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                                                                                                                                  ¿Modificar o no modificar genéticamente a un organismo?

                                                                                                                                  Dos miembros del Laboratorio de Neurociencia de la U. de Los Andes analizan las implicaciones del último escándalo científico: la manipulación genética de dos embriones humanos para conferirles inmunidad ante el VIH.

                                                                                                                                  Fernando Cardenas - Karen Corredor*

                                                                                                                                  Pixabay
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                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  Fue así cuando se descubrió que la tierra no es el centro del universo; fie así cuando supimos que provenimos evolutivamente de otras especies. Es como si estos descubrimientos fueran monstruos terroríficos que hacen tambalear a las tradiciones. No porque el interés de la ciencia sea atacarlas, simplemente es una consecuencia lógica del avance del conocimiento sobre ideas sin cimientos sólidos, ancladas, por lo general, en conceptos-preconcepto de carácter religioso, ideológico o moral. La historia ha demostrado también, que el único destino de este tipo de ideas es su desaparición, proceso que va dejando tras de sí, pequeños reductos de creencias en ocasiones divertidas, en ocasiones aberrantes, en ocasiones funestas.

                                                                                                                                  Read more!

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                                                                                                                                  Pero quedamos mucho más preocupados cuando vimos que la causa del titular era que el gobierno chino había calificado al “presunto experimento como abominable y una violación a sus leyes”. Es decir, las leyes de China estarían pensadas para mantener la tradición, el establishment, e impedir a la población el acceso a la mejora de sus condiciones de vida. Entre líneas, también queda tácito el hecho de que este tipo de opiniones son comunes a los gobiernos de casi todos los países. Valdría la pena, por ejemplo, tratar de identificar un país en el que el “presunto experimento” no hubiera suscitado iguales, o peores declaraciones.

                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  Read more!

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                                                                                                                                  En este sentido, y regresando al tema que nos ocupa, calificar de “abominable” la posibilidad de curar enfermedades, es perfectamente coherente con la visión social-tradicional. En contraste, desde la perspectiva científica (y claro está, desde la visión científica de los fenómenos sociales), esa afirmación es, no sólo incoherente, sino que representa un exabrupto, una declaración clara de miedo al progreso y al avance. Buscando una explicación a esto, cabe preguntarse por los intereses políticos y económicos que se esconden detrás de todas las tradiciones, lo que es un buen tema para algún otro momento.

                                                                                                                                  En resumen, resulta evidente que, declarar como “abominable” un descubrimiento de esta proporción, es un magnífico ejemplo de cómo el avance de la ciencia amedranta los intereses creados por grupos en el poder que quieren mantener a las sociedades ignorantes. No por ello, deja de ser un poco doloroso que prime siempre el egoísmo humano y que las reacciones ante el avance del conocimiento no vayan más allá del revivir el viejo miedo a dejar ser el centro del universo (o de la creación, según el lenguaje de otros), enmascarado de falsos altruismos anti-eugenéticistas. De hecho, lo más notorio de todo el asunto es que en ninguna parte de la noticia se habla de forma clara sobre la técnica misma de edición genética (CRISPR) que fue utilizada. Nadie parece tener el más mínimo interés o la más mínima curiosidad en saber cómo funciona el CRISPR, herramienta de “edición”, es decir, “recorte” e “inserción” de secuencias de nucleótidos (genes) que se ha venido usando de manera sistemática desde 2012 con la intención de modificar el genoma. Dentro de sus usos, claro está, el estudio de enfermedades humanas es quizá el más evidente, pero sus aplicaciones son prácticamente infinitas, desde la mejora de los alimentos hasta el control de plagas, pasando por el fortalecimiento (o debilitamiento) de cualquier característica. Entonces, quizá a causa de esta forma de enfocarse en los aspectos éticos, pero no en los científicos de la noticia, estamos perdiendo de vista que el estudio de las “repeticiones palindrómicas cortas agrupadas y regularmente interespaciadas”, será uno de los campos que tendrá el mayor impacto sobre la historia de la humanidad.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Tal vez un poco de luz sobre el aspecto científico de la noticia, hubiera permitido saber que ya en 2014 había una solicitud (aprobada) de patente para el trabajo con CRISPR/Cas9 en dos laboratorios, uno en Harvard y uno en el MIT, donde, para esa fecha, ya se había modificado a un ratón para que no presentara una enfermedad hepática hereditaria a la cual estaría destinado. O que Emmanuelle Charpentier, una de las dos descubridoras de la técnica, (aunque según algunos, el primero en describir la técnica fuera Feng Zhang) fundó en Basilea (Suiza) una compañía llamada CRISPR Therapeutics. O que el mismo Feng Zhang, junto con Jennifer Doudna (la otra descubridora de la técnica) crearon también una empresa llamada Editas Medicine. Si, el lado científico de la noticia hubiera permitido ver que detrás de las consideraciones éticas y la supuesta defensa de las tradiciones y las “buenas costumbres” (lo que signifiquen estas palabras en ese contexto), existe una lucha por la obtención de patentes que permitan la comercialización y explotación de la técnica. Por eso, un Jiankui He (quien mejoró genéticamente a las dos bebés de la noticia para que fueran inmunes al VIH), no es una pieza adecuada en la historia. Básicamente lo realmente ilegal de su trabajo es no haber respetado las patentes obtenidas por Charpentier, Doudna y Zhang y haber usado la técnica sin los debidos permisos (económicos).

                                                                                                                                  Así las cosas, muy probablemente el nombre de Jiankui He pasará a la lista de los tristemente famosos héroes de la ciencia, cuyo pecado: adelantarse a su tiempo, le costó su puesto en la historia.

