¿Por qué los gatos siempre caen de pie cuando saltan? Esto dice la ciencia
Una de las grandes incógnitas de la cultura popular y científica sobre los gatos es la forma en la que caen. Pueden estar cayendo con su espalda hacia el suelo, pero justo antes de aterrizar, logran girar y aterrizar sobre sus patas. Estos movimientos desafían las leyes de la física. ¿Por qué?
Una de las grandes inquietudes que se ha ido formando alrededor de los gatos, más allá de si tienen siete o nueve vidas, es la forma en la que caen al suelo. A finales de XIX, el físico y matemático escocés James Clerk Maxwell fue el primero en inquietarse e indagar sobre este tema. Lo hizo a partir de unas imágenes. (Lea: Policía explica que chimpancés en Pereira intentaron “lanzarse sobre el cuidador”)
En estas fotografías se podía ver la secuencia de la caída de un gato. Las imágenes comienzan con una persona sosteniendo al animal de las patas, de tal forma que su espalda quedara hacia el suelo, luego, cuando el animal es lanzado, flota en el aire con la espalda hacia el suelo y, finalmente, gira y aterriza sobre sus patas. Estos movimientos desafían las leyes de la física.
Pero, ¿cómo podía caer el gato en pie? Maxwell se dio a la tarea de encontrar la razón. Empezó realizando varios experimentos que consistían en dejar caer a algunos gatos desde diversas alturas. En unas oportunidades caían sobre casas y mesas. Solo hasta 1969 encontró una respuesta a este dilema.
Para ese entonces, determinó que el cuerpo del gato no había sido estudiado lo suficiente. Primero explicó que no se trata únicamente de un cuerpo cilíndrico. Luego, dijo que se debía ver de cerca cuando el animal va cayendo, pues en ese punto se puede observar que la parte superior e inferior del cuerpo giran en direcciones opuestas, lo que produce algo que se llama conservación del momento angular. (Puede ver: Descubren que los mamíferos se comían a los dinosaurios, a pesar de su gran tamaño)
En palabras más sencillas, es como cuando se bate chocolate con un molinillo, generalmente se hace en dos direcciones diferentes. Al realizarlo así, el cambio de momento angular es cero. Justamente esto es lo que pasa con el cuerpo de los gatos cuando caen. Con esta idea clara, al físico le surgió otra pregunta importante: ¿cómo hacía el gato para aterrizar sobre sus patas? La respuesta, explicó en su momento, está en las leyes físicas de la mecánica clásica. Cuando ponen sus patas delanteras muy cerca de su cuerpo, logran que el momento de inercia se reduzca; y, con las pastas traseras, se produce el efecto contrario.
“Estiran las piernas para crear el mayor momento de inercia posible. Como resultado, la parte superior del cuerpo gira en un gran ángulo, mientras que las piernas giran menos en la dirección opuesta”, explica en este artículo Manon Bischoff, física teórica. En cuanto a su columna vertebral, añade la física, como es extremadamente flexible, le permite que pueda realizar este movimiento.
“Una vez que la parte superior del cuerpo está en la posición correcta (es decir, la cabeza alineada en posición vertical sobre el suelo), los gatos pueden extender las patas delanteras, apretar las patas traseras y realizar el movimiento similar al de un molinillo en la dirección opuesta para que sus patas traseras también estén alineadas sobre el suelo”, concluyó Bischoff.
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Una de las grandes inquietudes que se ha ido formando alrededor de los gatos, más allá de si tienen siete o nueve vidas, es la forma en la que caen al suelo. A finales de XIX, el físico y matemático escocés James Clerk Maxwell fue el primero en inquietarse e indagar sobre este tema. Lo hizo a partir de unas imágenes. (Lea: Policía explica que chimpancés en Pereira intentaron “lanzarse sobre el cuidador”)
En estas fotografías se podía ver la secuencia de la caída de un gato. Las imágenes comienzan con una persona sosteniendo al animal de las patas, de tal forma que su espalda quedara hacia el suelo, luego, cuando el animal es lanzado, flota en el aire con la espalda hacia el suelo y, finalmente, gira y aterriza sobre sus patas. Estos movimientos desafían las leyes de la física.
Pero, ¿cómo podía caer el gato en pie? Maxwell se dio a la tarea de encontrar la razón. Empezó realizando varios experimentos que consistían en dejar caer a algunos gatos desde diversas alturas. En unas oportunidades caían sobre casas y mesas. Solo hasta 1969 encontró una respuesta a este dilema.
Para ese entonces, determinó que el cuerpo del gato no había sido estudiado lo suficiente. Primero explicó que no se trata únicamente de un cuerpo cilíndrico. Luego, dijo que se debía ver de cerca cuando el animal va cayendo, pues en ese punto se puede observar que la parte superior e inferior del cuerpo giran en direcciones opuestas, lo que produce algo que se llama conservación del momento angular. (Puede ver: Descubren que los mamíferos se comían a los dinosaurios, a pesar de su gran tamaño)
En palabras más sencillas, es como cuando se bate chocolate con un molinillo, generalmente se hace en dos direcciones diferentes. Al realizarlo así, el cambio de momento angular es cero. Justamente esto es lo que pasa con el cuerpo de los gatos cuando caen. Con esta idea clara, al físico le surgió otra pregunta importante: ¿cómo hacía el gato para aterrizar sobre sus patas? La respuesta, explicó en su momento, está en las leyes físicas de la mecánica clásica. Cuando ponen sus patas delanteras muy cerca de su cuerpo, logran que el momento de inercia se reduzca; y, con las pastas traseras, se produce el efecto contrario.
“Estiran las piernas para crear el mayor momento de inercia posible. Como resultado, la parte superior del cuerpo gira en un gran ángulo, mientras que las piernas giran menos en la dirección opuesta”, explica en este artículo Manon Bischoff, física teórica. En cuanto a su columna vertebral, añade la física, como es extremadamente flexible, le permite que pueda realizar este movimiento.
“Una vez que la parte superior del cuerpo está en la posición correcta (es decir, la cabeza alineada en posición vertical sobre el suelo), los gatos pueden extender las patas delanteras, apretar las patas traseras y realizar el movimiento similar al de un molinillo en la dirección opuesta para que sus patas traseras también estén alineadas sobre el suelo”, concluyó Bischoff.
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