Otro misterio de las piedras de Stonehenge: mover 750 km un altar de 6 toneladas
¿Cómo llegó un altar de seis toneladas a ese popular monumento? Científicos creen tener parte de la respuesta.
El monumento de piedras de Stonehenge, en el sur de Inglaterra, ha generado un sinfín de preguntas a quienes lo han estudiado y a quienes lo visitan. ¿Cómo es que esas enormes piedras llegaron hasta allí? ¿Quiénes las transportaron y con qué propósito?
Los autores de un estudio publicado en la revista Nature creen haber encontrado una pieza de ese rompecabezas. Tras llevar a cabo un análisis geoquímico de la piedra del altar que se encuentra en la estructura, sugieren que, al parecer, fue transportada unos 750 kilómetros hace 4.500 años a.C.
Como le dijo Jim Leary, arqueólogo de la Universidad de York, al portal de noticias de Nature, “es un estudio fantástico con grandes implicaciones”.
A lo que se refiere es a que, de acuerdo a los investigadores, el origen de esa piedra no está relacionado con ninguna formación cercana Stonehenge. No hay rocas que coincidan con el mismo material en sitios próximos al monumento.
“Es un tipo de roca, una piedra arenisca de color verde grisáceo con la que todo el mundo en el Reino Unido parecía estar perdido”, aseguró el geólogo Nick Pearce al diario El País.
Pero el análisis de datación y el análisis químico de la piedra que llevaron a cabo los autores les indicó que el material de este altar podría pertenecer a una formación de arenisca roja en el noreste de Escocia y las islas Orcadas.
“Utilizamos una técnica llamada espectrometría de masas de plasma acoplado inductivamente por ablación láser in situ para tomar muestras de regiones de crecimiento en granos minerales que tenían el ancho de un cabello humano. Utilizamos este enfoque para determinar la edad de los granos minerales constituyentes y, por lo tanto, la fuente de estas delgadas láminas de roca”, apuntan los autores en un comunicado.
“Es como encontrar una huella dactilar”, señaló a Nature Anthony Clarke, de la Universidad Curtin en Perth, Australia, y quien encabezó el estudio. Sin embargo, como señaló Rob Ixer, geólogo del University College de Londres, a ese portal, “todavía tenemos que determinar exactamente dónde se obtuvo”.
La gran pregunta que aún es difícil de resolver es cómo llegó hasta allí esa piedra, pues en ese entonces no había medios de transporte impulsados por caballos para llevar a cabo esa tarea.
Lo que sospechan los investigadores ahora es que los pobladores de ese territorio movieron esa piedra por mar y que debió tratarse de todo un acontecimiento. Aunque aún no han encontrado ninguno de los barcos a través de los cuales se transportaban, para el arqueólogo Mike Pitts es posible que hayamos subestimado las capacidades tecnológicas con las que contaban. “Eran capaces de transportar ganado, ovejas y cabras por mar”, dijo a Nature.
“Este provocador artículo presenta un caso convincente de que la Piedra del Altar de Stonehenge fue excavada en una fuente situada en el noreste de Escocia, a 750 kilómetros del sitio de Stonehenge. Dicha fuente está mucho más lejos de lo que se creía anteriormente. Las conclusiones implican transporte marítimo desde la fuente hasta el lugar de descanso final y un alto grado de organización social”, afirmó uno de los revisores que evaluaron el artículo.
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El monumento de piedras de Stonehenge, en el sur de Inglaterra, ha generado un sinfín de preguntas a quienes lo han estudiado y a quienes lo visitan. ¿Cómo es que esas enormes piedras llegaron hasta allí? ¿Quiénes las transportaron y con qué propósito?
Los autores de un estudio publicado en la revista Nature creen haber encontrado una pieza de ese rompecabezas. Tras llevar a cabo un análisis geoquímico de la piedra del altar que se encuentra en la estructura, sugieren que, al parecer, fue transportada unos 750 kilómetros hace 4.500 años a.C.
Como le dijo Jim Leary, arqueólogo de la Universidad de York, al portal de noticias de Nature, “es un estudio fantástico con grandes implicaciones”.
A lo que se refiere es a que, de acuerdo a los investigadores, el origen de esa piedra no está relacionado con ninguna formación cercana Stonehenge. No hay rocas que coincidan con el mismo material en sitios próximos al monumento.
“Es un tipo de roca, una piedra arenisca de color verde grisáceo con la que todo el mundo en el Reino Unido parecía estar perdido”, aseguró el geólogo Nick Pearce al diario El País.
Pero el análisis de datación y el análisis químico de la piedra que llevaron a cabo los autores les indicó que el material de este altar podría pertenecer a una formación de arenisca roja en el noreste de Escocia y las islas Orcadas.
“Utilizamos una técnica llamada espectrometría de masas de plasma acoplado inductivamente por ablación láser in situ para tomar muestras de regiones de crecimiento en granos minerales que tenían el ancho de un cabello humano. Utilizamos este enfoque para determinar la edad de los granos minerales constituyentes y, por lo tanto, la fuente de estas delgadas láminas de roca”, apuntan los autores en un comunicado.
“Es como encontrar una huella dactilar”, señaló a Nature Anthony Clarke, de la Universidad Curtin en Perth, Australia, y quien encabezó el estudio. Sin embargo, como señaló Rob Ixer, geólogo del University College de Londres, a ese portal, “todavía tenemos que determinar exactamente dónde se obtuvo”.
La gran pregunta que aún es difícil de resolver es cómo llegó hasta allí esa piedra, pues en ese entonces no había medios de transporte impulsados por caballos para llevar a cabo esa tarea.
Lo que sospechan los investigadores ahora es que los pobladores de ese territorio movieron esa piedra por mar y que debió tratarse de todo un acontecimiento. Aunque aún no han encontrado ninguno de los barcos a través de los cuales se transportaban, para el arqueólogo Mike Pitts es posible que hayamos subestimado las capacidades tecnológicas con las que contaban. “Eran capaces de transportar ganado, ovejas y cabras por mar”, dijo a Nature.
“Este provocador artículo presenta un caso convincente de que la Piedra del Altar de Stonehenge fue excavada en una fuente situada en el noreste de Escocia, a 750 kilómetros del sitio de Stonehenge. Dicha fuente está mucho más lejos de lo que se creía anteriormente. Las conclusiones implican transporte marítimo desde la fuente hasta el lugar de descanso final y un alto grado de organización social”, afirmó uno de los revisores que evaluaron el artículo.
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