Niños descubren el fósil de una nueva especie de pingüino gigante
Un grupo de niños que participaban de un campamento infantil y navegaban en kayak por el puerto de Kawhia, Nueva Zelanda, encontraron el fósil de una nueva especie de pingüino gigante.
Durante el verano de 2006, en Nueva Zelanda, un grupo de niños que participaban de un campamento infantil navegaban en kayak por el puerto de Kawhia (Isla Norte). Su objetivo era alcanzar un punto al que no se podía acceder por carretera para buscar fósiles de erizos. Sin embargo, al llegar, los más pequeños encontraron algo muy diferente a lo que buscaban. Se trataba de un fósil mucho más grande y con formas distintas.
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Durante el verano de 2006, en Nueva Zelanda, un grupo de niños que participaban de un campamento infantil navegaban en kayak por el puerto de Kawhia (Isla Norte). Su objetivo era alcanzar un punto al que no se podía acceder por carretera para buscar fósiles de erizos. Sin embargo, al llegar, los más pequeños encontraron algo muy diferente a lo que buscaban. Se trataba de un fósil mucho más grande y con formas distintas.
Este año una investigación publicada por científicos de la Universidad de Massey en la revista Journal of Vertebrate Paleontology confirmó que se trataba del fósil de un pingüino gigante. Y no solo eso, se trataba de uno de los esqueletos más completos, hasta ahora descubiertos, de un animal de este tipo. A la nueva especie la llamaron Kairuku waewaeroa. Alcanzó a medir 1,38 metros y vivió entre hace 27,3 y 34,6 millones de años. ¿Qué se sabe sobre ella?
Los investigadores que lo describieron aseguran que esta nueva especie tiene las patas significativamente más largas que sus parientes más cercanos, como Kairuku waitaki y Kairuku grebneffi. De ahí su nombre: waewaeroa, que significa patas largas.
Asimismo, esta especie tiene el codo ligeramente más redondeado y, a pesar de que su cráneo no se conservó, los científicos creen que el animal pudo tener un pico largo en forma de lanza, similar al de otros pingüinos gigantes. Se trata, además, de una especie más de pingüino que se suma a la avifauna de Nueva Zelanda, repleta de pájaros gigantes.
“Desde el primer informe de un pingüino fósil de Thomas Henry Huxley (1859), el registro fósil de estas aves buceadoras ha aumentado a más de 60 especies”, aseguran los investigadores en el estudio. “El rico registro fósil de pingüinos ha proporcionado mucha información sobre la evolución de las adaptaciones” de estos animales, señalan.
Aunque los pingüinos modernos parecen tener un plan corporal o arquetipo relativamente similar, los científicos explican que el registro fósil ha revelado una amplia gama de variaciones de tamaño y forma corporal para estos animales. “En los últimos años los descubrimientos han mejorado nuestra comprensión de cómo los pingüinos se diversificaron poco después de la extinción del Cretácico-Paleógeno y documentaron la presencia de muchas especies “gigantes””, agregan.
El nuevo fósil también tiene una importancia regional: la Isla Sur de Nueva Zelanda ha sido históricamente una de las localidades más productivas del mundo para los pingüinos fósiles, pero en la Isla Norte, donde fue encontrada esta nueva especie, los registros se han limitado durante mucho tiempo a unos pocos ejemplares fragmentarios.
“Las localidades cercanas produjeron previamente un solo fémur roto de pingüino roto en el rango de tamaño de los Aptenodytes modernos, y más recientemente produjeron una pequeña colección de huesos de un pingüino no identificado más pequeño. Ambos claramente demasiado pequeños para pertenecer a la nueva especie descrita aquí”, explicaron los científicos.
La nueva especie, Kairuku waewaeroa, proporciona más evidencia de que los pingüinos Kairuku tenían una amplia distribución en Zealandia durante el Oligoceno. Curiosamente, dada su probable ecología de alimentación en alta mar, aún no hay registros de pingüinos Kairuku en otros continentes. Kairuku puede haber sido, por tanto, otro ejemplo de una radiación endémica de aves marinas, que se suma a un número ya elevado de subclados de pingüinos que se originaron en Nueva Zelanda, afirma el estudio. “El descubrimiento de K.waewaeroa en la Isla Norte de Nueva Zelanda proporciona una imagen más completa de los patrones evolutivos en los pingüinos Kairuku y confirma la extensión del rango geográfico y temporal”, agregan.
Debido a su relativa completitud, K. waewaeroa será valiosa para futuros estudios que investiguen la importancia funcional de los grandes tamaños corporales en las antiguas aves buceadoras.