Una ballena azul murió hace 26 años, pero su esqueleto sigue transpirando petróleo
Según explicaron los funcionarios del Museo Ballenero de New Bedford, en Massachusetts, el cuerpo de esta ballena fue encontrado en 1998 en la proa de una embarcación de petróleo. Al parecer, murió luego de que fuera golpeado por una hélice de otro barco petrolero en Nueva Escocia.
El Museo Ballenero de New Bedford, en Massachusetts, se caracteriza por albergar una de las colecciones de ballenas más valiosas del mundo. En sus instalaciones están alojados cinco esqueletos de ballenas. Sin embargo, uno de ellos ha acaparado la atención.
Se trata del esqueleto de una ballena azul que al parecer murió hace 26 años. De acuerdo con los trabajadores del museo, su esqueleto gotea petróleo y no ha dejado de hacerlo durante, al menos, más de un cuarto de siglo.
Según explicaron los funcionarios, el cuerpo de esta ballena fue encontrado en 1998 en la proa de una embarcación de petróleo. Al parecer, murió luego de que fuera golpeado por una hélice de otro barco petrolero en Nueva Escocia.
Una vez encontraron el cuerpo de la ballena, que estaba en la Bahía de Narragansett, en Rhode Island, el equipo del museo le quitó toda la carne al ejemplar y le limpió cada uno de los huesos. Este proceso, según comentaron los funcionarios, implicó que fuera necesario sumergirlos en el puerto de New Bedford durante cinco meses. Luego, los embalsamaron.
Bob Rocha, Curador Asociado de Ciencia e Investigación del Museo Ballenero de New Bedford, en entrevista con el medio Popular Science, explicó que si bien el equipo había hecho un buen trabajo limpiando los huesos, “no lograron sacar todo el petróleo”.
Las ballenas, dentro de su médula ósea, tienen aceite, el cual les ayuda a mantener su flotabilidad y también las permite proveer la fuente de energía de reserva en lugar de la grasa. Aunque esta característica fue clave cuando Kobo, como se llama el ejemplar, estaba vivo, ahora ya no es tan necesario.
“El resultado de no sacar todo su aceite durante la limpieza es que el esqueleto de 20,02 metros todavía está perdiendo aceite 26 años después de ser encontrado por primera vez”, dijo el investigador y añadió que le gusta que todavía el ejemplar “transpire” petróleo.
A sus ojos, que esto pase con el esqueleto le permite a las personas que asistan al museo vivir una mayor experiencia. “Poder oler el petróleo te da una idea de cómo habría sido estar atrapado en un barco ballenero durante tres años”, anota.
Para recolectar el petróleo que ha arrojado el esqueleto, en el museo emplearon un mecanismo que recoge la cantidad de líquido que se está filtrando. Desde que pusieron en marcha este método hasta la fecha, han recolectado más de un litro de aceite. Los cálculos de los funcionarios del museo calculan que seguirá arrojando petróleo hasta 2060.
Esta no es la primera vez que el esqueleto de una ballena arroja petróleo. En el Museo de Historia Natural de Londres está alojado el esqueleto de una ballena de Groenlandia, que todavía gotea petróleo 160 años después de ser recolectado.
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El Museo Ballenero de New Bedford, en Massachusetts, se caracteriza por albergar una de las colecciones de ballenas más valiosas del mundo. En sus instalaciones están alojados cinco esqueletos de ballenas. Sin embargo, uno de ellos ha acaparado la atención.
Se trata del esqueleto de una ballena azul que al parecer murió hace 26 años. De acuerdo con los trabajadores del museo, su esqueleto gotea petróleo y no ha dejado de hacerlo durante, al menos, más de un cuarto de siglo.
Según explicaron los funcionarios, el cuerpo de esta ballena fue encontrado en 1998 en la proa de una embarcación de petróleo. Al parecer, murió luego de que fuera golpeado por una hélice de otro barco petrolero en Nueva Escocia.
Una vez encontraron el cuerpo de la ballena, que estaba en la Bahía de Narragansett, en Rhode Island, el equipo del museo le quitó toda la carne al ejemplar y le limpió cada uno de los huesos. Este proceso, según comentaron los funcionarios, implicó que fuera necesario sumergirlos en el puerto de New Bedford durante cinco meses. Luego, los embalsamaron.
Bob Rocha, Curador Asociado de Ciencia e Investigación del Museo Ballenero de New Bedford, en entrevista con el medio Popular Science, explicó que si bien el equipo había hecho un buen trabajo limpiando los huesos, “no lograron sacar todo el petróleo”.
Las ballenas, dentro de su médula ósea, tienen aceite, el cual les ayuda a mantener su flotabilidad y también las permite proveer la fuente de energía de reserva en lugar de la grasa. Aunque esta característica fue clave cuando Kobo, como se llama el ejemplar, estaba vivo, ahora ya no es tan necesario.
“El resultado de no sacar todo su aceite durante la limpieza es que el esqueleto de 20,02 metros todavía está perdiendo aceite 26 años después de ser encontrado por primera vez”, dijo el investigador y añadió que le gusta que todavía el ejemplar “transpire” petróleo.
A sus ojos, que esto pase con el esqueleto le permite a las personas que asistan al museo vivir una mayor experiencia. “Poder oler el petróleo te da una idea de cómo habría sido estar atrapado en un barco ballenero durante tres años”, anota.
Para recolectar el petróleo que ha arrojado el esqueleto, en el museo emplearon un mecanismo que recoge la cantidad de líquido que se está filtrando. Desde que pusieron en marcha este método hasta la fecha, han recolectado más de un litro de aceite. Los cálculos de los funcionarios del museo calculan que seguirá arrojando petróleo hasta 2060.
Esta no es la primera vez que el esqueleto de una ballena arroja petróleo. En el Museo de Historia Natural de Londres está alojado el esqueleto de una ballena de Groenlandia, que todavía gotea petróleo 160 años después de ser recolectado.
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