Un colombiano, el nuevo director científico del Jardín Botánico de Nueva York
Mauricio Diazgranados es el nuevo director científico de uno de los jardines botánicos más importantes del mundo. Allí está el herbario más grande de las Américas y una biblioteca con robusto archivo de 11 millones de elementos. El Espectador conversó con él.
Sergio Silva Numa
Hace un par de semanas el Jardín Botánico de Nueva York, uno de los más importantes del mundo, publicó un breve comunicado en el que anunciaba un cambio en su equipo. El NYBG, como lo conocen por su sigla en inglés, advertía que acababa de ampliar “su célebre equipo científico con el nombramiento de académicos de renombre internacional”. Entre ellos estaba el colombiano Mauricio Diazgranados, quien fue designado como su director científico y decano del Centro Internacional de Ciencias de las Plantas. (Lea El mundo se rajó en la meta de garantizar el acceso universal a agua potable)
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Hace un par de semanas el Jardín Botánico de Nueva York, uno de los más importantes del mundo, publicó un breve comunicado en el que anunciaba un cambio en su equipo. El NYBG, como lo conocen por su sigla en inglés, advertía que acababa de ampliar “su célebre equipo científico con el nombramiento de académicos de renombre internacional”. Entre ellos estaba el colombiano Mauricio Diazgranados, quien fue designado como su director científico y decano del Centro Internacional de Ciencias de las Plantas. (Lea El mundo se rajó en la meta de garantizar el acceso universal a agua potable)
“Es como tocar el techo; es estar en el cielo. Es la posibilidad de liderar la investigación a nivel global en una de las instituciones más poderosas del planeta”, dice ahora desde Londres. Habla desde el lugar que en el que ha trabajado durante los últimos siete años: el Real Jardín Botánico de Kew, otro espacio con el que sueñan los botánicos.
Diazgranados, PhD en Biología, fue seleccionado entre varios candidatos, tras un proceso que inició en octubre del 2022. Tras cuatro meses, cuenta, le ofrecieron el nuevo puesto donde estará a cargo de cerca de cien científicos. En medio del herbario más grande de las Américas, con 7,8 millones de especímenes de plantas y hongos, y de una biblioteca con ejemplares de hace diez siglos, espera estrechar su vínculo con Colombia y ayudar a proteger la biodiversidd del planeta. El Espectador conversó con él.
Háblenos sobre su nuevo cargo. ¿Qué va a hacer, específicamente, en el Jardín Botánico de Nueva York?
El cargo es Chief Science Officer y decano del Centro Internacional de Ciencias de las Plantas. Lo que resume Director Científico del Jardín Botánico de Nueva York, uno de los jardines botánicos más importantes del mundo. Siempre he considerado que los tres jardines botánicos más importantes son el Jardín Botánico de Kew, donde me encuentro en este momento, el Jardín Botánico de Nueva York y el Jardín Botánico de Missouri.
El ofrecimiento del cargo fue a través de un buscador de talentos. Me contactaron desde octubre. Estuvieron haciendo una búsqueda exhaustiva de personas en todo el mundo y luego de cuatro meses de un proceso de selección, me ofrecieron el cargo. Voy a estar a cargo de, aproximadamente, 100 científicos de nivel doctoral que tienen colaboraciones con más de 250 instituciones en 49 países.
Estos jardines botánicos son, además de unas instalaciones para el turista, y colecciones para recreación, centros de educación y de investigación y tienen responsabilidades a nivel global. Entonces, si pensamos, por ejemplo, en la misión del Jardín Botánico de Nueva York, es preservar y proteger la diversidad de vida sobre el planeta y los recursos naturales, además de mejorar la calidad de vida de las personas a través de la educación, del entrenamiento y del empoderamiento de la siguiente generación al cuidado del medio ambiente.
Pero, también tiene responsabilidades globales. El Jardín Botánico de Nueva York tiene, por ejemplo, el herbario más grande y más importante de las Américas. Cuenta con, aproximadamente, 7.8 millones de especímenes. Tiene la biblioteca botánica y de horticultura más importante del mundo, con 11 millones de ítems que cubren un rango de diez siglos. Tiene laboratorios de última generación, donde se trabaja desde la genómica, para entender la evolución de las plantas. No solamente se investiga en plantas, también en hongos.
