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Por César Augusto Muñoz M.*
La campaña Huellas del Pato tiene como objetivo recoger la mayor cantidad de implementos para adecuar la casa de la cultura de la región del Valle de Balsillas, en la Zona de Reserva Campesina del Pato (ZRC PB), en el municipio de San Vicente del Caguán, Caquetá.
El arcoíris sale siempre después de la tormenta. Por estos días en la inspección de Guayabal los temas de conversación giran en torno al invierno, a las tormentas en la noche y a los derrumbes en la carretera o “volcanes”, como los llaman. Estas lluvias han dejado como resultado el cierre por varias horas de la única vía de acceso a la región. Sobre las 5 p.m. el arcoíris se extiende entre las montañas de la cordillera oriental, un paisaje sobrecogedor y cotidiano para los habitantes de esta zona.
Las personas en este lugar saben muy bien la belleza e importancia de la región, lo aprendieron movilizándose en contra de la guerra después de los bombardeos de los que fueron víctimas en la reconocida marcha de la muerte en 1965. Luego, organizados en Juntas de Acción Comunal a comienzos de los años 80, salieron en la “Marcha por la vida” hasta Neiva, denunciado nuevos enfrentamientos entre el ejército y la guerrilla. En el 94 decidieron poner fin al cultivo de amapola y en el 97 se constituyeron como Zona de Reserva Campesina. Su decisión ha sido clara; autogestionar su territorio y organizar la forma como quieren vivir. Todo está recogido en el Plan de Desarrollo Sostenible de la ZRC - PB.
Frente al paisaje, unos tanques viejos de almacenamiento de gasolina, ruinas del pasado de guerra. En este espacio confluyen unas 20 personas entre jóvenes, niños, niñas y soldados, quienes se reúnen para pintar uno de esos tanques. En este mismo lugar, hace apenas unos meses se levantaba un batallón contraguerrilla; como ya no hay guerrilla, ahora no hay batallón físico, aunque el ejército siga en el lugar. Años atrás, cuando existía la zona de despeje, los tanques funcionaban para abastecer de combustible las camionetas de la guerrilla. Desde hoy, el aparatoso y viejo contenedor tiene el rostro de una niña de la región, pintada con la guía de un video beam que proyecta la imagen para que las personas la calquen.
El mural completo en la parte frontal incluye una mazorca, al lado del rostro de la niña, una frase enunciada por un campesino de la región que dice “el que siembra en tierra ajena hasta la semilla pierde”, así como las huellas indelebles de las pequeñas manos de todas las personas que participaron en la elaboración del mural. Esta parte frontal se asemeja a las obras realizadas por Banksy en diferentes lugares del mundo rechazando la guerra. En el costado izquierdo del tanque hay una frase que dice “este pueblo que hace resistencia” pintada por el “Rolo”, un grafitero bogotano que desde hace 4 años es soldado profesional. Al costado derecho, emerge un árbol de colores que anuncia que la naturaleza es vida y la vida resistencia.
Esta obra hace parte de los resultados de los proyectos de Ambientes para la Paz y el proceso de memoria histórica “Sur Versiones”, este último tiene como objetivo contribuir a la superación y el entendimiento del conflicto armado desde el territorio. En el marco de este trabajo surge la casa de la cultura “Huellas del Pato”, una iniciativa liderada por 11 integrantes de la comunidad, en su mayoría mujeres preocupadas por el cuidado y la prevención de violencias contra los y las niñas de la región. Este grupo busca, a través de iniciativas artísticas y lúdicas, ocupar los tiempos libres de los y las niñas, adolescentes y jóvenes, mientras reconstruyen la memoria del territorio a través de las historias de los mayores.
Todas las personas en este territorio coinciden en que este es el presente que quieren mantener. Saben de los riesgos y amenazas, más aún cuando desde hace un par de meses se vienen denunciando desembarcos y sobrevuelos en la zona, especialmente en los alrededores del ETCR Óscar Mondragón (Miravalle). Hace unos días, a la entrada de Balsillas y a unos kilómetros del batallón, fue asesinado Fabio Peláez Rodríguez, un reincorporado de la FARC. Los habitantes de la región todavía se preguntan cómo es posible que varios hombres logren entrar armados hasta este lugar.
A pesar de hechos como éste, la gente insiste en mantener con firmeza el presente de arte y cultura, donde antes hubo miedo y silencio. Una forma de apoyar la iniciativa de estas personas es a través de gestos de solidaridad que permitan adecuar la casa de la cultura “Huellas del Pato”. Actualmente, tienen un terreno donado por la Junta de Acción Comunal y las ganas infinitas de empezar a trabajar. Se necesita todo tipo de implementos nuevos o usados que permitan desarrollar las actividades lúdicas, tiempo de maestros y maestras para la enseñanza en artes, apoyo sicosocial, materiales para la construcción del espacio físico, equipos de comunicaciones, vestuario y todos los materiales que puedan ayudar a construir y consolidar este espacio. La rueda de la historia ha abierto la posibilidad para que los pobladores históricos de esta región puedan reinscribir las huellas de su región, a los colombianos en general nos ofrece la oportunidad de aportar a la construcción de paz desde donde sea que estemos; debería ser un compromiso de toda la nación contribuir para que se mantenga este presente de arte y cultura.
A todas las personas interesadas en apoyar esta campaña, durante septiembre y octubre se estarán recogiendo las donaciones en Bogotá y Neiva. Para mayor información se pueden comunicar en Bogotá al 3216048412 y en la ZRC PB al 312 6193157.
*Oficial de programas del proyecto Tramo a tramo