Para los científicos sigue siendo un misterio cómo los girasoles persiguen la luz
Para comprender mejor ese proceso, un nuevo estudio analizó el comportamiento de los girasoles en espacios con luz artificial en comparación con cuando están expuestos al aire libre, pero los resultados no fueron los esperados.
Durante el día, los girasoles realizan un proceso conocido como heliotropismo, con el que siguen la trayectoria del sol sobre sus cabezas y en las noches se reorientan. Para comprender mejor ese proceso, un nuevo estudio publicado en Plos Biology analizó el comportamiento de los girasoles en espacios con luz artificial en comparación con cuando están expuestos al aire libre.
De acuerdo con el estudio, el proceso de heliotropismo sucede “por patrones de crecimiento diferenciales, donde los lados este de los tallos crecen más durante el día y los lados oeste de los tallos crecen más durante la noche”.
(Lea: Cuando está enojado puede resolver mejor las tareas difíciles)
En espacios cerrados, los investigadores se centraron en los genes que primero se activaban cuando se irradiaba la luz desde alguna dirección. Encontraron que los genes relacionados con las fototropinas se “activaron” principalmente en el lado iluminado del tallo. En cuanto a los genes relacionados con las auxinas y el crecimiento celular, estos se activaron en el lado sombreado, lo que sugiere que los girasoles cultivados en interiores se vuelven hacia la luz artificial como resultado de la misma iluminación convencional.
Sin embargo, al hacer el ejercicio al aire libre, los científicos encontraron que el lado este del tallo, que estaba expuesto a la luz del sol, y el lado oeste (sombreado), mostraron pocas diferencias frente a los genes que se estaba activado, lo que sugiere que los hallazgos que obtuvieron en ambientes controlados no reflejan lo que sucede en la naturaleza.
(Lea: Lo que habría causado la extinción de los dinosaurios tras el impacto del asteroide)
También descubrieron que cuando los girasoles que fueron cultivados en interiores se llevaban al aire libre, estos comenzaban a seguir el sol de inmediato; aunque en el primer día al aire libre se identificó un patrón diferente a los días siguientes, lo que sugiere algún mecanismo de ajuste.
(Lea: Los gatos tienen más de 200 expresiones faciales y comparten una con los humanos)
Stacey Harmer, autora del estudio e investigadora de la Universidad de California en Davis, afirmó para The Guardian que “muchos de nuestros resultados fueron diferentes de lo que anticipábamos. Sugieren que tanto el seguimiento solar como el fototropismo en condiciones del mundo real son mucho más complicados de lo que esperábamos”.
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Durante el día, los girasoles realizan un proceso conocido como heliotropismo, con el que siguen la trayectoria del sol sobre sus cabezas y en las noches se reorientan. Para comprender mejor ese proceso, un nuevo estudio publicado en Plos Biology analizó el comportamiento de los girasoles en espacios con luz artificial en comparación con cuando están expuestos al aire libre.
De acuerdo con el estudio, el proceso de heliotropismo sucede “por patrones de crecimiento diferenciales, donde los lados este de los tallos crecen más durante el día y los lados oeste de los tallos crecen más durante la noche”.
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En espacios cerrados, los investigadores se centraron en los genes que primero se activaban cuando se irradiaba la luz desde alguna dirección. Encontraron que los genes relacionados con las fototropinas se “activaron” principalmente en el lado iluminado del tallo. En cuanto a los genes relacionados con las auxinas y el crecimiento celular, estos se activaron en el lado sombreado, lo que sugiere que los girasoles cultivados en interiores se vuelven hacia la luz artificial como resultado de la misma iluminación convencional.
Sin embargo, al hacer el ejercicio al aire libre, los científicos encontraron que el lado este del tallo, que estaba expuesto a la luz del sol, y el lado oeste (sombreado), mostraron pocas diferencias frente a los genes que se estaba activado, lo que sugiere que los hallazgos que obtuvieron en ambientes controlados no reflejan lo que sucede en la naturaleza.
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También descubrieron que cuando los girasoles que fueron cultivados en interiores se llevaban al aire libre, estos comenzaban a seguir el sol de inmediato; aunque en el primer día al aire libre se identificó un patrón diferente a los días siguientes, lo que sugiere algún mecanismo de ajuste.
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Stacey Harmer, autora del estudio e investigadora de la Universidad de California en Davis, afirmó para The Guardian que “muchos de nuestros resultados fueron diferentes de lo que anticipábamos. Sugieren que tanto el seguimiento solar como el fototropismo en condiciones del mundo real son mucho más complicados de lo que esperábamos”.
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