¿Por qué durante la Edad Media las personas comían restos de momias egipcias?
En Europa, esta tendencia empezó a mediados del siglo XII y se mantuvo por 500 años.
Durante la Edad Media, la ingestión de una sustancia médica conocida como ‘Mumia’, relacionada a la mejoría de toda clase de males, como el dolor de cabeza o la inflamación, se popularizó entre los monarcas, científicos y miembros de la Iglesia. ¿El truco detrás de las propiedades curativas de esta pócima? Estaba hecha a partir de los restos de momias egipcias, que los europeos traían desde Egipto a Europa. Durante cientos de años, con un auge en los siglos XVI y XVII, muchos europeos empezaron a ingerir rutinariamente remedios, disponibles en boticarios y tiendas de herbolarios.
El profesor Marcus Harmes explicó a la revista The Conversation que esta práctica empezó en el siglo XII y se mantuvo durante 500 años. “Existe evidencia de que los europeos creían que los cuerpos embalsamados contenían poderes curativos de otro mundo. Otros estudiosos remontan el origen de la relación a la idea errónea de que las momias contenían betún, una sustancia asociada durante mucho tiempo con la curación en el mundo antiguo”, explicó al respecto de la práctica National Geographic. (También puede leer: No, no es cierto que China encontró señales de extraterrestres)
El betún era un tipo de aceite que se encontraba en áreas cerca del mar Muerto. Los escritores antiguos, Plinio el Viejo y Dioscórides escribieron sobre sus propiedades curativas durante el siglo I D.C. Este último lo describió como un líquido que se encontraba en lo que hoy en día es Albania y que se conocía en persa como mumiya. Por su parte, Plinio habló de que podía curar heridas y diversas enfermedades. Después, en el siglo XI, el médico Constantinus Africanus, escribió que esta sustancia “es una especia que se encuentra en los sepulcros de los muertos (...) Lo mejor es lo que es negro, maloliente, brillante y macizo”.
En el libro Medicinal Cannibalism in Early Modern English Literature and Culture (Early Modern Cultural Studies 1500–1700), la docente Louise Noble registró cómo la práctica era popular en la época, haciendo que, asimismo, estuviera presente en varios trabajos literarios, como Otelo, de William Shakespeare. Los remedios con huesos humanos, sangre y grasa también gozaban de popularidad. El consumo de restos humanos, explica Noble, encaja con las ideas homeopáticas de la época, según las que creían que beber sangre, por ejemplo, podía ayudar para las enfermedades de la sangre, o el cráneo molido para los dolores de cabeza. (Le puede interesar: Descubren población de osos que no necesita hielo marino para sobrevivir)
El medio especializado en ciencia, Live Science, destaca, sin embargo, que las propiedad curativas de los restos humanos no era una verdad incuestionable y que, de hecho, había algunos que no estaban convencidos por productos como la ‘Mumia’. El médico real, Guy de la Fontaine, por ejemplo, expresó sus dudas de que los restos de momia pudieran ser medicinas útiles.
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Durante la Edad Media, la ingestión de una sustancia médica conocida como ‘Mumia’, relacionada a la mejoría de toda clase de males, como el dolor de cabeza o la inflamación, se popularizó entre los monarcas, científicos y miembros de la Iglesia. ¿El truco detrás de las propiedades curativas de esta pócima? Estaba hecha a partir de los restos de momias egipcias, que los europeos traían desde Egipto a Europa. Durante cientos de años, con un auge en los siglos XVI y XVII, muchos europeos empezaron a ingerir rutinariamente remedios, disponibles en boticarios y tiendas de herbolarios.
El profesor Marcus Harmes explicó a la revista The Conversation que esta práctica empezó en el siglo XII y se mantuvo durante 500 años. “Existe evidencia de que los europeos creían que los cuerpos embalsamados contenían poderes curativos de otro mundo. Otros estudiosos remontan el origen de la relación a la idea errónea de que las momias contenían betún, una sustancia asociada durante mucho tiempo con la curación en el mundo antiguo”, explicó al respecto de la práctica National Geographic. (También puede leer: No, no es cierto que China encontró señales de extraterrestres)
El betún era un tipo de aceite que se encontraba en áreas cerca del mar Muerto. Los escritores antiguos, Plinio el Viejo y Dioscórides escribieron sobre sus propiedades curativas durante el siglo I D.C. Este último lo describió como un líquido que se encontraba en lo que hoy en día es Albania y que se conocía en persa como mumiya. Por su parte, Plinio habló de que podía curar heridas y diversas enfermedades. Después, en el siglo XI, el médico Constantinus Africanus, escribió que esta sustancia “es una especia que se encuentra en los sepulcros de los muertos (...) Lo mejor es lo que es negro, maloliente, brillante y macizo”.
En el libro Medicinal Cannibalism in Early Modern English Literature and Culture (Early Modern Cultural Studies 1500–1700), la docente Louise Noble registró cómo la práctica era popular en la época, haciendo que, asimismo, estuviera presente en varios trabajos literarios, como Otelo, de William Shakespeare. Los remedios con huesos humanos, sangre y grasa también gozaban de popularidad. El consumo de restos humanos, explica Noble, encaja con las ideas homeopáticas de la época, según las que creían que beber sangre, por ejemplo, podía ayudar para las enfermedades de la sangre, o el cráneo molido para los dolores de cabeza. (Le puede interesar: Descubren población de osos que no necesita hielo marino para sobrevivir)
El medio especializado en ciencia, Live Science, destaca, sin embargo, que las propiedad curativas de los restos humanos no era una verdad incuestionable y que, de hecho, había algunos que no estaban convencidos por productos como la ‘Mumia’. El médico real, Guy de la Fontaine, por ejemplo, expresó sus dudas de que los restos de momia pudieran ser medicinas útiles.
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