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La alternativa del marketing, liderada por Claudia López, postula que con el adiós a las armas lo fundamental es un cambio de eje de los discursos de guerra-paz hacia el eje corrupción-pureza. Su virtud es que ya ha producido como resultado que todo el mundo incluya su bandera en el sentido común de lo políticamente correcto. Su defecto es que se queda en el marketing y que confunde propuestas con slogans que buscar arrancarle votos al uribismo reproduciendo lo que estamos dejando atrás: la macartización contra la izquierda y la legitimación de la política de guerra. Eso genera desconexión con fuerzas sociales que han empezado a rechazar el barro que les cae de vez en cuando por cuenta de su estrategia.
Por otro lado está la alternativa del programa centrado en la cuestión inconclusa de la justicia social liderada por Gustavo Petro, con la que convoca a una unidad donde, dice, su candidatura es secundaria. El suyo es el mejor y más elaborado planteamiento, con una nueva mirada sobre la contradicción post crisis global del 2008, entre las fuerzas de la vida y las fuerzas de la muerte, entre otras cosas muy interesantes. Lo desafortunado es que Petro confunde la tesis de ir más allá de los partidos y del poder constituyente con el desprecio por la fuerza de las organizaciones y partidos constituidos, a favor de una imagen mesiánica frente a la que no se puede ser otra cosa que un apóstol.
También está la alternativa centrada en el sentido de la urgencia, liderada igualmente por Humberto de la Calle, Clara López e Iván Cepeda, por separado. Ellos son conscientes de que las libertades y garantías del Estado Social de Derecho están en peligro, incluyendo el Acuerdo de Paz con las FARC y sus innegables potencialidades, así que convocan en torno a eso con mucha razón y esperanza. Su karma, sin embargo, está en el vínculo no querido con las razones con las que la extrema derecha viene maquillándose frente al país: liberales y la izquierda polista sufren de un desprestigio compartido asociado a todo lo que significa el Presidente Santos.
Las FARC esperan en agosto proponer su discurso de alternativa. La dificultad del momento para ellas y que es urgente atender, es que también tendrán que lidiar con lo que ya viene siendo un obstáculo en el Partido Comunista, la Unión Patriótica y la Marcha Patriótica. La historia de sufrimiento y heroísmo en esas organizaciones es un fundamento transversal de cohesión interna y resistencia. Con todo, es también un elemento que aísla a la ciudadanía desprovista de estrellas y credenciales que cada día se convence más del valor de la horizontalidad y que fácilmente se siente enviada a una situación de subordinación por desconfianza, lo que le pone techo rápidamente a la capacidad de convocatoria haciendo que todas esas organizaciones sean igualmente pequeñas. ¿Qué tan amplia será la propuesta de las FARC para que rompa el techo? Como dijo Diomedez, si supiera te lo diría, pero no lo sé.
Todas las alternativas podrían potenciar lo mejor de sí y terminar construyendo una mayoría que no sólo asegurara el cumplimiento de los Acuerdos de Paz, sino que planteara un sentido trascendente del adiós a las armas con un proyecto de largo plazo que incluya una concertación política en el mismo sentido. Con marketing, pero sin pretender quedar bien con todo el mundo; con programa serio para el siglo XXI que busque la justicia social, pero con el sentido de la urgencia sobre la verdadera importancia del proceso de paz y la amenaza de radicalización de la extrema derecha, se podrían lograr lo que hoy parece tan difícil.
Para no quedarnos esperando, la alternativa de quienes queremos una Colombia mejor es sólo una. Tenemos que exigir de nuevo un Acuerdo Ya ahora frente a los liderazgos que tienen la responsabilidad de concretar la alternativa que realice hasta el final lo que nos prometió la Constitución del 91 y nos volvió a prometer el Acuerdo de Paz.