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Hace menos de una semana que el módulo de aterrizaje lunar Peregrine de la empresa Astrobiotics se embarcó en la misión de aterrizar en la Luna. No obstante, poco después de separarse del cohete que lo sacó de la órbita terrestre, la nave sufrió una explosión a bordo y pronto quedó claro que no podría cumplir con su objetivo.
A pesar presentar daños en su sistema de propulsión, la misión continuó y logró encender los experimentos científicos que transportaba para la NASA y otras agencias espaciales, así como recopilar datos sobre el vuelo espacial. Ahora, la empresa informó que el módulo se dirige hacia la Tierra y probablemente se quemará en la atmósfera.
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“Nuestra última evaluación muestra que la nave está en camino hacia la Tierra, donde probablemente se quemará en la atmósfera terrestre”, publicó en X la empresa con sede en Pittsburgh.
Update #16 for Peregrine Mission One: pic.twitter.com/TiLr4AU4rB
— Astrobotic (@astrobotic) January 13, 2024
El módulo, que mide 1,9 metros de alto y 2,5 metros de ancho, lleva más de cinco días en el espacio y se encuentra a más de 390,000 kilómetros de nuestro planeta. A bordo viaja un rover llamado Iris, que pesa dos kilos y tiene el tamaño de una caja de zapatos, el cual fue construido por estudiantes de la Universidad Carnie Mellon, de Estados Unidos, y con el que se esperaba tomar fotografías de la geología lunar. También tiene un sensor de radiación y múltiples espectrómetros que buscaba medir los recursos disponibles en el lugar de aterrizaje.
Además de material científico, la nave espacial transporta carga para clientes privados de Astrobotic, como una lata de bebida deportiva, un Bitcoin físico, así como cenizas y ADN humano y animal.
Durante los últimos días, los fanáticos de la exploración espacial y la comunidad científica han hecho seguimiento al caso de Peregrine con la esperanza de que se lograra un aterrizaje forzoso la luna. No obstante, a pesar de los esfuerzos del equipo de Astrobiotics, esta posibilidad se descartó.
Peregrine no es el único fracaso reciente en aterrizar en la Luna. El año pasado, el Luna 25 de Rusia se estrelló contra la superficie lunar, casi 60 años después de que el Luna 9 de la Unión Soviética logrará el primer aterrizaje suave. Además de esto, el módulo de aterrizaje israelí Beresheet se estrelló en 2019, lo mismo le ocurrió al módulo de aterrizaje japonés construido por Ispace el año pasado. Con Peregrine, los módulos de aterrizaje construidos por empresas privadas tienen un historial de fracaso del 100 % de aterrizar en la Luna.
“Enviar una nave espacial a la Luna no es fácil. Felicito a Astrobiotic a la hora de afrontar los retos de su misión. Cualquier avance innovador conlleva recompensas y riesgos. Cada esfuerzo lunar nos ofrece más oportunidades de aprender más y de ampliar los límites de lo posible”, indicó Nicky Fox, administradora de la dirección de misiones científicas de la NASA.
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Las dificultades para regresar a la luna después de los alunizajes realizados a finales de la década de los sesenta y principios de los setenta se deben, según expertos y funcionarios contaron en un artículo de The Guardian, a las características particulares de la Luna, que tiene una gravedad menor que la tierra, pero no cuenta con atmosfera; lo que impide aterrizaje con paracaídas, en contraste a aquellos realizados en Marte. Esto último implica que el motor debe tener un acelerador que permita subir y bajar el empuje. “Normalmente, se encienden y proporcionan un empuje constante”, explica Nico Dettmann, jefe del grupo de exploración lunar de la Agencia Espacial Europea, al portal británico. “Cambiar el empuje durante las operaciones añade mucha más complejidad”.
Otro de los retos sería la poca posibilidad de testeo de los módulos (que suelen ser únicos) y el presupuesto con el que se realizan estas misiones, que es mucho inferior a las misiones estatales. “Todas estas empresas son relativamente nuevas. Y, comparativamente, realizan estas misiones con poco dinero”, explicó Joshua Rasera, investigador asociado del Imperial College de Londres, a The Guardian. “Sigue siendo más barato en el número total de misiones, aunque las primeras se estrellen”.
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