astrofísico y editor de Ciencia de la revista española 'Muy Interesante', dictaba una conferencia. Mientras que Valdivia, quien regresó a su país tras abandonar Nasa, se paseaba por el campus donde intercala su tiempo entre dirigir la facultad de Bioingeniería e Ingeniería Química y encontrar la superpapa que alimente los primeros habitantes de Marte.
Ese fue el origen de todo este cuento. Desde hace dos años, este científico, experto en ambientes extremos, se dedica a probar cuál de las 65 especies de papas seleccionadas por el Centro Internacional de la Papa (CIP) en compañía de la Nasa podrían germinar en un suelo parecido al del planeta rojo. De esas especies, 41 tienen la fama de ser resistentes a los virus, las otras 24 son nativas de los Andes.
Para saber cuál sería la papa ideal, Valdivia y su equipo se han valido de tierras similares a las de Marte. Sin ir tan lejos, la tierra del desierto La Joya (en Arequipa) les ha permitido simular un cultivo, puesto que sus características se acercan un poco al 40 % de sal que contiene Marte.
Así que, acondicionado en las instalaciones de la UTEC, estos investigadores han sembrado especies sobre 800 kilogramos de tierra. Esa fue la primera fase de la investigación en la que 20 papas lograron germinar con éxito. “Dentro de esas agarramos las cinco más importantes y las sometimos a ambientes extremos dentro del bioreactor que construimos con mis alumnos. Bajo esas condiciones, que se acercan a Marte pero no son las mismas, encontramos cuatro superpapas", explicó Valdivia. Dos de esas variedades ya alimentan el sur de China y Bangladesh donde, en palabras del experto, no crecía nada.
Ese era el camino trazado por él cuando a Sabadell se le ocurrió hacer un concurso que mezclara la cocina y la investigación espacial. Para lo que no encontró reparos. La investigación del peruano, inscrito en el CIP, y la NASA, no tiene fondos para continuar. Por eso falta identificar el límite al que sobreviven las papas y las posibles modificaciones que se le harían al suelo marciano con nanotecnología. No tienen recursos y un concurso, "en este momento que andan de moda los Master Cheff", considera Sabadell, podría ser de ayuda.
La Patata Marciana
Una variedad de esas cuatro superpapas es la protagonista del concurso. Única, desarrollada por el Centro Internacional de la Papa (CIP), es el tubérculo escogido para que los cocineros americanos hagan de las suyas. Para los participantes europeos, está la variedad Desiree. Ese es el único ingrediente disponible para crear, aseguran los organizadores. Entre ellos está el apoyo del Centro de Astrobiología y la Fundación Albireo Cultura Científica, la apuesta científica del CIP y la UTEC y la colaboración de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología. (Lea también: Parker Solar Probe, la nave que acaba de batir récord de aproximación al Sol)
Esa creación, que tendrá forma el 20 de febrero del próximo año, es todo un desafío.Porque sobre un suelo en el que tendrán poca energía, donde la idea no es desperdiciar comida y en el que habrá que alimentarse lo mejor posible, una receta de solo papa es un reto. Esta podría ser el plato que la primera generación de Marte degustará, bajo un cielo donde alumbran dos lunas y en el que la Tierra se confunde con el resto de estrellas.
En teoría, estamos a doce años de aterrizar en Marte. La Nasa está empecinada en asegurar que "estamos en camino de llegar allí, aterrizar allí y vivir allí". Una promesa ambiciosa teniendo en cuenta la millonaria inversión, el equipaje de los primeros colonizadores y la salud mental de toda una tripulación. Seis astronautas que tendrán que convivir, como mínimo, dos años y medio si la idea es volver. (Lea: En menos de un mes aterrizará misión de la Nasa que explorará "el corazón" de Marte)
Al pensar en ese viaje, aparece una pregunta imprescindible. Mientras recorren la mínima distancia posible entre la Tierra y el planeta rojo (55 millones de kilómetros, es decir, mil veces más de lo que hay entre la Luna y la Tierra), se establecen en campamentos a la espera de que de ambos planetas vuelvan a arrimarse y despegan otra vez con rumbo a su hogar natal, en ese lapso de almenos 914 días, ¿qué comerán?
