Una especie de dinosaurio comía peces, pero al parecer no sabía nadar
Hace pocos años se especuló que este dinosaurio podría nadar, pero una nueva investigación desmiente esa posibilidad. Sus habilidades para cazar peces se habrían dado en las orillas de los ríos o en aguas poco profundas.
Dos fósiles de dinosaurios presentados por la ciencia en 2014 y 2020 despertaron un gran debate entre paleontólogos. La discusión tuvo un primer gran golpe en la mesa con la publicación de una investigación en la revista Nature.
En esta se explicaban las razones por las que sería muy posible que un dinosaurio del género Spinosaurus probablemente tuvo la capacidad de nadar, utilizando estas habilidades para cazar a sus presas.
La discusión surgió porque es un hecho que se trata de un animal que se alimentaba de peces y, en consecuencia, tenía que entrar al agua para atraparlos. Los investigadores escribieron en Nature, con base en el análisis de los fósiles, que su estructura ósea tenía similitudes con la densidad y la forma de los huesos de otros animales semiacuáticos que buscan su comida en el agua. Otras investigaciones habían planteado esa posibilidad con base en análisis similares.
Sin embargo, un nuevo estudio publicado recientemente en la revista PLOS One contradice esta teoría. Estos científicos aseguran que en los análisis anteriores se cometieron errores estadísticos que llevaron a una conclusión equivocada.
Contrario a lo que se creía, argumentan, los fósiles evidencian que se trataba de un dinosaurio demasiado pesado y con una estructura corporal inadecuada para nadar, por lo que esta vez se inclinan por una nueva hipótesis: se dedicaba a cazar en las orillas de los ríos.
Parte de los argumentos que para este estudio hacen obvio que se trataba de un animal terrestre y no semiacuático es que tenía un grupo de huesos enormes que sobresalía en su espalda, formando una montaña o aleta rígida. Esta sería uno de los principales impedimentos para nadar, pues haría que su cuerpo se volteara bajo el agua.
“Estos hallazgos no solo invalidan las conclusiones del análisis particular de Fabbri et al . (el artículo publicado en Nature), también tienen implicaciones importantes para futuros usos cuantitativos de la compactibilidad ósea y el análisis discriminante en paleontología”, apuntaron los autores del artículo en PLOS One.
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Dos fósiles de dinosaurios presentados por la ciencia en 2014 y 2020 despertaron un gran debate entre paleontólogos. La discusión tuvo un primer gran golpe en la mesa con la publicación de una investigación en la revista Nature.
En esta se explicaban las razones por las que sería muy posible que un dinosaurio del género Spinosaurus probablemente tuvo la capacidad de nadar, utilizando estas habilidades para cazar a sus presas.
La discusión surgió porque es un hecho que se trata de un animal que se alimentaba de peces y, en consecuencia, tenía que entrar al agua para atraparlos. Los investigadores escribieron en Nature, con base en el análisis de los fósiles, que su estructura ósea tenía similitudes con la densidad y la forma de los huesos de otros animales semiacuáticos que buscan su comida en el agua. Otras investigaciones habían planteado esa posibilidad con base en análisis similares.
Sin embargo, un nuevo estudio publicado recientemente en la revista PLOS One contradice esta teoría. Estos científicos aseguran que en los análisis anteriores se cometieron errores estadísticos que llevaron a una conclusión equivocada.
Contrario a lo que se creía, argumentan, los fósiles evidencian que se trataba de un dinosaurio demasiado pesado y con una estructura corporal inadecuada para nadar, por lo que esta vez se inclinan por una nueva hipótesis: se dedicaba a cazar en las orillas de los ríos.
Parte de los argumentos que para este estudio hacen obvio que se trataba de un animal terrestre y no semiacuático es que tenía un grupo de huesos enormes que sobresalía en su espalda, formando una montaña o aleta rígida. Esta sería uno de los principales impedimentos para nadar, pues haría que su cuerpo se volteara bajo el agua.
“Estos hallazgos no solo invalidan las conclusiones del análisis particular de Fabbri et al . (el artículo publicado en Nature), también tienen implicaciones importantes para futuros usos cuantitativos de la compactibilidad ósea y el análisis discriminante en paleontología”, apuntaron los autores del artículo en PLOS One.
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