Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Por: Paula Hernández Vargas y Paula Aguirre Ospina.
El Informe Final de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad (CEV) además de ser el resultado de tres años y medio de trabajo de las y los comisionados y sus equipos, representa la síntesis de un gran número de aprendizajes para que la sociedad conozca la verdad de lo ocurrido en el marco del conflicto armado y la posibilidad de que esta verdad aporte al esclarecimiento de las violaciones cometidas por diversos actores.
Más allá de las expectativas relacionadas con los principales hallazgos, responsabilidades colectivas y recomendaciones, es importante que tengamos presentes los retos existentes que, en materia de difusión, tenemos desde la sociedad civil y los medios de comunicación. Esto, teniendo en cuenta la enorme responsabilidad que tenemos de apropiarnos de este hecho histórico y darle continuidad para que el eco retumbe en diversos rincones y perdure en el tiempo para sanar las heridas.
Uno de los mayores retos se deriva de la extensión del documento final, que, a través de 11 capítulos y 10 ejes temáticos, busca generar una conversación nacional alrededor de lo que nos pasó y de las reflexiones a las que debemos llegar para evitar que se repita. Es fundamental que logremos sacar esta conversación de los sectores que hemos dado seguimiento a la implementación del Acuerdo de Paz, este gran diálogo debe ser capaz de llegar a todas las esferas de la sociedad: a las víctimas, a las escuelas, a los medios de comunicación regionales y nacionales, a las radios comunitarias, a las organizaciones comunitarias de gestión social como las Juntas de Acción Comunal y las Juntas Administradoras Locales, a todas las facultades de las universidades del país, al sector empresarial y a la sociedad colombiana en general.
Otro aspecto a considerar es el éxito del espacio transmedia, diseñado para resguardar de manera virtual los hallazgos que se encuentran en el Informe Final, que posiblemente, por la magnitud de su contenido, no será consultado por todas y todos los colombianos. Es así como la plataforma digital con contenido multimedia (videos, audios, fotografías, archivos descargables e interactivos) se convierte en una gran apuesta para que el trabajo de la CEV llegue a todos los rincones del país.
Lea: Política de drogas en segunda vuelta
En este sentido, vale la pena destacar un obstáculo atado a la brecha digital en Colombia. Debido al alto cumplimiento de la CEV en despertar el interés de la sociedad y en hacernos partícipes de las conversaciones -de la mano de organizaciones comunitarias, sociedad civil y medios de comunicación-, puede haber un alto número de personas que, queriéndola consultar, no van a lograr acceder de forma fácil a la plataforma digital. La preocupación surge a partir de que, según el DANE, para 2021, solo el 56,5% de los hogares colombianos contaba con internet, mientras que en las zonas rurales esta cifra llega a tan solo el 23,8%.
Si bien, sabemos que el equipo de la Comisión ha contemplado estas barreras, es fundamental que las soluciones involucren una socialización masiva en zonas de difícil conectividad y la optimización de un espacio web con una navegación accesible e intuitiva que contemple formatos de comunicación alternativos y que permitan incluir dentro de la lectura a las personas con discapacidad.
Ahora, en cuanto a los desafíos desde los medios de comunicación, el pasado 4 mayo durante el foro “El periodismo frente al Informe Final de la Comisión de la Verdad”, las y los periodistas de medios nacionales, regionales y locales manifestaron sus principales incertidumbres frente a la socialización del informe. En reiteradas oportunidades e intervenciones, los medios reafirmaron su respaldo al trabajo de la Comisión y al esclarecimiento de la verdad, sin embargo, reconocen el reto de lograr leerlo en su totalidad y de tener la disponibilidad para que periodistas, que cubren más de un tema, se dediquen a crear contenido relacionado con el informe.
Al respecto, resaltamos que algunas de las propuestas más sobresalientes fueron las de dar continuidad a los hallazgos, creando piezas periodísticas que contrasten y enriquezcan la información suministrada por la Comisión y que desmitifiquen los hechos que durante el conflicto armado se construyeron sin respaldo. El poder de los medios de comunicación recae en definir la agenda pública, eso significa que en ellos está el poder de determinar sobre qué, cuánto tiempo y qué importancia se le va a dar al Informe Final.
Por su parte, desde la sociedad civil organizada tenemos la responsabilidad de estar a la altura del momento histórico, pensándonos una difusión que no solo se quede en lo que suceda durante los próximos días o semanas, sino de pensarnos estrategias a largo plazo, fortaleciendo las investigaciones existentes, ampliando la conversación, e incluso, llevando las experiencias y relatos a otros países que puedan beneficiarse de entender el resultado de haber escuchado a más de 27.000 personas. Igualmente, es fundamental que, al apropiarnos de las recomendaciones, seamos capaces de traducirlas en oportunidades para la no repetición, promoviendo la reconciliación y el reconocimiento de las víctimas como eje central de la verdad que necesitamos conocer para construir memoria.