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Por: Ana Cristina González Vélez*
En el año 1957 las mujeres obtuvimos el derecho al voto para elegir y ser elegidas en Colombia. Desde ese entonces hemos votado y ha sido con nuestro voto paulatinamente ejercido, que han llegado al gobierno unos y otros partidos y políticos.
Hoy, nuestro potencial electoral es enorme. Según datos de la Misión de Observación Electoral/MOE, de un total de 36.025.318 personas registradas en el Censo electoral, las mujeres representamos el 51% (18.606.307). Quiere decir esto que podemos definir el rumbo de una elección, aunque está claro que ningún candidato se ha tomado en serio este decisivo hecho.
Mirando en retrospectiva son pocos años de ejercicio ciudadano y quizá eso explique en parte los bajos niveles de representación que tenemos en distintos cargos de elección popular: 19% de las curules de la Cámara de Representantes, 22% del Senado de la República, 17% de las Asambleas Departamentales y el 17.9% de los Concejos Distritales y Municipales.
Sin embargo, en las últimas décadas en América Latina y también en Colombia, hemos visto un crecimiento significativo de mujeres en la arena pública pero sobre todo una creciente influencia del movimiento feminista que lucha por la igualdad entre los géneros en todas las esferas de la vida social y la cultura. Esta influencia ha sido traducida en leyes que buscan prevenir y castigar las desigualdades que son evitables e injustas, o que estimulan nuestra presencia en la política y en la vida económica.
Más aun, recientemente las mujeres nos hemos movilizado de manera masiva en torno al 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, para expresar nuestro cansancio con la lentitud real de los cambios, para expresar nuestro rechazo absoluto al recrudecimiento de las violencias y el acoso y sobre todo para mostrar nuestra fuerza y la certeza de que ni las viejas generaciones que han promovido las luchas, ni las nuevas que se sienten dueñas de sus derechos, vamos a dejar que nos los arranquen, que se retrocedan o se vulneren. En muchas ciudades llamamos al paro e hicimos mover, otra vez, la rueda de la historia.
Y aquí estamos en Colombia vigilando la implementación de los acuerdos de paz y levantando nuestras voces para presionar porque este momento histórico represente de verdad una transformación de nuestra sociedad, hacia una sociedad en paz. Y esto implica poner en el centro de la agenda democrática, la igualdad, un principio que es hoy un bien de la humanidad, y en virtud del cual las mujeres tenemos que ser iguales no solo en derechos formales sino reales. Con esta conciencia sobre nuestros derechos, con nuestra enorme capacidad de movilización y de transformación de las agendas públicas, saldremos a votar el próximo 27 de mayo y nuestro voto será definitivo para inclinar la balanza por uno u otro candidato.
Podemos y debemos votar, y podemos y debemos vetar con nuestro voto a todos los que ignoren nuestros derechos y pretendan acallar nuestras voces. Por ahora un no rotundo a Iván Duque y a Germán Vargas Lleras. Vetaremos a quienes vienen diciéndonos en la cara que no les importan nuestros derechos y que están dispuestos a reversarlos o a volverlos moneda de cambio.
Votaremos por una sociedad más justa, no discriminatoria y más igual.
Nota: A través del siguiente link: https://goo.gl/forms/WIMmTpGbapWwFyQ32 las colombianas, residentes en Colombia o en el exterior, podrán elegir, hasta el jueves 4 de mayo, las preguntas que quieren hacer a las y los candidatos a la presidencia sobre sus propuestas para las mujeres en tres temas: Democracia Paritaria, Economía del Cuidado y Violencias contra La Mujer. Las preguntas elegidas se realizarán a las y los candidatos, en el marco del Foro Presidencial Las Mujeres Preguntan, que tendrá lugar el 8 de mayo, en Casa E (Bogotá). El evento será transmitido vía livestreaming.
* Fundadora de la Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres e integrante de la Red Nacional de Mujeres