Telescopio de la NASA halló en una nube helada moléculas claves para la vida
Los hielos identificados, gracias al James Webb, son portadores de elementos claves como oxígeno, nitrógeno, carbono y azufre.
James Webb, el telescopio de la NASA más grande que se ha lanzado al espacio, permitió que un grupo de investigadores exploraran una nube molecular situada a 500 años luz de la Tierra. En esta región particularmente fría, densa y difícil de investigar, encontraron moléculas congeladas que funcionan como “componentes básicos de la vida”.
De acuerdo con la Agencia Espacial Europea (ESA), el equipo identificó formas congeladas de dióxido de carbono, amoníaco, metano, metanol, además de hielos simples como el agua. (Lea: De ciervos a nutrias marinas: así cambió la alimentación de los lobos con el tiempo)
Además de ser un ingrediente vital, ya que los hielos son los principales portadores de varios elementos ligeros clave como carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno y azufre, estas moléculas congeladas contienen varios elementos que son componentes centrales de las atmósferas planetarias y de sustancias como azúcares, alcoholes y aminoácidos simples, que permiten la formación de un planeta habitable.
“Estas observaciones abren una nueva ventana a las vías de formación de las moléculas simples y complejas que se necesitan para fabricar los componentes básicos de la vida”, afirmó Melissa McClure, astrónoma del Observatorio de Leiden, investigadora principal del programa de observación y autora principal del artículo donde se dieron a conocer los resultados. (Le puede interesar: Las teorías sobre el complejo estudio del centro de la Tierra)
Según la NASA, “los investigadores estudiaron cómo las moléculas heladas del interior absorbían la luz de las estrellas más allá de la nube molecular. Este proceso nos dejó “huellas dactilares químicas” o líneas de absorción, que podrían compararse con datos de laboratorio para identificar las moléculas.
Para Klaus Pontoppidan, científico del proyecto Webb en el Instituto de Ciencias del Telescopio Espacial, quien también participó en esta investigación, no hubiese sido posible identificar estos elementos sin el telescopio James Webb. “Los hielos aparecen como depresiones contra un continuo de luz estelar de fondo. En regiones que son así de frías y densas, gran parte de la luz de la estrella de fondo está bloqueada y la exquisita sensibilidad de Webb fue necesaria para detectar la luz de las estrellas y, por lo tanto, identificar los hielos en la nube molecular”.
James Webb, el telescopio de la NASA más grande que se ha lanzado al espacio, permitió que un grupo de investigadores exploraran una nube molecular situada a 500 años luz de la Tierra. En esta región particularmente fría, densa y difícil de investigar, encontraron moléculas congeladas que funcionan como “componentes básicos de la vida”.
De acuerdo con la Agencia Espacial Europea (ESA), el equipo identificó formas congeladas de dióxido de carbono, amoníaco, metano, metanol, además de hielos simples como el agua. (Lea: De ciervos a nutrias marinas: así cambió la alimentación de los lobos con el tiempo)
Además de ser un ingrediente vital, ya que los hielos son los principales portadores de varios elementos ligeros clave como carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno y azufre, estas moléculas congeladas contienen varios elementos que son componentes centrales de las atmósferas planetarias y de sustancias como azúcares, alcoholes y aminoácidos simples, que permiten la formación de un planeta habitable.
“Estas observaciones abren una nueva ventana a las vías de formación de las moléculas simples y complejas que se necesitan para fabricar los componentes básicos de la vida”, afirmó Melissa McClure, astrónoma del Observatorio de Leiden, investigadora principal del programa de observación y autora principal del artículo donde se dieron a conocer los resultados. (Le puede interesar: Las teorías sobre el complejo estudio del centro de la Tierra)
Según la NASA, “los investigadores estudiaron cómo las moléculas heladas del interior absorbían la luz de las estrellas más allá de la nube molecular. Este proceso nos dejó “huellas dactilares químicas” o líneas de absorción, que podrían compararse con datos de laboratorio para identificar las moléculas.
Para Klaus Pontoppidan, científico del proyecto Webb en el Instituto de Ciencias del Telescopio Espacial, quien también participó en esta investigación, no hubiese sido posible identificar estos elementos sin el telescopio James Webb. “Los hielos aparecen como depresiones contra un continuo de luz estelar de fondo. En regiones que son así de frías y densas, gran parte de la luz de la estrella de fondo está bloqueada y la exquisita sensibilidad de Webb fue necesaria para detectar la luz de las estrellas y, por lo tanto, identificar los hielos en la nube molecular”.