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Un estudio recién publicado en Royal Society Open Science concluyó que el cerebro de los perros reacciona de manera distinta a los estímulos generados por los humanos que aquellos generados por otros perros, lo que podría sugerir que ha evolucionado para reconocer las voces humanas.
Anna Bálint, neurocientífica canina de la Universidad Eötvös Loránd, en Budapest, Hungría, reclutó a 17 perros de distintas razas como border collie, golden retriever y un pastor alemán, para su experimento. Antes de ubicar los electrodos en la cabeza de los caninos, se les adiestró para que pudieran permanecer quietos durante varios minutos. Posteriormente, se les realizó un electroencefalograma para medir las ondas cerebrales. (Puede leer: Aplazan ensayo del cohete de la Nasa para la Luna)
Mientras los perros tuvieron los electrodos conectados, se reprodujeron distintos audios con sonidos realizados por humanos, como el balbuceo de un bebé, risas o tos, y también ladridos, olfateos o jadeos de perros. Además, los investigadores clasificaron estos sonidos en dos grupos: emociones positivas o neutras, según el contexto en el que se reprodujera. Sin embargo, no utilizaron sonidos “negativos” para no asustar a los animales.
Los investigadores, liderados por Bálint obtuvieron dos resultados importantes. El primero de ellos se produjo en los primeros 250 a 650 milisegundos. En este lapso se evidenció un cambio en las ondas cerebrales que, según los cambios que experimentan los humanos durante ese mismo intervalo, podría asociarse a que estos animales están averiguando quién está emitiendo el sonido y cómo deben responder. (Puede interesarle: La vainilla es el olor favorito en diferentes culturas, según estudio)
El segundo resultado vino después de ese periodo. Las ondas cerebrales fueron diferentes cuando los perros escucharon los sonidos humanos a cuando escucharon a otros perros. Según el portal Science “las ondas eran eléctricamente más positivas en respuesta a las vocalizaciones humanas y más negativas en respuesta a los sonidos caninos”.
Aunque aún no se sabe cuál es el proceso cerebral que les permite procesar de manera distinta los sonidos dependiendo de quien los emita, Jeffrey Katz, neurocientífico cognitivo de la Universidad de Auburn, en Estados Unidos, considera que este trabajo es fundamental, pues acerca a la ciencia a develar esa duda. Esto, además, podría ayudar a los expertos caninos a entrenar de mejor manera a los perros.
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