¿No más químicos permanentes? Mezcla simple de sustancias podría destruirlos
Los científicos han buscado por años la manera de destruir estos químicos, que se encuentran en productos cosméticos, electrónicos y plásticos, así como en el agua que tomamos, el suelo y hasta el aire.
Los ‘químicos permanentes’ están en todas partes: desde los productos que usamos día a día, como nuestros celulares o acondicionadores para el cabello, hasta el agua que tomamos o el aire que respiramos. Estos productos químicos, conocidos como PFAS por sus siglas en inglés, o sustancias de perfluoroalquilo y polifluoroalquilo se desintegran extremadamente lento y permanecen siendo peligrosos por generaciones. Por eso, se puede acumular en el ambiente o en el cuerpo humano y hay evidencia de que podrían resultar perjudiciales para nuestra salud.
Ahora, un nuevo estudio publicado en la revista Science parece haber encontrado una forma simple y económica de destruir algunas de estas sustancias. “Es alentador y prometedor”, dijo acerca del descubrimiento Tasha Stoiber, química ambiental del Environmental Working Group, una organización que sigue de cerca el problema. Aunque hoy en día existen métodos para tratar y recolectar estos productos, son “increíblemente caros”, indicó la química. (También puede leer: Científicos mejoran el rendimiento de un cultivo de soya en un 25%. ¿Cómo lo lograron?)
En el nuevo estudio, investigadores combinaron un compuesto llamado DMSO (un solvente común) con hidróxido de sodio, que se encuentra usualmente en jabón. Cuando el equipo calentó la mezcla a la temperatura de ebullición, degradó fácilmente uno de los subconjuntos más grandes de compuestos de PFAS. Aunque esta técnica no funciona para todos los ‘químicos permanentes’, los científicos creen que puede dar pistas importantes para los otros esfuerzos que se están adelantando en este campo.
Ahora, los científicos detrás del último descubrimiento van a trabajar en mejorar su método para manejar grandes cantidades de estos productos químicos, y están analizando otros tipos de moléculas de PFAS con características diferentes para ver si también logran separarlas.
¿Por qué los PFAS son tan difíciles de degradar?
Estas sustancias químicas se desarrollaron originalmente en la década de 1940 con el objetivo de hacer la vida más fácil. Por ejemplo, al contribuir en la creación de utensilios de cocina antiadherentes, ropa impermeable y muebles resistentes a las manchas. Pero estas mismas características son las que han hecho que sea casi imposible que los compuestos se degraden naturalmente después de ser utilizados. (Le puede interesar: La erupción y tsunami de Tonga dejó lecciones para proteger a las ciudades)
Los PFAS contienen cadenas de átomos de carbono unidos a átomos de flúor, que se unen entre sí con tanta fuerza que es casi imposible romperlos. Al final de esta cadena, la molécula está cubierta por un grupo de otros átomos, que forma una especie de “cabeza”. Algunas de estas moléculas tienen cabezas formadas por un átomo de carbono conectado a un par de átomos de oxígeno, por ejemplo.
En el caso de esta investigación, los científicos encontraron una manera de que el solvente desprendiera esta ‘cabeza’ de carbono-oxígeno, lo que ayudó a que los enlaces entre los átomos de carbono y los átomos de flúor también se debilitan. El hidróxido de sodio, por su parte, acelera la destrucción de las moléculas de PFAS al unirse a los fragmentos a medida que se desmoronan. Los átomos de flúor pierden su enlace con los átomos de carbono, volviéndose inofensivos.
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Los ‘químicos permanentes’ están en todas partes: desde los productos que usamos día a día, como nuestros celulares o acondicionadores para el cabello, hasta el agua que tomamos o el aire que respiramos. Estos productos químicos, conocidos como PFAS por sus siglas en inglés, o sustancias de perfluoroalquilo y polifluoroalquilo se desintegran extremadamente lento y permanecen siendo peligrosos por generaciones. Por eso, se puede acumular en el ambiente o en el cuerpo humano y hay evidencia de que podrían resultar perjudiciales para nuestra salud.
Ahora, un nuevo estudio publicado en la revista Science parece haber encontrado una forma simple y económica de destruir algunas de estas sustancias. “Es alentador y prometedor”, dijo acerca del descubrimiento Tasha Stoiber, química ambiental del Environmental Working Group, una organización que sigue de cerca el problema. Aunque hoy en día existen métodos para tratar y recolectar estos productos, son “increíblemente caros”, indicó la química. (También puede leer: Científicos mejoran el rendimiento de un cultivo de soya en un 25%. ¿Cómo lo lograron?)
En el nuevo estudio, investigadores combinaron un compuesto llamado DMSO (un solvente común) con hidróxido de sodio, que se encuentra usualmente en jabón. Cuando el equipo calentó la mezcla a la temperatura de ebullición, degradó fácilmente uno de los subconjuntos más grandes de compuestos de PFAS. Aunque esta técnica no funciona para todos los ‘químicos permanentes’, los científicos creen que puede dar pistas importantes para los otros esfuerzos que se están adelantando en este campo.
Ahora, los científicos detrás del último descubrimiento van a trabajar en mejorar su método para manejar grandes cantidades de estos productos químicos, y están analizando otros tipos de moléculas de PFAS con características diferentes para ver si también logran separarlas.
¿Por qué los PFAS son tan difíciles de degradar?
Estas sustancias químicas se desarrollaron originalmente en la década de 1940 con el objetivo de hacer la vida más fácil. Por ejemplo, al contribuir en la creación de utensilios de cocina antiadherentes, ropa impermeable y muebles resistentes a las manchas. Pero estas mismas características son las que han hecho que sea casi imposible que los compuestos se degraden naturalmente después de ser utilizados. (Le puede interesar: La erupción y tsunami de Tonga dejó lecciones para proteger a las ciudades)
Los PFAS contienen cadenas de átomos de carbono unidos a átomos de flúor, que se unen entre sí con tanta fuerza que es casi imposible romperlos. Al final de esta cadena, la molécula está cubierta por un grupo de otros átomos, que forma una especie de “cabeza”. Algunas de estas moléculas tienen cabezas formadas por un átomo de carbono conectado a un par de átomos de oxígeno, por ejemplo.
En el caso de esta investigación, los científicos encontraron una manera de que el solvente desprendiera esta ‘cabeza’ de carbono-oxígeno, lo que ayudó a que los enlaces entre los átomos de carbono y los átomos de flúor también se debilitan. El hidróxido de sodio, por su parte, acelera la destrucción de las moléculas de PFAS al unirse a los fragmentos a medida que se desmoronan. Los átomos de flúor pierden su enlace con los átomos de carbono, volviéndose inofensivos.
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