Y además tiene un programa muy robusto de educación. En el momento tiene al año 330.000 personas involucradas en los programas de educación, entre los que se encuentran más de 80.000 niños del Bronx y 3.000 educadores. La influencia que tiene el Jardín Botánico de Nueva York es brutal.
El jardín recibe más de un millón de visitantes al año. Y nuestra idea, y también por eso el interés de ofrecerme la posición, es que el Jardín Botánico de Nueva York se vuelva una institución que lidere la transformación de las ciudades hacia una mayor convivencia con la naturaleza.
¿Qué significa para un botánico llegar al Jardín Botánico de Nueva York?
Para mí es como llegar al techo. Es decir, es estar en el cielo; es la posibilidad de liderar la investigación a nivel global en una de las instituciones más poderosas del planeta, con los mejores científicos, con las mejores instalaciones, localizada en la capital del mundo, y con el poder de cambiar la mente y de generar una huella muy importante en el planeta.
Pero tampoco es fácil, supongo, dejar el Kew, otro de los lugares fascinantes para los botánicos.
No, va a ser difícil, porque de hecho ya llevo 7 años en Kew y realmente nunca pensé dejarlo. Mi posición, obviamente, es más modesta, pero desde acá he hecho grandes cosas por Sudamérica y por Colombia. Creo que ahora voy a poder hacer mucho más. A veces muchos de los “expatriados” podemos contribuir más con el país desde afuera que estando en Colombia.
Sin duda; mientras estuvo en el Kew, usted siempre mantuvo un enlace con Colombia. Un buen ejemplo es el Catálogo de Plantas Útiles de Colombia y el Catálogo de Hongos. ¿Cómo espera mantener ese vínculo?
El Kew no tenía una experiencia de trabajo en Colombia. Cuando llegué montamos el programa de Kew - Colombia Bio para apoyar el programa de Colombia Bio del gobierno en ese momento para la transformación de la economía colombiana hacia una economía verde. Lo lanzamos en el año 2017 y, desde entonces, hemos llevado a cabo 16 proyectos en Colombia que involucraron a más de 250 investigadores. Conseguimos, aproximadamente, 5.5 millones de libras para llevar a cabo estos proyectos. Logramos desarrollar cerca de 200 productos entre publicaciones científicas, artículos en revistas, libros, herramientas educativas, videos, plataformas, etc. Logramos traer muchos colombianos a Reino Unido que se capacitaron, se formaron y regresaron al país y están en este momento contribuyendo con la ciencia en Colombia. Así que yo creo que fue muy exitoso.
El último pequeño proyecto lo estamos cerrando este mes. Un proyecto que hicimos en asociación con una organización que se llama E3 para desarrollar el ecoturismo de base comunitaria en áreas recientemente afectadas por el conflicto; hemos trabajado en cómo la ciencia puede aportar conocimiento. Escogimos dos áreas piloto, la Serranía de las Quinchas, principalmente en el municipio de Otanche, y la serranía del Perijá, en los municipios de Jagua, de Ibirico y Becerril. Desarrollamos las calles de plantas y hongos los útiles. Y hoy en día estas comunidades están saliendo adelante a partir del ecoturismo de base comunitaria.
Entonces, básicamente logramos desarrollar investigación en muchas áreas y la idea es que esas conexiones, esa red de colaboración continúe y, por supuesto, mi interés es ahora que me traslado a Nueva York, continuar con una línea de acción y de investigación muy fuerte en Colombia.
El Jardín Botánico de Nueva York, además, tiene una tradición histórica de trabajo en el continente americano. En Colombia, también. Por ejemplo, en los páramos. Dos de las publicaciones científicas más importantes en la botánica relacionada con los páramos fueron hechas por el Jardín Botánico de Nueva York.
