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En la revista Neuron, un grupo de científicos describieron el primer caso de un implante cerebral para tratar las epilepsias y el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). Se trata de Amber Pearson, una mujer estadounidense de 34 años, a quien se le implantó un dispositivo elaborado por la Universidad de Ciencias y Salud de Oregón, en Portland. (Lea: A un perro le vuelve a “crecer” la mandíbula luego de ser extirpada por un cáncer)
De acuerdo con el artículo, este artefacto, que mide cerca de 32 milímetros, es conocido como sistema de neuroestimulación sensible (RNS). Para el caso de Pearson, los investigadores le plantearon la posibilidad de implantarlo como una opción de tratamiento para su epilepsia.
Este tipo de dispositivos, cuentan los investigadores en el documento, se han usado con frecuencia para tratar la epilepsia, pues se encargan de enviar un pulso, el cual altera los patrones de actividad cerebral relacionados con las convulsiones.
Sin embargo, Pearson le sugirió a los neurocirujanos poner otro tipo de cables para tratar el TOC, un trastorno que se caracteriza “por tener pensamientos recurrentes y angustiantes que pueden aliviarse temporalmente mediante conductas repetitivas y ritualizadas, las cuales interrumpen las actividades de la vida diaria”.
En el caso de Pearson, su TOC se desencadenaba por la ansiedad que le producía la contaminación. Sentía la necesidad de lavar constantemente sus manos. De hecho, describe que se lavaba tanto las manos que, en algunas ocasiones, le sangraban. (Puede leer: Los loros también pueden “balancearse” como los monos. Usan sus picos para hacerlo)
Ahmed Raslan, el neurocirujano encargado del implante, explicó a la AFP que los médicos registraron los patrones de actividad cerebral de la paciente, con el propósito de configurar el sistema. Siguieron estos patrones una vez Pearson estuvo expuesta a mariscos, uno de los detonantes de su TOC.
Luego, programaron el dispositivo para reconocer e interrumpir estas señales y, finalmente, poder relacionarlas con sus ataques epilépticos. Este implante, añadieron, es “el único dispositivo en el mundo que trata dos enfermedades y se programa de forma independiente. Por eso el programa para la epilepsia es diferente al del TOC”.
Los investigadores reseñan en el documento que a la paciente “se le implantaron dos cables siete meses antes de la estimulación por TOC y recibió estimulación para tratar la epilepsia después de la cirugía”. Después de ocho meses, empezaron a verse los primeros cambios. (Lea también: ¿Cuáles son las razas de perros que viven más años? La ciencia tiene una respuesta)
En los resultados, los investigadores escriben que Pearson “ha tenido una mejora que le cambió la vida en sus síntomas de TOC. Por ejemplo, ahora no dedica más de 30 minutos al día a compulsiones como lavarse las manos en exceso o comprobar que las ventanas estén cerradas”. Antes, destinaba cerca de ocho horas a estas actividades.
En un comunicado, Pearson, quien es la primer paciente en el mundo que cuenta con un implante cerebral que trata dos enfermedades, confesó que ha conseguido vivir de forma independiente y realizar cosas que antes consideraba impensables por su TOC, como sentarse junto a alguien.
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