Prueban exitosamente una inyección anticonceptiva para gatas
Se trata del primer tratamiento genético diseñado específicamente para animales, que apunta a introducir una hormona que anula la ovulación. Tras cuatro años de la inyección, ninguna de las seis gatas que la recibió resultó preñada.
Hace unos meses, un estudio estimó que los gatos domésticos en Colombia han matado entre tres y 12 millones de aves en el país. Aunque son animales de casa, cuando se deja que salgan, pueden ser una amenaza para varias especies de fauna silvestre.
De hecho, según algunas cifras, los gatos domésticos del mundo han sido responsables de la extinción de por lo menos 63 especies. Esta situación se empeora con la población de gatos callejeros, pues estos no están domesticados y rondan las calles, sin ningún tipo de control.
Por eso, al hablar sobre ese tema, uno de los puntos que se suele discutir es cómo se pueden manejar mejores estrategias de esterilización de las gatas, para controlar la población felina callejera. Estos gatos, además, están expuestos a más peligros para ellos, como enfermedades e infecciones. (También puede leer: Los primates empezaron a masturbarse hace 40 millones de años, ¿para qué?)
Hasta el momento, ya existen varias medidas que apuntan a controlar la reproducción de gatas, pero cuentan con programas. Por ejemplo, los programas que las capturan, esterilizan y luego sueltan a los gatos pueden servir para controlar el crecimiento de la población, pero dependen de la disponibilidad de veterinarios para realizar el procedimiento.
Ahora, un grupo de investigadores en Estados Unidos publicó un artículo con la revista Nature Communications con los primeros resultados que dio la aplicación de una inyección anticonceptiva para esterilizar gatas.
Este tratamiento se trata de una terapia genética (la primera desarrollada exclusivamente para animales) que anula la ovulación. De ser completamente efectiva, esta sería una manera menos invasiva de hacer un control de la población de gatos.
Esta inyección administra un gen que penetra en las células musculares, para introducir la llamada hormona antimülleriana, o AMH, que interfiere en el desarrollo de los folículos ováricos. Así, se evitaría la gestación. (Le puede interesar: Una estrella y un exoplaneta llevarán nombres propuestos por un grupo colombiano)
Los primeros datos, consignados en el estudio, muestran que el nuevo método es eficaz, pues evitó el embarazo de las gatas por al menos dos años. A pesar de esto, es importante resaltar que el estudio fue muy pequeño, pues solo se llevó a cabo con nueve gatas. Seis de ellas fueron tratadas y las otras tres hicieron parte del grupo de control.
Cuatro años después de aplicar la inyección, ninguna de las gatas ha quedado preñada y tampoco se han observado efectos secundarios. Como explicó el autor principal del estudio, William Swansson, a El País, esto no sorprendió a los investigadores, pues “se trata de una proteína natural, que ya producen las hembras”. Lo que cambia es el nivel de concentración de la hormona, que frena la ovulación.
Limitar el tamaño del estudio también permitió que el equipo pudiera realizar un seguimiento cercano a cada una de las gatas. Tras analizar más de 15.000 muestras de caca liofilizado para determinar los niveles de estrógeno y progesterona, pudieron determinar la efectividad de la inyección.
De momento, los investigadores aclararon que se necesita mucha más investigación para respaldar estos resultados preliminares y que estudios más amplios confirmen la eficacia y seguridad del tratamiento para toda la vida de una gata.
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Hace unos meses, un estudio estimó que los gatos domésticos en Colombia han matado entre tres y 12 millones de aves en el país. Aunque son animales de casa, cuando se deja que salgan, pueden ser una amenaza para varias especies de fauna silvestre.
De hecho, según algunas cifras, los gatos domésticos del mundo han sido responsables de la extinción de por lo menos 63 especies. Esta situación se empeora con la población de gatos callejeros, pues estos no están domesticados y rondan las calles, sin ningún tipo de control.
Por eso, al hablar sobre ese tema, uno de los puntos que se suele discutir es cómo se pueden manejar mejores estrategias de esterilización de las gatas, para controlar la población felina callejera. Estos gatos, además, están expuestos a más peligros para ellos, como enfermedades e infecciones. (También puede leer: Los primates empezaron a masturbarse hace 40 millones de años, ¿para qué?)
Hasta el momento, ya existen varias medidas que apuntan a controlar la reproducción de gatas, pero cuentan con programas. Por ejemplo, los programas que las capturan, esterilizan y luego sueltan a los gatos pueden servir para controlar el crecimiento de la población, pero dependen de la disponibilidad de veterinarios para realizar el procedimiento.
Ahora, un grupo de investigadores en Estados Unidos publicó un artículo con la revista Nature Communications con los primeros resultados que dio la aplicación de una inyección anticonceptiva para esterilizar gatas.
Este tratamiento se trata de una terapia genética (la primera desarrollada exclusivamente para animales) que anula la ovulación. De ser completamente efectiva, esta sería una manera menos invasiva de hacer un control de la población de gatos.
Esta inyección administra un gen que penetra en las células musculares, para introducir la llamada hormona antimülleriana, o AMH, que interfiere en el desarrollo de los folículos ováricos. Así, se evitaría la gestación. (Le puede interesar: Una estrella y un exoplaneta llevarán nombres propuestos por un grupo colombiano)
Los primeros datos, consignados en el estudio, muestran que el nuevo método es eficaz, pues evitó el embarazo de las gatas por al menos dos años. A pesar de esto, es importante resaltar que el estudio fue muy pequeño, pues solo se llevó a cabo con nueve gatas. Seis de ellas fueron tratadas y las otras tres hicieron parte del grupo de control.
Cuatro años después de aplicar la inyección, ninguna de las gatas ha quedado preñada y tampoco se han observado efectos secundarios. Como explicó el autor principal del estudio, William Swansson, a El País, esto no sorprendió a los investigadores, pues “se trata de una proteína natural, que ya producen las hembras”. Lo que cambia es el nivel de concentración de la hormona, que frena la ovulación.
Limitar el tamaño del estudio también permitió que el equipo pudiera realizar un seguimiento cercano a cada una de las gatas. Tras analizar más de 15.000 muestras de caca liofilizado para determinar los niveles de estrógeno y progesterona, pudieron determinar la efectividad de la inyección.
De momento, los investigadores aclararon que se necesita mucha más investigación para respaldar estos resultados preliminares y que estudios más amplios confirmen la eficacia y seguridad del tratamiento para toda la vida de una gata.
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