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Parece que la historia de los tres astronautas varados (dos rusos y uno estadounidense) en la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés) ya tiene una fecha de fin. Al menos así lo ha dado a conocer este martes a través de un comunicado la Corporación Espacial Estatal Roscosmos, la agencia espacial de Rusia. (Puede leer: Encuesta en EE.UU sugiere riesgos de intentar bajar la fiebre en menores de edad)
Luego de que sus planes por rescatarlos a bordo de la nave Progress MS-21 fracasaran, tras detectar fugas de refrigerante por cuenta de un impacto externo, Roscosmos anunció la nueva fecha de lanzamiento de la nave Soyuz MS-22, en la que esperan traer de regreso a los tres astronautas varados desde mediados de diciembre de 2022.
“Basándose en la información recibida, la comisión estatal tomó la decisión de lanzar la nave espacial Soyuz MS-23 a la ISS en modo sin tripulación. El lanzamiento está previsto para el 24 de febrero y su acoplamiento a la estación para el 26 de febrero”, aseguró la agencia espacial rusa. Sin embargo, agregaron que hay algunos cambios respecto al cronograma original. (Le puede interesar: No, con el “Reloj del fin del mundo” no llega el apocalipsis)
“Inicialmente estaba previsto que Serguéi Prokópiev, Dmitri Petelin y Francisco Rubio aterrizaran a bordo de la nave Soyuz MS-22 el 28 de marzo de 2023. Ahora los planes prevén su aterrizaje a bordo de la nave espacial Soyuz MS-23 en septiembre de 2023″, aclaró en el comunicado Roscosmos, según citó la agencia de noticias rusa, TASS.
Cabe recordar que Prokópiev, Petelin y Rubio se encuentran varados en la ISS desde el 15 de diciembre de 2021, cuando se produjo una fuga en el circuito de refrigerante en la nave espacial Soyuz MS-22 que se encuentra acoplada la estación espacial. (También puede leer: Mechones de presidentes de EE.UU. rumbo al espacio)
Ahora, gracias a una serie de imágenes que fueron obtenidas por Roscosmos, la agencia espacial pudo concluir que las fugas de refrigerante en la Soyuz MS-22 y en la Progress MS-21, fueron causadas por impactos externos y no por fallas propias de las naves.