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Desde que Rusia invadió Ucrania se ha desatado una serie de repercusiones económicas, políticas, sociales y, por supuesto, en ciencia e investigación. Cancelándose lanzamientos, contratos rotos entre centros de investigación y una guerra de palabras por parte de Dmitry Rogozin, líder de la Agencia Espacial Rusa que cada día crece más. (Lea: [En vivo] Ucrania y Rusia retoman el diálogo en medio de bombardeos a Kiev)
Por eso, el regreso a la Tierra del astronauta estadounidense Mark Vande Hei, quien lleva 355 días en el espacio en la Estación Espacial Internacional (ISS), está en peligro. Sin embargo, la NASA ha insistido en que su retorno permanece sin cambios.
Se tiene previsto que Vande Hei, de 55 años, regrese a la Tierra el miércoles 30 de marzo con dos rusos a bordo de una cápsula Soyuz para aterrizar en Kazajistán. De completarse esta misión, el estadounidense romperá el récord de un solo vuelo espacial estadounidense de 340 días.
El estadounidense, quien es un coronel retirado del Ejército, llegó a la Estación Espacial Internacional en abril del año pasado junto a Pyotr Dubrov y otro astronauta ruso. Él y Dubrov se quedaron más tiempo porque tenían la misión de acomodar a un equipo de filmación ruso en octubre.
Vande Hei admitió que a medida que se fueron conociendo las noticias de la invasión de Rusia a Ucrania, él y sus otros dos compañeros rusos han evitado conversar de este tema. “No hemos hablado demasiado de eso. No estoy seguro de que realmente queramos ir allí”, confesó el estadounidense a The Guardian. (Puede leer: ¡Hagamos ciencia, no la guerra!: científicos rusos en rechazo a invasión de Ucrania)
Pese a las tensiones, la NASA quiere mantener la estación espacial en funcionamiento hasta 2030. Un propósito que comparte con las agencias espaciales europea, japonesa y canadiense. Kathy Lueders, jefa de vuelos espaciales tripulados de la NASA, señaló al medio británico que “sería un día triste para las operaciones internacionales si no podemos continuar operando pacíficamente en el espacio. Sería muy difícil hacerlo solo”.
Además de amenazar con retirarse de la estación espacial y lanzarla sobre Estados Unidos, Europa o cualquier otro lugar, Rogozin tenía banderas de otros países cubiertas en un cohete Soyuz que esperaba el despegue a principios de este mes. El lanzamiento se canceló porque la empresa rechazó que los satélites se usaran con fines militares. El gobierno británico suspendió el respaldo financiero. (Lea también: La ciencia, otra víctima de la guerra entre Rusia y Ucrania)