                                                                                                                                  *Laboratorio de Neurociencia y Comportamiento, Universidad de los Andes, Bogotá.

                                                                                                                                  Pixabay
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                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  Fue así cuando se descubrió que la tierra no es el centro del universo; fie así cuando supimos que provenimos evolutivamente de otras especies. Es como si estos descubrimientos fueran monstruos terroríficos que hacen tambalear a las tradiciones. No porque el interés de la ciencia sea atacarlas, simplemente es una consecuencia lógica del avance del conocimiento sobre ideas sin cimientos sólidos, ancladas, por lo general, en conceptos-preconcepto de carácter religioso, ideológico o moral. La historia ha demostrado también, que el único destino de este tipo de ideas es su desaparición, proceso que va dejando tras de sí, pequeños reductos de creencias en ocasiones divertidas, en ocasiones aberrantes, en ocasiones funestas.

                                                                                                                                  Read more!

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                                                                                                                                  Pero quedamos mucho más preocupados cuando vimos que la causa del titular era que el gobierno chino había calificado al “presunto experimento como abominable y una violación a sus leyes”. Es decir, las leyes de China estarían pensadas para mantener la tradición, el establishment, e impedir a la población el acceso a la mejora de sus condiciones de vida. Entre líneas, también queda tácito el hecho de que este tipo de opiniones son comunes a los gobiernos de casi todos los países. Valdría la pena, por ejemplo, tratar de identificar un país en el que el “presunto experimento” no hubiera suscitado iguales, o peores declaraciones.

                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  Read more!

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                                                                                                                                  En este sentido, y regresando al tema que nos ocupa, calificar de “abominable” la posibilidad de curar enfermedades, es perfectamente coherente con la visión social-tradicional. En contraste, desde la perspectiva científica (y claro está, desde la visión científica de los fenómenos sociales), esa afirmación es, no sólo incoherente, sino que representa un exabrupto, una declaración clara de miedo al progreso y al avance. Buscando una explicación a esto, cabe preguntarse por los intereses políticos y económicos que se esconden detrás de todas las tradiciones, lo que es un buen tema para algún otro momento.

                                                                                                                                  En resumen, resulta evidente que, declarar como “abominable” un descubrimiento de esta proporción, es un magnífico ejemplo de cómo el avance de la ciencia amedranta los intereses creados por grupos en el poder que quieren mantener a las sociedades ignorantes. No por ello, deja de ser un poco doloroso que prime siempre el egoísmo humano y que las reacciones ante el avance del conocimiento no vayan más allá del revivir el viejo miedo a dejar ser el centro del universo (o de la creación, según el lenguaje de otros), enmascarado de falsos altruismos anti-eugenéticistas. De hecho, lo más notorio de todo el asunto es que en ninguna parte de la noticia se habla de forma clara sobre la técnica misma de edición genética (CRISPR) que fue utilizada. Nadie parece tener el más mínimo interés o la más mínima curiosidad en saber cómo funciona el CRISPR, herramienta de “edición”, es decir, “recorte” e “inserción” de secuencias de nucleótidos (genes) que se ha venido usando de manera sistemática desde 2012 con la intención de modificar el genoma. Dentro de sus usos, claro está, el estudio de enfermedades humanas es quizá el más evidente, pero sus aplicaciones son prácticamente infinitas, desde la mejora de los alimentos hasta el control de plagas, pasando por el fortalecimiento (o debilitamiento) de cualquier característica. Entonces, quizá a causa de esta forma de enfocarse en los aspectos éticos, pero no en los científicos de la noticia, estamos perdiendo de vista que el estudio de las “repeticiones palindrómicas cortas agrupadas y regularmente interespaciadas”, será uno de los campos que tendrá el mayor impacto sobre la historia de la humanidad.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Tal vez un poco de luz sobre el aspecto científico de la noticia, hubiera permitido saber que ya en 2014 había una solicitud (aprobada) de patente para el trabajo con CRISPR/Cas9 en dos laboratorios, uno en Harvard y uno en el MIT, donde, para esa fecha, ya se había modificado a un ratón para que no presentara una enfermedad hepática hereditaria a la cual estaría destinado. O que Emmanuelle Charpentier, una de las dos descubridoras de la técnica, (aunque según algunos, el primero en describir la técnica fuera Feng Zhang) fundó en Basilea (Suiza) una compañía llamada CRISPR Therapeutics. O que el mismo Feng Zhang, junto con Jennifer Doudna (la otra descubridora de la técnica) crearon también una empresa llamada Editas Medicine. Si, el lado científico de la noticia hubiera permitido ver que detrás de las consideraciones éticas y la supuesta defensa de las tradiciones y las “buenas costumbres” (lo que signifiquen estas palabras en ese contexto), existe una lucha por la obtención de patentes que permitan la comercialización y explotación de la técnica. Por eso, un Jiankui He (quien mejoró genéticamente a las dos bebés de la noticia para que fueran inmunes al VIH), no es una pieza adecuada en la historia. Básicamente lo realmente ilegal de su trabajo es no haber respetado las patentes obtenidas por Charpentier, Doudna y Zhang y haber usado la técnica sin los debidos permisos (económicos).

                                                                                                                                  Así las cosas, muy probablemente el nombre de Jiankui He pasará a la lista de los tristemente famosos héroes de la ciencia, cuyo pecado: adelantarse a su tiempo, le costó su puesto en la historia.

                                                                                                                                  *Laboratorio de Neurociencia y Comportamiento, Universidad de los Andes, Bogotá.

                                                                                                                                  Por Fernando Cardenas - Karen Corredor*

                                                                                                                                  Ver todas las noticias
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