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Los gloriosos partidos Liberal y Conservador enfrentaron a los campesinos, los dejaron sin tierras, hicieron un acuerdo llamado Frente Nacional ¿y después…? Gobernaron y enviaron a los de machete y alpargata a un infierno dentro de un paraíso, a la isla Gorgona.
La prisión de alta seguridad en la isla Gorgona, en el Pacífico, fue creada en 1959 durante el gobierno del Partido Liberal de Alberto Lleras Camargo. ¿Liberal? Suena más a eufemismo que de verdad a un partido con un pensamiento de avanzada como tendría que haber sido éste. No entiendo por qué me sorprendo si en Colombia sigue imperando un régimen feudal con ínfulas de modernización.
¿Recuerdan aquella etapa entre los años 40 y 50 del siglo pasado denominada ‘La Violencia’, en la que se enfrentaron los partidos Liberal y Conservador? Disculpen si soy reiterativa en mis artículos, pero durante la legislatura del presidente conservador Belisario Betancur (1984) fue retirada la clase de Historia como asignatura independiente y, el presidente liberal César Gaviria (1994) eliminó la clase de historia del plan de estudios y la fusionó con las Ciencias Sociales, con lo cual nuestra juventud y los mayores de 40, tienen vacíos en el conocimiento de nuestro pasado.
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El médico Carlos E. Restrepo se fue casi de voluntario y desde dentro analizó causas sobre la creación de ese atentado a la dignidad y relató vivencias en su libro “Isla-Prisión Gorgona”, publicado en una segunda edición en 1984 por Pinchorro y Editores, en Armenia (Quindío).
“La tierra no ha vuelto a sus antiguos dueños, los nuevos ricos se enseñorean en ella; los jefes políticos y los altos militares comprometidos en las matanzas no han sido juzgados ni condenados, no hay por ninguna parte responsables, pero se necesitan culpables y se encuentran. Una casta política que quiere lavarse las manos y olvidar sus culpas, descargar todo su odio sobre un puñado de compatriotas…”.
También hace referencia a la podredumbre de quienes manejaron ese territorio mar adentro en el occidente colombiano, de las brutalidades con los presos en un espacio alambrado y electrificado. Quienes eran llevados a ese “campo de concentración”, como lo denominó el citado médico, llegaban a morir lejos de todo.
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El diario El Tiempo lo editorializó el 3 de junio de 1959 así: “Como no somos partidarios de la pena de muerte porque nos repugna filosófica y temperamentalmente y porque, además, nuestra carta la tiene proscrita, va a ser indispensable establecer sustitutos que atemoricen a los delincuentes y ninguno otro se nos ocurre sino los de un aumento de penas con prisiones de por vida…”, cuenta el libro en una de sus páginas.
En la isla estuvo Jaime Tarsicio Guaraca o Comandante Guaracas, un campesino del Tolima y uno de los fundadores de las FARC-EP. También pasaron por la isla un grupo de sindicalistas, estudiantes, profesionales acusados de pertenecer al Ejército Popular de Liberación (EPL) y que se declararon presos políticos durante el Consejo de Guerra (¡vaya país democrático!) en 1975 por la IV Brigada de Medellín. Este hecho fue una de las razones por las que Colombia fue condenada por el Tribunal Russell.
Una noche ¡Levántense que nos vamos! 12 horas en un bus, puerto de Buenaventura, que en ese momento no era un “bello puerto precioso”, un barco y hombres a los que enganchan con grilletes en cualquier parte de la proa, otras 12 horas, pero antes de zarpar escucharon decir “A Gorgona, señores”. Al destierro civiles descontentos con el sistema y condenados en primera instancia. ¿Por qué creen que estamos como estamos?
Y mientras unos vivían el infierno, “una empresa norteamericana que exportaba peces ornamentales, pagaba 50 centavos por unidad al preso que buceaba exponiendo su vida, mientras la vendía al extranjero a diez dólares cada uno; un buen día, inexplicablemente los gringos se marcharon…”. Esta historia se la escuché a varios presos en mis dos visitas. ¿Por qué hoy Estados Unidos quiere regresar?
¿Qué quieren hacer en un lugar que en sí es pura riqueza natural? Monte, playa, mar, animales, agua, agua, sí, ese bien tan perseguido y que empieza a ser motivo de guerras. ¿Y su ubicación estratégica? Si podemos volver a la historia recordemos los años 60 y 70, la Alianza para el Progreso, el Instituto Lingüístico de Verano, Cuerpos de paz. Si en 1810 hablamos de independencia en el siglo XXI hablemos de soberanía.
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Si hablamos de paz con justicia hablamos del derecho a la tierra, a nuestra tierra, al espacio marino, a sus riquezas, al espacio aéreo. ¿Una base militar? ¡Por favor! Miremos nuestro pasado (las clases de historia regresaron en 2017) y el presente en otros países con pretextos similares.
La Acción legal del Consejo Comunitario de Guapí tuvo respuesta del Tribunal Superior de Bogotá, que ordena al gobierno una consulta previa y a evaluar las posibles consecuencias de la obra sobre las comunidades en la región de la isla, así mismo, consecuencias para el medio ambiente con la construcción de una torre de comunicaciones, un muelle para embarcaciones de combate y un tanque de almacenamiento de combustible.
¡Salvemos la isla Gorgona! Este santuario de la naturaleza necesita limpiar todo el horror que el Partido Liberal, el Partido Conservador y el Estado, instalaron desde 1959. ¡Salvemos la isla Gorgona!