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Hablar de este festival es una oportunidad de hablar sobre nosotros mismos, sobre lo que somos y esperamos en este año en el que estamos deseando que termine esta pandemia por la que estamos atravesando. También es una invitación a pensar en lo que significa el final de este año y el comienzo del 2022, que se presenta como una encrucijada para nuestra sociedad, no solo la colombiana, con sus elecciones, sino a nivel mundial, con los cambios que vienen en el mundo de las tecnologías.
El primer planteamiento al que nos lleva el festival es el más básico de todos: que la defensa de los derechos no es solo la defensa de los demás, sino de nosotros mismos, de la vida, y de la vida en todas sus formas, si nos contemplamos como una parte del medio ambiente, con sus plantas y sus animales.
Cuando se hace arte, en este caso cine, se hace para plasmar escenas de esa vida en la que pueden mostrarse eventos en los que esta defensa de los derechos humanos se hace no solo evidente, sino necesaria.
Este Octavo festival de cine por los derechos humanos trae, como en las anteriores ediciones, 50 películas de diversos géneros, que llegan de 14 países, entre los que se incluyen Irán, Estados Unidos, Canadá, y 70 invitados nacionales y extranjeros que en diversos conversatorios compartirán con el público, para que aquellos que así lo deseen les abran las puertas de sus sentimientos a situaciones de vida que envuelven a otros seres humanos a quienes las luchas les han sido adversas o distintas de lo que nos ha tocado a los demás.
A veces, algunas escenas son de horror y nos dejan los corazones destrozados, pero en otras ocasiones las situaciones aunque adversas suelen ser divertidas. Y, sin importar si son alegres o tristes, nos invitan a reflexionar, a reconocer que es en la diferencia en donde se construye la sociedad, que no existe esa utopía en la que todos somos iguales. Cada ser humano debe decidir en libertad el camino que desea seguir, y es el respeto de esa libertad y de esas decisiones lo que nos permitirá vivir como seres humanos, como una sociedad nueva.
Estas películas, cada una desde su propia sensibilidad, desde su propia óptica, nos ofrecen la posibilidad de vernos en lo que nosotros somos como esencia, apenas simples seres humanos en construcción.