¿Podría existir el efecto placebo en el entrenamiento físico?
Una investigación piloto reclutó 40 atletas para probar si el efecto placebo (obtener resultados positivos debido a la creencia de que se recibió una intervención positiva) tenía algún impacto en el entrenamiento físico. La respuesta apunta a que si, aunque el estudio tiene grandes limitaciones que llaman a la precaución.
¿Ha escuchado alguna vez del efecto placebo? Se trata de un fenómeno que describe un resultado favorable que ocurre debido a la creencia o expectativa de la persona de haber recibido una intervención positiva. Desde hace casi 80 años, con el primer ensayo clínico controlado con placebo publicado en 1944, los investigadores de diversas disciplinas han estudiado los efectos del placebo en los humanos.
Un estudio publicado en la revista Scientific Reports investigó el efecto placebo en el deporte. Los científicos evaluaron si los sujetos a los que se les dice que están en un grupo de intervención obtienen mejores resultados de entrenamiento en comparación con los sujetos a los que se les dice que están en un grupo de control. Cuarenta atletas de una edad promedio de 22 años completaron un entrenamiento de 10 semanas.
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Los sujetos debían estar sanos y no tomar ningún medicamento que pudiera interferir. Todos los sujetos debían estar familiarizados con el entrenamiento de fuerza con un mínimo de 6 meses de práctica. Debido al tamaño de muestra relativamente pequeño, el estudio debe considerarse un estudio piloto.
Para administrar el tratamiento con placebo, se les dijo a los participantes que el programa de entrenamiento que recibieron fue individualizado en función de su perfil de fuerza-velocidad, o que estaban en el grupo de control. Esto significa que ambos grupos estaban formados por sujetos que hacían los mismos entrenamientos, pero la mitad de ellos creían que hacían un entrenamiento individualizado óptimo (Placebo), y la otra mitad creía que eran el grupo de control con un entrenamiento genérico no óptimo.
Para comprobar si entre ambos grupos había diferencias, a todos los atletas se les dijo que se prepararan para los días de prueba de la misma manera que para una competencia regular en términos de nutrición, hidratación y sueño, y que evitaran el ejercicio excesivo 48 horas antes de la prueba. Antes de la prueba, los participantes completaron un calentamiento estandarizado de 10 minutos que incluía trotar, calentamiento muscular local (movilidad de los isquiotibiales y la cadera), ejercicios de carrera (como rodillas altas, saltos, patadas en los glúteos y estocadas explosivas) y ejercicios corporales.
Luego, se les practicó pruebas en salto con contramovimiento, sentadilla trasera, una prueba de prensa de piernas, ecografía del grosor muscular y un cuestionario. El hallazgo clave del estudio fue que, a pesar de someterse al mismo entrenamiento, los participantes a los que se les dijo que estaban en el grupo de intervención (Placebo) mejoraron su repetición máxima (el máximo peso que se puede mover en tan solo una única vez) en sentadillas, más que los del grupo de control. Además, los sujetos del grupo placebo tendieron a aumentar el grosor muscular, lo que se correlacionó con los cambios en la fuerza de las piernas.
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Según Kolbjørn Andreas Lindberg, investigador de la Universidad de Agder en Noruega y autor del estudio, esta es la primera investigación sobre el efecto placebo como consecuencia de alterar las expectativas de los participantes sobre una intervención de entrenamiento. Aun si, el estudio tiene grandes limitaciones. El pequeño tamaño de la muestra, en combinación con un modesto aumento en el grosor del músculo, aumenta la probabilidad de error aleatorio, lo que dificulta sacar conclusiones definitivas de los datos.
“Siempre existe la posibilidad de que los hallazgos positivos en el presente estudio sean coincidentes y deban interpretarse junto con la literatura más amplia, y no de forma aislada”, se puede leer en el artículo. Otra limitación fue la falta de un control estricto de las sesiones de entrenamiento realizadas por los participantes. Si bien esto es así y se deben seguir las investigaciones, los resultados de este estudio piloto sugieren que el efecto placebo puede explicar las variaciones significativas de los resultados en las intervenciones de entrenamiento deportivo y físico.
¿Ha escuchado alguna vez del efecto placebo? Se trata de un fenómeno que describe un resultado favorable que ocurre debido a la creencia o expectativa de la persona de haber recibido una intervención positiva. Desde hace casi 80 años, con el primer ensayo clínico controlado con placebo publicado en 1944, los investigadores de diversas disciplinas han estudiado los efectos del placebo en los humanos.
Un estudio publicado en la revista Scientific Reports investigó el efecto placebo en el deporte. Los científicos evaluaron si los sujetos a los que se les dice que están en un grupo de intervención obtienen mejores resultados de entrenamiento en comparación con los sujetos a los que se les dice que están en un grupo de control. Cuarenta atletas de una edad promedio de 22 años completaron un entrenamiento de 10 semanas.
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Para administrar el tratamiento con placebo, se les dijo a los participantes que el programa de entrenamiento que recibieron fue individualizado en función de su perfil de fuerza-velocidad, o que estaban en el grupo de control. Esto significa que ambos grupos estaban formados por sujetos que hacían los mismos entrenamientos, pero la mitad de ellos creían que hacían un entrenamiento individualizado óptimo (Placebo), y la otra mitad creía que eran el grupo de control con un entrenamiento genérico no óptimo.
Para comprobar si entre ambos grupos había diferencias, a todos los atletas se les dijo que se prepararan para los días de prueba de la misma manera que para una competencia regular en términos de nutrición, hidratación y sueño, y que evitaran el ejercicio excesivo 48 horas antes de la prueba. Antes de la prueba, los participantes completaron un calentamiento estandarizado de 10 minutos que incluía trotar, calentamiento muscular local (movilidad de los isquiotibiales y la cadera), ejercicios de carrera (como rodillas altas, saltos, patadas en los glúteos y estocadas explosivas) y ejercicios corporales.
Luego, se les practicó pruebas en salto con contramovimiento, sentadilla trasera, una prueba de prensa de piernas, ecografía del grosor muscular y un cuestionario. El hallazgo clave del estudio fue que, a pesar de someterse al mismo entrenamiento, los participantes a los que se les dijo que estaban en el grupo de intervención (Placebo) mejoraron su repetición máxima (el máximo peso que se puede mover en tan solo una única vez) en sentadillas, más que los del grupo de control. Además, los sujetos del grupo placebo tendieron a aumentar el grosor muscular, lo que se correlacionó con los cambios en la fuerza de las piernas.
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Según Kolbjørn Andreas Lindberg, investigador de la Universidad de Agder en Noruega y autor del estudio, esta es la primera investigación sobre el efecto placebo como consecuencia de alterar las expectativas de los participantes sobre una intervención de entrenamiento. Aun si, el estudio tiene grandes limitaciones. El pequeño tamaño de la muestra, en combinación con un modesto aumento en el grosor del músculo, aumenta la probabilidad de error aleatorio, lo que dificulta sacar conclusiones definitivas de los datos.
“Siempre existe la posibilidad de que los hallazgos positivos en el presente estudio sean coincidentes y deban interpretarse junto con la literatura más amplia, y no de forma aislada”, se puede leer en el artículo. Otra limitación fue la falta de un control estricto de las sesiones de entrenamiento realizadas por los participantes. Si bien esto es así y se deben seguir las investigaciones, los resultados de este estudio piloto sugieren que el efecto placebo puede explicar las variaciones significativas de los resultados en las intervenciones de entrenamiento deportivo y físico.