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Dependiendo de los hábitos que se han formado a lo largo de la vida, las personas tienen unos momentos de alimentación a los que el cuerpo se acostumbre. (Le puede interesar: Nace el primer mono de células de embriones genéticamente distintos)
Una persona puede tener una rutina de alimentación de tres veces al día, en cantidades grandes para mantenerse satisfecha entre las comidas. Otras pueden tener hábitos de alimentación de cinco veces por semanas, aunque en cantidades más reducidas. Si ambas personas desayunan a las 9 am, mientras la primera seguirá saciada para las 11 am, la segunda sentirá la necesidad de ingerir una merienda.
La ciencia ha investigado estos comportamientos y ha llegado a conocer algunos de los mecanismos que hacen que funcione de esa forma. Un estudio publicado recientemente en la revista Nature encontró cuáles son las neuronas que influyen en esta actividad y hacia que parte del cerebro se dirigen.
Con base en una investigación que se publicó en 2021, los científicos ya sabían que parte de la alimentación se regula por medio de unos nervios que se encuentran en el intestino y se les conoce como vagos o vagales. Estos envían señales al cerebro en una región clave para la alimentación: el núcleo del tracto solitario. (Le recomendamos: Colombia y el sueño de tener energía nuclear, otra vez sobre la mesa)
Pero los investigadores fueron un poco más allá. Utilizando ratones, que tienen una estructura nerviosa y mecanismos similares a la de los humanos, analizaron cómo se comportaban esas señales nerviosas cuando ingerían comida en ciertas cantidades y después de esto.
Allí encontraron que actúan dos tipos de neurona. Las primeras son denominadas PRLH y actúan de manera intermitente entre la boca y el intestino. Cuando el alimento está en la boca, sus señales al cerebro se envían desde allí, pero, cuando llega al intestino, se originan en este. Estas serían las encargadas de mediar el ritmo con el que comemos y también el tiempo que nos tardamos en hacerlo, pero se desactivarían cuando terminamos de comer.
Por otra parte, se encuentran las neuronas GCG, que son parte del nuevo descubrimiento de los investigadores. Son las neuronas de la saciedad, que estarían relacionadas con la cantidad de comida que ingerimos y, sobre todo, en qué momento dejamos de comer porque el estómago ya se encuentra satisfecho. (También puede leer: Mensaje enviado desde nave a 16 millones de kilómetros de la Tierra llegó con éxito)
Si bien los testeos fueron realizados en ratones, los investigadores creen que son replicables en los humanos por la similitud en el funcionamiento de su sistema nervioso.
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