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Hasta el 1 de noviembre estarán expuestos por primera vez en Colombia, los fósiles originales de las vértebras y costillas de una de las criaturas más impresionantes de la era posterior a los dinosaurios, conocida como Paleoceno: la Titanoboa cerrejonensis, una mega serpiente que podía alcanzar hasta 15 metros de largo y que habitó en Colombia hace sesenta millones de años.
Durante años, estas piezas que permitieron reconstruir esta parte de la historia de la Tierra permanecieron en laboratorios de Estados Unidos. Nunca antes habían sido expuestos en Colombia, donde fueron encontrados en 2005. Sin embargo, ahora están disponibles en el Museo Geológico Nacional José Royo, en Bogotá, donde el Servicio Geológico Colombiano (SGC) inauguró la exposición de los restos fósiles originales de este espécimen.
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Los visitantes podrán encontrar, además de los fósiles, elementos gráficos como un modelo en 2D a tamaño real de la serpiente, un pendón explicativo sobre el paleoclima y el paleoambiente de la Titanoboa, y material informativo detallado sobre sus características físicas, hábitos alimenticios y dimensiones para conocer más sobre la especie.
En el centro de la vitrina se exhibe una comparativa visual entre una vértebra de una anaconda actual y una de Titanoboa. Ambas piezas, réplicas precisas de los originales, forman parte de la exhibición permanente del museo. Además, dos juegos de fósiles originales, compuestos por vértebras y costillas ensambladas, fueron integrados a la vitrina dos semanas antes del lanzamiento oficial de la exposición, y permanecerán allí hasta el final de la misma.
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Así fue como descubrieron los fósiles
El primer registro de Titanoboa cerrejonensis fue encontrado en 2005 en las rocas de El Cerrejón, La Guajira, por el paleontólogo Edwin Cadena. En ese momento se creía que los restos correspondían a un cocodrilo gigante, pero el hallazgo de cráneos, vértebras y costillas de otros 29 ejemplares en expediciones posteriores, permitieron confirmar que se trataba de una criatura jamás vista.
En febrero de 2009, la revista científica Nature publicó las conclusiones de la investigación, liderada por el Instituto Smithsonian de Investigación Tropical, en Panamá, y el Museo de Historia Natural de Florida, Estados Unidos donde se reveló que los fósiles correspondían a una serpiente gigante capaz de engullir un cocodrilo normal en un solo bocado y que, por sus características, pertenecía a la subfamilia Boinae, que incluye las boas y anacondas actuales.
Los fósiles además brindaron información valiosa sobre el ambiente del Paleoceno, cuando La Guajira era una selva comparable al Amazonas actual. La investigación reveló que, hace 60 millones de años, El Cerrejón era una inmensa jungla donde todo era más cálido, más húmedo y más grande que hoy.
Según el estudio, en esa época las temperaturas medias podían haber rondado los 85 grados Fahrenheit o más (29 °C). Por las cuencas de los ríos nadaban tortugas con caparazones del doble del tamaño de las tapas de las alcantarillas y cocodrilos de más de tres metros de largo. También habrían existido peces de al menos dos metros de largo, es decir, dos o tres veces el tamaño de sus primos amazónicos modernos.
“La relación entre el tamaño de la Titanoboa y las condiciones climáticas de su época ofrece nuevas perspectivas sobre fenómenos climáticos pasados. Estos datos son esenciales para comprender el calentamiento global actual”, señala Julio Fierro, director general del SGC.