Y las colecciones científicas de los páramos y de la flora amazónica y de los ecosistemas en general del norte de Sudamérica y Nueva York son muy importantes. En ese momento hay algunos colombianos trabajando allá.
Parte de su trabajo ha sido darle, desde la ciencia, un impulso al ecoturismo. Pero, a veces, no parece tan sencillo. ¿Qué nos hace falta para robustecer esos procesos?
Yo creo que todo se basa en cooperación interdisciplinaria, en donde, desde las diferentes experiencias, se pueda aportar a desarrollar ese tipo de actividades. En el caso del ecoturismo, por ejemplo, nosotros desde las ciencias no tenemos mayor conocimiento sobre cómo se debe desarrollar la actividad turística. Nosotros tenemos conocimiento de los atractivos desde el punto de vista biológico que podemos encontrar en ambientes biodiversos de Colombia. Por eso nos asociamos con personas expertas en desarrollo de ecoturismo sostenible: con sociólogos, que se encargan de entender las dinámicas sociales de las comunidades, o con economistas, para crear los paquetes que sean atractivos y sostenibles a largo plazo y rentables. Y entre todos, con el apoyo de la comunidad, hacemos un proceso de creación de esos contenidos, de creación de esos paquetes y de acompañamiento. Hoy muchas de esas situaciones requieren de la cooperación desde muchas áreas.
Hay otro trabajo muy valioso que ustedes han hecho en torno a la relación de las comunidades con las plantas y los hongos. ¿Hay un hallazgo particular que recuerde mientras hacía ese trabajo?
Sí. Tiene que ver con último proyecto, del que estamos a punto de publicar una cartilla de hongos de la Serranía del Perijá, del bosque seco de las partes bajas. Cuando uno piensa en los hongos, normalmente los asocia con ambientes húmedos, pero no con un bosque seco. Y realmente los hongos están en todas partes. Cuando antes no había ni un solo reporte de hongos para esta región, hoy tenemos decenas y decenas de reportes que estamos a muy poco de publicar. No solo eso; tenemos la sospecha de que hemos encontrado algunas especies nuevas; pero lo que es más importante, la comunidad, que anteriormente no creía que había hongos, se ha dado cuenta de que están llenos de ellos. Eso ha despertado la pasión de ellos por los hongos. Hoy ya están ofreciendo rutas turísticas de micoturismo en Perijá.
Es decir, uno puede ir a Perijá a partir de los recursos en línea que tenemos nosotros, y puede contactar a los guías locales para que le haga un recorrido de micoturismo, en donde el guía lo lleva y le va mostrando los diferentes hongos que tiene.
Hemos encontrado, además, que hay una pasión enorme en las comunidades por los hongos. Eso ha revivido el uso tradicional, por ejemplo, de los hongos comestibles. En Quinchas, ya hay algunas familias que están comenzando a cultivar sus propios hongos para consumo. Eso es fabuloso. Es un motivo de satisfacción para un biólogo.
A propósito, en los últimos años, hay una especie de boom por los hongos. ¿Qué tiene de fascinante este reino?
Es el reino olvidado. Cuando hablamos de la “ceguera botánica”, en el caso de los hongos, esa ceguera es mucho más grande. Cuando logramos abrir los ojos al fascinante mundo de los hongos, no podemos dejar de verlos por todas partes: los usamos a diario, son importantísimos y pueden ser realmente una fuente que nos permita mejorar nuestra calidad de vida en todo sentido. Yo como hongos casi todos los días; diría que el 90% de los días como hongos en diversas maneras. Pero si, además de eso, incluyo los productos que necesariamente tienen algún tipo de interacción con hongos, yo diría que es el 100%. Hasta una cerveza es producto de la fermentación de hongos, o el vino, o el queso, o el sabor del chocolate. Los granos de cacao tienen que dejarse secando y tienen que subir un proceso de fermentación para obtener ese sabor característico. Entonces, básicamente, los hongos son omnipresentes.
