Por primera vez, científicos observan primeros años del universo en cámara lenta
“El universo lejano, y por tanto antiguo, debería ir mucho más despacio que el actual”, decía Einstein en su teoría de la relatividad. Un estudio le acaba de dar la razón al Premio Nobel de Física de 1921.
Cómo era el universo justo después, o unos cuántos miles de años luego del Big Bang, es una de las preguntas que cientos de astrónomos han intentado resolver en los últimos siglos. Para poder obtener respuestas más precisas a este asunto, la ciencia ha buscado la manera de acercarse a esos tiempo, hace 12.000 millones de años. Por ejemplo, el telescopio James Webb, lanzado en diciembre de 2021, es una de esas estrategias. (Puede leer: El telescopio Euclid despega con éxito para explorar la energía oscura del universo)
Tal ha sido el interés de la ciencia a lo largo del tiempo, que el célebre físico Albert Einstein, en una de las teorías más reconocidas en la historia, intentó acercarse a algunas de las características que debía tener el universo en sus etapas iniciales.
De acuerdo con la teoría general de la relatividad de Einstein, “el universo lejano, y por tanto antiguo, debería ir mucho más despacio que el actual”, recuerdan ahora Geraint Lewis y Brendon Brewer, un par de físicos de Australia y Nueva Zelanda que, tras dos décadas de observaciones, acaban de comprobar que el Premio Nobel de Física de 1921 tenía la razón. (Le puede interesar: Astrónomos descubren un planeta que desafía a la muerte)
“Gracias a Einstein, sabemos que el tiempo y el espacio están entrelazados y que, desde los albores del tiempo en la singularidad del Big Bang, el universo se ha ido expandiendo”, explica Lewis, investigador de la Facultad de Física de la Universidad de Sídney (Australia).
Para su trabajo, que fue publicado recientemente en Nature Astronomy, Lewis y Brewer se remontaron hasta unos mil millones de años después del Big Bang. Como actualmente no existe la tecnología para “ver” tan atrás en la historia del universo, los científicos usaron a los cuásares —agujeros negros supermasivos que se encuentran en el centro de las primeras galaxias— como relojes. (También puede leer: Reciclar y convertir orina en agua potable, el plan de la Nasa en misiones largas)
Gracias a esta investigación, que requirió la observación de casi 200 cuásares a lo largo de 20 años, los investigadores pudieron determinar que en los primeros mil años después del Big Bang, “el tiempo parece fluir cinco veces más despacio”, comentó Lewis.
“Con estos nuevos datos y análisis, sin embargo, hemos podido encontrar el escurridizo tictac de los cuásares y se comportan tal y como predice la relatividad de Einstein”, concluyó el físico.
Cómo era el universo justo después, o unos cuántos miles de años luego del Big Bang, es una de las preguntas que cientos de astrónomos han intentado resolver en los últimos siglos. Para poder obtener respuestas más precisas a este asunto, la ciencia ha buscado la manera de acercarse a esos tiempo, hace 12.000 millones de años. Por ejemplo, el telescopio James Webb, lanzado en diciembre de 2021, es una de esas estrategias. (Puede leer: El telescopio Euclid despega con éxito para explorar la energía oscura del universo)
Tal ha sido el interés de la ciencia a lo largo del tiempo, que el célebre físico Albert Einstein, en una de las teorías más reconocidas en la historia, intentó acercarse a algunas de las características que debía tener el universo en sus etapas iniciales.
De acuerdo con la teoría general de la relatividad de Einstein, “el universo lejano, y por tanto antiguo, debería ir mucho más despacio que el actual”, recuerdan ahora Geraint Lewis y Brendon Brewer, un par de físicos de Australia y Nueva Zelanda que, tras dos décadas de observaciones, acaban de comprobar que el Premio Nobel de Física de 1921 tenía la razón. (Le puede interesar: Astrónomos descubren un planeta que desafía a la muerte)
“Gracias a Einstein, sabemos que el tiempo y el espacio están entrelazados y que, desde los albores del tiempo en la singularidad del Big Bang, el universo se ha ido expandiendo”, explica Lewis, investigador de la Facultad de Física de la Universidad de Sídney (Australia).
Para su trabajo, que fue publicado recientemente en Nature Astronomy, Lewis y Brewer se remontaron hasta unos mil millones de años después del Big Bang. Como actualmente no existe la tecnología para “ver” tan atrás en la historia del universo, los científicos usaron a los cuásares —agujeros negros supermasivos que se encuentran en el centro de las primeras galaxias— como relojes. (También puede leer: Reciclar y convertir orina en agua potable, el plan de la Nasa en misiones largas)
Gracias a esta investigación, que requirió la observación de casi 200 cuásares a lo largo de 20 años, los investigadores pudieron determinar que en los primeros mil años después del Big Bang, “el tiempo parece fluir cinco veces más despacio”, comentó Lewis.
“Con estos nuevos datos y análisis, sin embargo, hemos podido encontrar el escurridizo tictac de los cuásares y se comportan tal y como predice la relatividad de Einstein”, concluyó el físico.