Enviar una vaca resulta imposible. Sacar apenas cien gramos por fuera de la órbita de nuestro planeta cuesta casi $25 millones en combustible. Una dieta a punta de pastillas sería despiadado. Así que, como se probó hace dos años a bordo de la Estación Espacial Internacional (EEI), podrían cultivar lechuga. Podrían, además, empacar semillas para reproducirlas en suelos marcianos. Berenjenas o pepinos, tal vez. Quizás trigo o arroz. Aunque ahora mismo, el alimento más propicio es la papa. Y para no perderle el gusto durante semejante lapso, lo que hará falta son recetas para prepararlas.
Ese es el origen de La Patata Marciana, un concurso internacional de cocina e investigación espacial impulsado entre Perú y España. Esta "idea feliz", como la llaman sus creadores, premiará al chef que mezcle originalidad con pocos residuos y energía dentro de una receta nutritiva. El ganador se llevará 2.000 euros, alrededor de $7'280.000 y la posibilidad de ser el autor del primer menú de Marte.
El origen de una idea feliz
Miguel Angel Sabadell dice que "La Patata Marciana se le pudo haber ocurrido a cualquiera". Por eso es una idea feliz, porque le surgió mientras conversaba con Julio Valdivia en la Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC) en Lima, Perú. (Puede leer: Adiós Kepler: el telescopio espacial de la NASA se queda sin combustible)
Se toparon allí porque Sabadell, que es astrofísico y editor de Ciencia de la revista española 'Muy Interesante', dictaba una conferencia. Mientras que Valdivia, quien regresó a su país tras abandonar Nasa, se paseaba por el campus donde intercala su tiempo entre dirigir la facultad de Bioingeniería e Ingeniería Química y encontrar la superpapa que alimente los primeros habitantes de Marte.
Ese fue el origen de todo este cuento. Desde hace dos años, este científico, experto en ambientes extremos, se dedica a probar cuál de las 65 especies de papas seleccionadas por el Centro Internacional de la Papa (CIP) en compañía de la Nasa podrían germinar en un suelo parecido al del planeta rojo. De esas especies, 41 tienen la fama de ser resistentes a los virus, las otras 24 son nativas de los Andes.
Para saber cuál sería la papa ideal, Valdivia y su equipo se han valido de tierras similares a las de Marte. Sin ir tan lejos, la tierra del desierto La Joya (en Arequipa) les ha permitido simular un cultivo, puesto que sus características se acercan un poco al 40 % de sal que contiene Marte.
Así que, acondicionado en las instalaciones de la UTEC, estos investigadores han sembrado especies sobre 800 kilogramos de tierra. Esa fue la primera fase de la investigación en la que 20 papas lograron germinar con éxito. “Dentro de esas agarramos las cinco más importantes y las sometimos a ambientes extremos dentro del bioreactor que construimos con mis alumnos. Bajo esas condiciones, que se acercan a Marte pero no son las mismas, encontramos cuatro superpapas", explicó Valdivia. Dos de esas variedades ya alimentan el sur de China y Bangladesh donde, en palabras del experto, no crecía nada.
Ese era el camino trazado por él cuando a Sabadell se le ocurrió hacer un concurso que mezclara la cocina y la investigación espacial. Para lo que no encontró reparos. La investigación del peruano, inscrito en el CIP, y la NASA, no tiene fondos para continuar. Por eso falta identificar el límite al que sobreviven las papas y las posibles modificaciones que se le harían al suelo marciano con nanotecnología. No tienen recursos y un concurso, "en este momento que andan de moda los Master Cheff", considera Sabadell, podría ser de ayuda.
La Patata Marciana
Una variedad de esas cuatro superpapas es la protagonista del concurso. Única, desarrollada por el Centro Internacional de la Papa (CIP), es el tubérculo escogido para que los cocineros americanos hagan de las suyas. Para los participantes europeos, está la variedad Desiree. Ese es el único ingrediente disponible para crear, aseguran los organizadores. Entre ellos está el apoyo del Centro de Astrobiología y la Fundación Albireo Cultura Científica, la apuesta científica del CIP y la UTEC y la colaboración de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología. (Lea también: Parker Solar Probe, la nave que acaba de batir récord de aproximación al Sol)
Esa creación, que tendrá forma el 20 de febrero del próximo año, es todo un desafío.Porque sobre un suelo en el que tendrán poca energía, donde la idea no es desperdiciar comida y en el que habrá que alimentarse lo mejor posible, una receta de solo papa es un reto. Esta podría ser el plato que la primera generación de Marte degustará, bajo un cielo donde alumbran dos lunas y en el que la Tierra se confunde con el resto de estrellas.