¿Por qué se cambió la manera en que se evalúa la actividad de los volcanes en Colombia?
Según el Servicio Geológico Colombiano (SGC), ya no existe ninguna categoría en la que se afirme que es probable que la erupción se dé en cuestión de días, semanas u horas, como pasaba antes. La conclusión del nuevo sistema es una: mientras un volcán esté activo, puede hacer erupción en cualquier momento.
El Servicio Geológico Colombiano (SGC) lleva más de un año trabajando en lo que ya es el nuevo sistema de clasificación de la actividad de las 26 estructuras volcánicas que estudian en nuestro país. Ya lo tenían listo y estaban a punto de presentarlo en público hace unos meses, justo cuando los indicadores del nevado del Ruiz, ubicado en medio de los departamentos de Tolima y Caldas, comenzaron a subir. “Eso nos paró el trabajo”, dice para El Espectador John Makario Londoño, director técnico de Geoamenazas de esa entidad. (Lea: Colombia cambia la manera en la que evalúa la actividad de sus volcanes)
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El Servicio Geológico Colombiano (SGC) lleva más de un año trabajando en lo que ya es el nuevo sistema de clasificación de la actividad de las 26 estructuras volcánicas que estudian en nuestro país. Ya lo tenían listo y estaban a punto de presentarlo en público hace unos meses, justo cuando los indicadores del nevado del Ruiz, ubicado en medio de los departamentos de Tolima y Caldas, comenzaron a subir. “Eso nos paró el trabajo”, dice para El Espectador John Makario Londoño, director técnico de Geoamenazas de esa entidad. (Lea: Colombia cambia la manera en la que evalúa la actividad de sus volcanes)
El resto es historia: las autoridades ordenaron evacuaciones y medidas de prevención, basadas en la clasificación de actividad que reportaba el SGC. El Ruiz había pasado de Amarrillo a Naranja (ya está de nuevo en Amarillo), lo que, según la anterior clasificación, indicaba una probabilidad de erupción “en semanas o días”. Justamente, eso es algo que cambia en el nuevo sistema, vigente desde ayer, que reconoce que predecir el comportamiento de un volcán es imposible para la ciencia. “La probabilidad sigue siendo evaluada y mostrada, pero ya no lo hacemos en escala de tiempo”, agrega Makario.
“En la nueva categorización, la probabilidad de una erupción está implícita en los estados de alerta por color: en estado de alerta Amarilla es más probable que en Verde, y en Naranja es más probable que en Amarilla, por ejemplo. Sin embargo, ya no existe ninguna categoría en la que se afirme que es probable que la erupción se dé en cuestión de días, semanas u horas, como pasaba antes”, agrega el SGC en una guía informativa. La conclusión del nuevo sistema es una: mientras un volcán esté activo, puede hacer erupción en cualquier momento. (Puede leer: La erupción del volcán Tonga creó un cráter de 850 metros bajo el mar)
No solo eso. El nuevo sistema cambia también la descripción de la mayoría de los estados de alerta (exceptuando el verde) y elimina la noción de que la actividad de un volcán puede ser progresiva: es decir, que va subiendo progresivamente de intensidad. “Lo cierto es que un volcán puede estar ´dormido´ un día, y al siguiente hacer erupción. Es como el agua, que puede pasar de un estado sólido a líquido, sin pasar por uno gaseoso. Así es un volcán”. Con la nueva clasificación, solo una de las estructuras que se monitorean cambió de estado. Se trata del complejo de domos del volcán Santa Isabel, que ahora está en Estado Amarillo.
El Espectador habló con Makario para conocer detalles de la decisión y sus implicaciones.
¿El cambio de “Nivel de actividad” por “Estado de alerta” es solo lingüístico?
Es lingüístico, pero no solo es eso. También hay un cambio en el significado de los estados de alerta. Es lingüístico porque cambiamos “Actividad” por “Alerta” que es lo que en realidad dice la ley. Los que nosotros damos son alertas, que se definen como un estado que se declara con anterioridad a la manifestación de un evento peligroso. Y eso se hace con base en el monitoreo del comportamiento del respectivo fenómeno, en este caso, el volcánico.
También cambiamos “Nivel” por “Estado”. Porque el primero nos daba la idea de un aumento o disminución progresivo, algo como nivel 1, 2, 3, 4 y 5. Cuando hablamos de “Estado”, eliminamos esa progresividad. Un estado puede saltar sin tener que hacer ninguna secuencia, algo que es mucho más preciso con la naturaleza de un volcán, que puede cambiar de un día para otro de estado de alerta verde a estado de alerta naranja, sin pasar por el amarillo. Eso es lo que queremos ahora expresar y que es importante para todos.
¿Por qué era importante hacer este cambio?
Porque con base en esta clasificación y sus descripciones, las autoridades pueden tomar decisiones. Entonces, dependiendo del contexto, las alertas tienen unos significados distintos y es importante que todos los colombianos comiencen a entender que, en el caso de los volcanes, las alertas van a indicar en qué estado de actividad está un volcán.
Además, las medidas que se deben tomar según cada alerta también cambian respecto al volcán. No es lo mismo que el Ruiz esté en estado de alerta naranja a que lo esté el Galeras.
¿Las descripciones de estos estados de alerta cambian respecto al sistema anterior?
Sí, cambiaron. Por ejemplo, en el sistema anterior el nivel de actividad amarillo era muy amplio. Después, el nivel de actividad naranja era, por el contrario, muy restrictivo. Ahora, precisamos mucho más esas descripciones. El estado de alerta amarillo está más acotado, sobre todo también porque estamos incluyendo un estado de alerta específico para cada volcán. Es decir, esto es lo general, pero al aplicarlo en cada volcán, el índice cambio. (Lea también: Piden que la geoingeniería climática sea prohibida temporalmente)
¿Es decir que, los indicadores que provocarían que el Ruiz pase de estado de alerta amarillo a naranja son distintos a los del volcán Galeras? ¿No hay un estándar?
Hay una clasificación general, que es esta, pero cada volcán se comporta de manera distinta. Entonces, al aplicarla, hay que individualizar en las características de cada estructura. No es lo mismo, por ejemplo, 100 sismos en el cráter del Ruiz, que 100 sismos en el cráter del volcán Cerro Machín. No tenemos unos valores tan rígidos, sino que es más preciso para cada volcán, lo que nos permite medir mejor la actividad de cada uno. Era un cambio que estábamos en deuda de aplicar desde hace varios años, en línea con el escenario global.
En el nuevo sistema, además, va a incluir recomendaciones a los tomadores de decisiones para cada estado de alerta. ¿Qué tan importante es eso?
Nos parece un aporte importante. Esto se hizo en conjunto con la Unidad Nacional de Gestión de Riesgo. El año pasado nos reunimos con ellos en varias ocasiones, también a principio de este año, con el objetivo de que este nuevo instrumento que creamos no fuera simplemente desde el punto de vista técnico y práctico para nosotros, sino que también sirviera como un instrumento para la gestión de riesgos de desastres por erupción volcánica.
Entonces, esas recomendaciones generales que se dan son una ayuda y una especie de guía para que los tomadores de decisiones y la comunidad en general, sepa al menos qué hacer o qué acciones tomar en cada una de esas alertas que tenemos. Esas recomendaciones también cambian según cada volcán. Las acciones en la alerta amarilla para el Ruiz no pueden ser las mismas que para el volcán Cerro Machín. De huevo, buscamos más precisión. (Le puede interesar: El 30 % de los latinoamericanos ha enfrentado un desastre en los últimos 20 años)
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