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En los últimos años, algunos científicos han observado que no siempre pueden repetir los resultados de estudios anteriores. Poder repetir los hallazgos de un experimento es fundamental en la ciencia, porque ayuda a asegurar que esos resultados son reales y no solo sucedieron por casualidad o por circunstancias únicas del experimento original. Se trata de uno de los métodos de la ciencia para confirmar hallazgos.
Cuando un estudio muestra un resultado, otros científicos intentan replicarlo para ver si obtienen el mismo resultado. Si no pueden, se generan dudas sobre la validez de ese estudio. Esta situación ha llevado a los investigadores a cuestionar si los problemas se deben a que los métodos de investigación se están usando de manera incorrecta o si esos métodos, que se consideran buenos, en realidad no lo son.
Para abordar este desafío, un grupo de cuatro laboratorios decidió unirse para investigar la replicabilidad prospectiva de 16 nuevos hallazgos experimentales. En su estudio, publicado en el 9 de noviembre de 2023, implementaron prácticas que mejoran la rigurosidad de la investigación, tales como pruebas confirmatorias, que son experimentos diseñados específicamente para validar hipótesis; el uso de tamaños de muestra grandes, lo que permite obtener resultados más fiables al contar con un mayor número de participantes; la preinscripción de los estudios, que implica registrar de antemano los métodos y análisis que se utilizarán, evitando así posibles sesgos; y la transparencia metodológica, que fomenta el compartir abiertamente los métodos y datos utilizados en los experimentos.
A diferencia de estudios anteriores que reportaron tasas de replicación de solo alrededor del 50%, esta investigación logró una tasa de replicación del 86%, lo que indica que en la mayoría de los intentos, los hallazgos originales se mantuvieron significativos. Todo sería perfecto, si no fuera porque los autores de ese artículo sobre rigurosidad científica acaban de publicar una retractación. “Los editores ya no confían en la fiabilidad de los hallazgos y conclusiones informados en este artículo”, afirmó Nature, la revista científica que publicó en primer lugar el artículo, en una nota de retractación publicada.
“Las preocupaciones se relacionan con la falta de transparencia y la inexactitud de las hipótesis y predicciones que el metaestudio informado fue diseñado para probar; la falta de preinscripción para las medidas y análisis que respaldan la afirmación principal (en contraposición a las declaraciones que afirman la preinscripción en el artículo publicado); la selección de medidas de resultados y análisis con conocimiento de los datos; y la presentación incompleta de datos y análisis”, dice la nota.
Los autores del estudio reconocieron que había problemas importantes. “Nos avergüenzan nuestros errores elementales al informar sobre el registro previo y estamos de acuerdo en que deben abordarse”, escribieron en una declaración publicada en línea el 23 de septiembre. Basándose en esos errores, decidieron aceptar la retractación, dice la declaración. Sin embargo, los autores calificaron de “inexactas” otras quejas sobre el artículo. La revista ha invitado a los autores a presentar un nuevo manuscrito para su revisión por pares. “Revisaremos el artículo para corregir las imprecisiones y consideraremos otras críticas sobre la esencia de nuestras afirmaciones durante la revisión”.
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