Por primera vez, crean “minicerebros” a partir del tejido cerebral de un feto humano
De acuerdo con los investigadores, esto representa “una nueva vía para estudiar el desarrollo del cerebro”, al tiempo que ofrece una alternativa para estudiar el desarrollo y posibles tratamientos de enfermedades cerebrales, como los tumores.
Investigadores del Centro Princesa Máxima y del Instituto Hubrecht, en los Países Bajos, lograron desarrollar, por primera vez, organoides cerebrales directamente a partir de tejido cerebral fetal humano. Según la primera organización, esto representa “una nueva vía para estudiar el desarrollo del cerebro”, al tiempo que ofrece una alternativa para estudiar el desarrollo y posibles tratamientos de enfermedades cerebrales, como los tumores. (Puede leer: La Nasa aplaza su regreso a la Luna, ¿cuáles son las razones?)
Según el centro de investigación, los científicos liderados por Delilah Hendriks, Hans Clevers y Benedetta Artegiani, se llevaron una gran sorpresa al notar que podían cultivar “minicerebros” utilizando pequeños trozos de tejido cerebral fetal.
A pesar de que los “minicerebros” tienen el tamaño de un arroz, resultan bastante útiles para los fines de los investigadores. Por ejemplo, gracias a su composición tridimensional de tejido compleja y a la conservación de características de la región específica del cerebro de la que procedían, los científicos los pueden utilizar para el estudio del desarrollo del cerebro. (Le puede interesar: La misión estadounidense que quiere llegar a la Luna sufrió fuga de combustible)
Pero, agrega el Centro Princesa Máxima en un comunicado, también representan un potencial para la investigación de fármacos contra el cáncer. Así lo hicieron los investigadores del reciente trabajo, que fue publicado en la revista académica Cell, quienes introdujeron fallos en un conocido gen del cáncer: TP53. Luego, utilizando una técnica de edición genética, desactivaron tres genes relacionados con el tumor cerebral. Durante este experimento también emplearon fármacos oncológicos existentes para evaluar su respuesta.
“Estos experimentos demostraron el potencial de los organoides para la investigación de fármacos contra el cáncer, con el fin de vincular determinados medicamentos a mutaciones genéticas específicas” apuntan los científicos en el comunicado. (También puede leer: Revelado el misterio de una moneda peruana antigua que no debería existir)
De acuerdo con Benedetta Artegiani, jefa del grupo de investigación del Centro Princesa Máxima y codirectora de la investigación, “los organoides cerebrales de tejido fetal son una nueva herramienta de valor incalculable para estudiar el desarrollo del cerebro humano. Ahora podemos estudiar más fácilmente cómo se expande el cerebro en desarrollo y observar el papel de los distintos tipos de células y su entorno”.
Ahora, el reto para el equipo de científicos, es poder seguir cultivando y utilizando los “minicerebros”. “Nos entusiasma explorar el uso de estos novedosos organoides tisulares para nuevos descubrimientos sobre el cerebro humano”, concluyó Delilah Hendriks, jefa de grupo afiliada al Centro Princesa Máxima, investigadora postdoctoral del Instituto Hubrecht, otra de las codirectoras de la investigación.
Investigadores del Centro Princesa Máxima y del Instituto Hubrecht, en los Países Bajos, lograron desarrollar, por primera vez, organoides cerebrales directamente a partir de tejido cerebral fetal humano. Según la primera organización, esto representa “una nueva vía para estudiar el desarrollo del cerebro”, al tiempo que ofrece una alternativa para estudiar el desarrollo y posibles tratamientos de enfermedades cerebrales, como los tumores. (Puede leer: La Nasa aplaza su regreso a la Luna, ¿cuáles son las razones?)
Según el centro de investigación, los científicos liderados por Delilah Hendriks, Hans Clevers y Benedetta Artegiani, se llevaron una gran sorpresa al notar que podían cultivar “minicerebros” utilizando pequeños trozos de tejido cerebral fetal.
A pesar de que los “minicerebros” tienen el tamaño de un arroz, resultan bastante útiles para los fines de los investigadores. Por ejemplo, gracias a su composición tridimensional de tejido compleja y a la conservación de características de la región específica del cerebro de la que procedían, los científicos los pueden utilizar para el estudio del desarrollo del cerebro. (Le puede interesar: La misión estadounidense que quiere llegar a la Luna sufrió fuga de combustible)
Pero, agrega el Centro Princesa Máxima en un comunicado, también representan un potencial para la investigación de fármacos contra el cáncer. Así lo hicieron los investigadores del reciente trabajo, que fue publicado en la revista académica Cell, quienes introdujeron fallos en un conocido gen del cáncer: TP53. Luego, utilizando una técnica de edición genética, desactivaron tres genes relacionados con el tumor cerebral. Durante este experimento también emplearon fármacos oncológicos existentes para evaluar su respuesta.
“Estos experimentos demostraron el potencial de los organoides para la investigación de fármacos contra el cáncer, con el fin de vincular determinados medicamentos a mutaciones genéticas específicas” apuntan los científicos en el comunicado. (También puede leer: Revelado el misterio de una moneda peruana antigua que no debería existir)
De acuerdo con Benedetta Artegiani, jefa del grupo de investigación del Centro Princesa Máxima y codirectora de la investigación, “los organoides cerebrales de tejido fetal son una nueva herramienta de valor incalculable para estudiar el desarrollo del cerebro humano. Ahora podemos estudiar más fácilmente cómo se expande el cerebro en desarrollo y observar el papel de los distintos tipos de células y su entorno”.
Ahora, el reto para el equipo de científicos, es poder seguir cultivando y utilizando los “minicerebros”. “Nos entusiasma explorar el uso de estos novedosos organoides tisulares para nuevos descubrimientos sobre el cerebro humano”, concluyó Delilah Hendriks, jefa de grupo afiliada al Centro Princesa Máxima, investigadora postdoctoral del Instituto Hubrecht, otra de las codirectoras de la investigación.