Nave japonesa recolectó una de las muestras más puras del sistema solar
En el 2018 la nave Hayabusa 2 logró aterrizar sobre el asteroide Ryugu. Tras años de analizar las muestras que llegaron intactas a la Tierra en el 2020, la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA) afirma, en un estudio publicado en Science, que su contenido data de cuando ni la Tierra ni el Sol existían.
Para entender lo que hoy es una gran noticia para la ciencia hay que remontarse a 2018. En ese año, la nave espacial robótica Hayabusa 2, lanzada por la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA) en el 2014, logró aterrizar sobre un asteroide, llamado Ryugu, y recogió muestras de su superficie. Tras dos años más de sortear el espacio, a finales de 2020, Hayabusa 2 volvió a la Tierra, cayendo sobre la superficie australiana. Y al abrir la nave los investigadores de la JAXA se encontraron con una grata sorpresa: el puñado de muestras que había conseguido del Ryugu seguía intacto. (Le sugerimos: La Nasa estudiará los “Ovnis”, pero con ciencia, no con mitos y extraterrestres abordo)
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Para entender lo que hoy es una gran noticia para la ciencia hay que remontarse a 2018. En ese año, la nave espacial robótica Hayabusa 2, lanzada por la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA) en el 2014, logró aterrizar sobre un asteroide, llamado Ryugu, y recogió muestras de su superficie. Tras dos años más de sortear el espacio, a finales de 2020, Hayabusa 2 volvió a la Tierra, cayendo sobre la superficie australiana. Y al abrir la nave los investigadores de la JAXA se encontraron con una grata sorpresa: el puñado de muestras que había conseguido del Ryugu seguía intacto. (Le sugerimos: La Nasa estudiará los “Ovnis”, pero con ciencia, no con mitos y extraterrestres abordo)
Esta semana, tras dos años de utilizar especializadas técnicas para analizar la muestra, el equipo de científicos publicó en la revista Science los resultados encontrados. “Las muestras se componen principalmente de materiales similares a los de los meteoritos condritos carbonosos, en particular del grupo CI (tipo Ivuna)”, señalan en el estudio. Lo que quiere decir, como mejor lo traduce el portal de noticias científicas Phys.org, que Ryugu “es un trozo de la misma materia que se fusionó en nuestro Sol hace cuatro mil millones y medio de años”.
O si se quiere ser más claro – y como lo señala esta vez el periodista Jackson Ryan del portal CNET - los materiales recuperados de Ryugu son de los más primitivos que los humanos han podido analizar en la Tierra. “Ofrecen un portal a los primeros días del sistema solar, cuando el Sol era sólo una estrella incipiente y los planetas apenas comenzaban a formarse”, es cómo describe el alcance de estas muestras. (Lea también: ¿Los dinosaurios tenían “ombligo”? Hay pruebas de que al menos uno sí)
Ryugu, señalan los científicos, puede estar cerca a los 4,6 mil millones de años de edad. Y, para ese entonces, no había ni Sol, ni Tierra, ni Luna, solo una nube de gases flotante, por así decirlo. “Los científicos creen que la mayor parte de ese gas fue arrastrado hacia el centro y formó la estrella que conocemos como Sol. Cuando los restos de ese gas se expandieron en un disco y se enfriaron, se transformaron en rocas, que aún hoy flotan alrededor del sistema solar. Y parece que Ryugu puede ser una de ellas”, aclara Phys.org.
Y aunque los resultados de esta muestra son apenas una pequeña pieza para entender mejor el universo, así como su historia, científicos de alrededor del mundo están emocionados que, en la misma Tierra, se tenga una muestra tan pura y antigua, de antes de que se formara el sistema solar.
“Hasta ahora sólo disponíamos de un puñado de estas rocas para estudiar, y todas ellas eran meteoritos que cayeron a la Tierra y se almacenaron en museos durante décadas o siglos, lo que modificó sus composiciones”, afirmó a Phys.org el geoquímico Nicolas Dauphas, uno de los tres investigadores de la Universidad de Chicago que trabajó con un equipo internacional de científicos dirigido por Japón para analizar los fragmentos. “Tener muestras prístinas del espacio exterior es simplemente increíble. Son testigos de partes del sistema solar que no hemos explorado”. (Le sugerimos: Telescopio James Webb sufrió impacto en el espacio, pero sigue en operación)
Lo que dijo Gretchen Benedix, científica planetaria de la Universidad de Curtin, en Australia Occidental, a CNET, también revela lo que esto significa para los investigadores. “En este momento, estoy básicamente aturdida por este estudio y me resulta difícil traducir en palabras normales lo interesante e importante que es disponer como fuente este tipo de meteorito para futuros estudios”, señaló Benedix.