Además, si se saben usar de una manera correcta, nos ayudan en los procesos de control de plagas, al incremento de la producción agrícola, a la aceleración de los procesos de restauración de ecosistemas. Y tienen un montón de aplicaciones en el campo médico e, incluso, en el sector industrial: ya se han empezado a hacer zapatos con cuero de hongos, y hay unas aplicaciones muy interesantes para degradación de contaminantes. De hecho, también en la cosmética. Las indígenas Wayuu se pintan la cara con un hongo para protegerse del sol, y eso hace parte de su cultura.
Cambiemos de tema. A finales del año pasado, en la COP15, se logró un acuerdo para proteger la biodiversidad. Fue histórico, pero falta un camino muy largo por recorrer. ¿Ve muchos obstáculos a la vista o prefiere ver el vaso medio lleno?
Veo un camino, pero es un camino duro y tenemos que apretar la marcha, porque si no, no lo vamos a lograr. La meta de 30x30, es decir, de lograr tener el 30% de las áreas conservadas o en figuras de conservación para el año 2030, es una meta importante. En el caso de Colombia, todavía nos falta bastante, sobre todo en el área continental.
Esa conservación tiene que ser efectiva. Y para que esa conservación sea efectiva, tenemos que tener las herramientas que nos permitan monitorearlo. Eso implica desarrollar una serie de métricas para evaluar la biodiversidad y para monitorearla. Esas métricas están apenas en discusión y es muy difícil concretarlas.
Un ejemplo: cuando quedan muy pocos individuos de una especie, empiezan a cruzarse entre ellos mismos y se comienzan a desarrollar enfermedades congénitas. Eso conduce a la degradación de los linajes y, en últimas, a la extinción. Eso es lo que se llama un embudo de extinción. Para evitarlos, hay que tener un tamaño mínimo poblacional, que se llama el “tamaño efectivo de la población”, es decir, el número mínimo de individuos que tú tienes que tener de una especie para que esa especie no entre en un embudo de extinción.
¿Cuál es el número efectivo de la población de las especies? Eso es complicado. Tal vez es más fácil en animales porque podemos calcular la capacidad de entrecruzamiento entre los individuos. En plantas es un tema supremamente complejo, porque, a veces, hay polinización cruzada, pero, a veces, hay individuos que son hermafroditas que se reproducen a sí mismos. O a veces hay reproducción vegetativa. Y determinar el tamaño efectivo para una especie de plantas es un proyecto que puede durar varios años.
Entonces, estamos corriendo porque necesitamos saber si los tamaños poblacionales de las especies de interés que queremos conservar son efectivos para que no haya embudos de extinción, pero no sabemos cómo medirlos. O si lo sabemos no hay suficientes personas que lo estén haciendo. Necesitaríamos millones de científicos investigando que tengamos los tamaños mínimos de las especies para que no se nos extingan por embudos de extinción.
Declarar un área conservada no es suficiente porque hay extinción por cambio climático y por una serie de factores que están más allá del alcance de, simplemente, trazar una línea alrededor de un área de conservación. Hay que monitorear que las especies permanezcan y ese monitoreo tiene que partir por saber que las poblaciones de las especies son viables a largo plazo. Para determinar eso, requieres proyectos de investigación complejos y recursos. Así que lo que necesitamos muchísimos más investigadores. Necesitamos países enteros que apoyen el desarrollo de la ciencia. Necesitamos muchísimos más biólogos y ecólogos; muchísimos más. Si no, el planeta se nos va a salir de las manos.
¿Hacia dónde cree que debería dirigir la mirada alguien que esté en la Presidencia de Colombia?
Colombia es uno de los grandes tesoros del planeta. Y el mandatario colombiano tiene la responsabilidad no solo de proteger los recursos naturales que recibe cuando asume su mandato, sino que debería tener la responsabilidad de entregarlo en mejor estado una vez finalice su período. Pero lo que hemos tenido históricamente es que el mandatario recibe el inventario de recursos naturales y lo entrega con millones de hectáreas menos de bosque. Y no pasa nada. Entonces, es una responsabilidad que, además, va mucho más allá del contexto nacional, porque la biodiversidad colombiana es de importancia global. Si dejamos que desaparezca estamos afectando a todo el planeta.
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