¿Por qué cuando la salsa de tomate está por acabarse salpica por todas partes?
Científicos de la Universidad de Oxford aplicaron modelos matemáticos y otros experimentos para comprender qué está detrás de este fenómeno. Sugieren que, para evitarlo, los fabricantes podrían hacer botellas con picos más anchos.
Hay un misterio sobre la salsa de tomate de botella y es por qué, cuando creemos que se va a acabar, termina salpicando por todas partes y causando pequeños accidentes en la mesa. Por medio de modelos matemáticos, científicos de la Universidad de Oxford resolvieron este problema, que presentaron el mes pasado en la conferencia de la División de Dinámica de Fluidos de la Sociedad Estadounidense de Física.
Esto tiene que ver con sistemas de fluidos que, en últimas, se relacionan con cómo la resistencia y la fuerza afectan la forma en que sale la salsa de la botella.
Si se aprieta una botella de plástico, el aire en la parte superior se comprime como una suerte de resorte y expulsa el líquido que hay adelante y, mientras tanto, la fuerza hacia abajo de la botella es resistida por el movimiento de la salsa contra las paredes de la botella. Por eso, cuando la salsa se está agotando, hay menos posibilidades de resistencia, por lo que el aire puede liberar todo su potencial comprimido y por eso las últimas gotas de salsa se expulsan repentinamente. (Lea: Nuevo récord de ADN más antiguo: dos millones de años)
Callum Cuttle, uno de los investigadores del estudio, puntualiza que “nuestro análisis revela que las salpicaduras de una botella de ketchup pueden reducirse al más mínimo margen: apretar incluso un poco más fuerte producirá una salpicadura en lugar de un flujo constante de líquido”.
Chris MacMinn, otro de los autores de la investigación, agrega que “necesitas comprimir el aire para generar la fuerza impulsora para mover el líquido. A medida que sale el líquido, la resistencia de la viscosidad disminuye porque hay cada vez menos líquido para empujar. Al mismo tiempo, la salida de líquido deja más espacio para que el aire se expanda en el tubo, lo que disminuye la fuerza motriz con el tiempo”. (Lea: En Mongolia descubren el que pudo ser el primer dinosaurio que nadaba)
Según los científicos, apretar la botella de forma lenta y suave reduce las posibilidades de que se generen salpicaduras. Otra de las opciones para que se reduzcan es que las botellas deberían tengan picos más anchos para reducir las salpicaduras. (Le puede interesar: ¿Prohibir las semillas transgénicas en Colombia es una buena o mala idea?)
“Estas válvulas empeoran el problema de las salpicaduras al obligarte a acumular una cierta cantidad de presión antes de que la salsa pueda comenzar a escaparse. Estas válvulas ayudan a evitar fugas, pero desde el punto de vista de las salpicaduras, quitarlas tendría mucho sentido. Para un remedio rápido, cuando se acerque al final de una botella (cuando es más probable que salpique), simplemente retire la tapa y exprima el líquido restante del cuello más ancho. Es de sentido común, pero ahora existe un marco matemático riguroso para respaldarlo”, añade Cuttle.
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Hay un misterio sobre la salsa de tomate de botella y es por qué, cuando creemos que se va a acabar, termina salpicando por todas partes y causando pequeños accidentes en la mesa. Por medio de modelos matemáticos, científicos de la Universidad de Oxford resolvieron este problema, que presentaron el mes pasado en la conferencia de la División de Dinámica de Fluidos de la Sociedad Estadounidense de Física.
Esto tiene que ver con sistemas de fluidos que, en últimas, se relacionan con cómo la resistencia y la fuerza afectan la forma en que sale la salsa de la botella.
Si se aprieta una botella de plástico, el aire en la parte superior se comprime como una suerte de resorte y expulsa el líquido que hay adelante y, mientras tanto, la fuerza hacia abajo de la botella es resistida por el movimiento de la salsa contra las paredes de la botella. Por eso, cuando la salsa se está agotando, hay menos posibilidades de resistencia, por lo que el aire puede liberar todo su potencial comprimido y por eso las últimas gotas de salsa se expulsan repentinamente. (Lea: Nuevo récord de ADN más antiguo: dos millones de años)
Callum Cuttle, uno de los investigadores del estudio, puntualiza que “nuestro análisis revela que las salpicaduras de una botella de ketchup pueden reducirse al más mínimo margen: apretar incluso un poco más fuerte producirá una salpicadura en lugar de un flujo constante de líquido”.
Chris MacMinn, otro de los autores de la investigación, agrega que “necesitas comprimir el aire para generar la fuerza impulsora para mover el líquido. A medida que sale el líquido, la resistencia de la viscosidad disminuye porque hay cada vez menos líquido para empujar. Al mismo tiempo, la salida de líquido deja más espacio para que el aire se expanda en el tubo, lo que disminuye la fuerza motriz con el tiempo”. (Lea: En Mongolia descubren el que pudo ser el primer dinosaurio que nadaba)
Según los científicos, apretar la botella de forma lenta y suave reduce las posibilidades de que se generen salpicaduras. Otra de las opciones para que se reduzcan es que las botellas deberían tengan picos más anchos para reducir las salpicaduras. (Le puede interesar: ¿Prohibir las semillas transgénicas en Colombia es una buena o mala idea?)
“Estas válvulas empeoran el problema de las salpicaduras al obligarte a acumular una cierta cantidad de presión antes de que la salsa pueda comenzar a escaparse. Estas válvulas ayudan a evitar fugas, pero desde el punto de vista de las salpicaduras, quitarlas tendría mucho sentido. Para un remedio rápido, cuando se acerque al final de una botella (cuando es más probable que salpique), simplemente retire la tapa y exprima el líquido restante del cuello más ancho. Es de sentido común, pero ahora existe un marco matemático riguroso para respaldarlo”, añade Cuttle.
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