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Un satélite que fue lanzado el pasado 6 de septiembre al espacio comenzó a darle a la comunidad científica una nueva visión del cielo oculto en rayos X. Se trata de XRISM (Misión de Espectroscopía e Imágenes de Rayos X), dirigida entre la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA), la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA).
La misión, (que, según la NASA, puede pronunciarse como “crism”), mostró sus primeros resultados el pasado 5 de enero, mucho antes de que comenzara a funcionar de manera oficial. Su equipo científico dijo que la importancia del satélite radica en que no solo permitirá ver los objetos que emiten rayos X en el universo, sino que también estudiará sus composiciones, movimientos y estados físicos.
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Según la NASA, XRISM se diseñó para degectar rayos X con energía de hasta 12 mil electronvoltios y estudiará algunas de las regiones más calientes del universo.
De manera más específica, fueron dos instrumentos los que capturaron nuevas imágenes del cosmos. El primero, llamado Resolve, se utilizó para estudiar un remanente de supernova llamado N132D que tendría unos 3 mil años de antigüedad. Lo que lo hace particular es que se considera una de las fuentes de rayos X más importante de la Gran Nube de Magallanes, una galaxia enana que, según la NASA, está a 163.000 años luz de distancia de la Vía Láctea.
Las imágenes capturadas por Resolve muestran, según la NASA, “picos asociados con sicilio, azufre, calcio, argón y hierro”. En palabras de la agencia, las fotografías son el espectro de rayos X más detallado del remanente de supernova que se hayan tomado.
Se espera, incluso, que a finales de 2024, cuando la misión comience operaciones regulares, que se tomen muchas más imágenes para analizar la densidad, temperatura y direcciones de movimiento de N132D. “A partir de ahí, podemos reunir información sobre la estrella original y la explosión”, explicó Brian Williams, uno de los científicos de XRISM por parte de la NASA.
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El segundo instrumento fue llamado Xtend, que fue desarrollado por JAXA y tiene como propósito generar imágenes de rayos X. Esto le permite a XRISM “observar un área 60 % más grande que el tamaño aparente promedio de la Luna llena”, explicó la NASA.
Xtend se concentró en capturar imágenes de Abell 2319, un cúmulo de galaxias que se encuentra a 770 millones de años luz de la Via Láctea. Se considera el quinto cúmulo de rayos X más brillantes del cielo que, además, está pasando por una fusión.
En palabras de Lillian Reichenthal, directora de XRISM de la NASA, la misión ya está superando las espectativas de los científicos incluso antes de que finalice el proceso de su puesta en servicio. “Lo que significa que obtendremos mapas químicos aún más detallados con cada espectro que capture XRISM”, finalizó Reichenthal.
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