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Por: Ana Sofía Pisco, Juanita Durán, Cecilia Suescún, Michael Weintraub.
Buenaventura es una ciudad altamente azotada por la violencia. Actualmente el Gobierno Nacional ha instalado unas mesas de diálogo entre algunos de los grupos armados activos en la ciudad, con el fin de disminuir las serias afectaciones que han implicado confrontaciones entre dichos grupos y las fuerzas del Estado. Mientras estos diálogos se centran en reducir la violencia letal, hay otras formas de violencia, como la violencia basada en género, que deben ser incluidas en las conversaciones actuales y que deben ser prioridades para el próximo gobierno local, el sistema de justicia y la sociedad civil.
Durante el “Primer encuentro intersectorial para el abordaje de las violencias basadas en género, desafíos y transformaciones”, un evento organizado en Buenaventura por la Fiscalía General de la Nación, el Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas (CESED) de la Universidad de los Andes, junto con otras organizaciones, analizamos la situación actual de la prevención de y respuesta a las violencias basadas en género en la ciudad, para generar mejores alternativas para su abordaje. Aquí presentamos algunos hallazgos de este evento y de entrevistas que hemos realizado en Buenaventura.
Las mujeres en Buenaventura cuentan con un acceso precario a las herramientas que debería brindar el sistema de justicia, por múltiples razones. Si bien existen alertas y rutas de respuesta a la violencia estas no operan con eficiencia en la práctica. Existen limitaciones en el personal, y recursos en general, en casi todas las instituciones. En ocasiones estos funcionarios no cuentan con la sensibilidad y formación necesarias para responder adecuadamente a las necesidades y retos que representan estos casos por lo que pueden terminar revictimizándolas y no proporcionando las estrategias necesarias para preservar la vida de la víctima.
Otra manifestación de esta limitación de recursos para atender los casos, es que hay necesidades esenciales como subsidios para el transporte, la comida y los insumos para bebés que no tienen ninguna fuente de financiación. Adicionalmente, los recursos para cumplir a cabalidad con las garantías de protección que se establecen en la Ley 1257 de 2008, como ofrecer albergue, subsidio de arrendamiento u otros apoyos económicos que protejan a la víctima de los perpetradores son limitados y hay momentos del año en que simplemente no se pueden proveer. Los funcionarios han manifestado que en ocasiones deben dar de su bolsillo para suplir dichas necesidades.
¿Cómo atacar el problema de la violencia basada en género en la ciudad? Hay varias respuestas desde la evidencia que en otros contextos han funcionado y que se podrían adaptar al contexto local para promover avances reales en la atención de la violencia. Una de las posibles respuestas para prevenir la VBG es la educación y sensibilización que pueden mejorar los paradigmas y estereotipos alrededor del género, ya que se reconoce la responsabilidad de la sociedad en la deconstrucción de paradigmas de género y masculinidad, permitiendo construir relaciones más sanas entre hombres y mujeres. Además, la educación abordada desde la sexualidad, reproducción y violencia basada en género pueden disminuir los actos de violencia hacia las mujeres, aumentando la posibilidad de que las mujeres reconozcan el abuso y abandonen relaciones abusivas. Es por ello que las intervenciones en colegios también pueden ser respuestas útiles para lograr la prevención, ya que, las transformaciones culturales se logran desde los hogares, colegios y zonas comunes.
En segundo lugar, los programas dirigidos a parejas, independientemente de si han experimentado violencia durante su relación, han demostrado también ser efectivos en la reducción de la violencia de género. Este tipo de programas son una buena herramienta para transformar los roles de género dentro de la relación y reducir del consumo de alcohol y otras sustancias psicoactivas, altamente relacionado con un mayor riesgo de perpetración y experiencia de violencia en las relaciones de pareja.
En tercer lugar, el activismo comunitario actúa en contra de comportamientos dañinos y abusivos, por tanto es importante la intervención como parte de los actores cruciales para una respuesta y prevención a las violencias de género, disminuyendo la violencia sexual y física que pueden llegar a sufrir las mujeres. El liderazgo social y el activismo comunitario son una estrategia en donde los actores de la comunidad que comprenden las dinámicas propias del territorio mejoran la calidad y la asertividad de la intervención.
En cuarto lugar, la prevención de violencia de género se puede lograr con programas en los que se empodera a las mujeres, que se hacen de manera híbrida en donde se incluyen transferencias económicas, talleres de formación de empoderamiento femenino y apoyo psicosocial, en los que la perpetración y abuso por parte de los hombres disminuye y las mujeres cuentan con mejores herramientas psicológicas y económicas.
Adicionalmente en calidad de respuesta institucional, es posible implementar cambios en los canales de atención a víctimas de violencia basada en género, mejorando el acceso a rutas de atención temprana, capacitación a funcionarios, creación de canales en los que las mujeres que denuncien se sientan confiadas, como establecer CAIs de la Policía Nacional conformados solamente por mujeres para aumentar la confianza de posibles denunciantes. Por tanto, es necesario que exista una coordinación eficaz de los espacios interinstitucionales que puedan prevenir y actuar frente a la violencia basada en género en la ciudad. Aunque no a todas las instituciones les interesan estos espacios, son necesarios para que las acciones institucionales y comunitarias estén en sinergia al momento de brindar apoyo a las mujeres que lo requieran.
La situación de las mujeres en Buenaventura es alarmante, y la violencia basada en género que viven estas, tiene un carácter racial y armado, realidad que no puede seguir siendo pasada por alto. De cara a las próximas elecciones de regionales, es fundamental que el gobierno local y departamental prioricen la erradicación de esta violencia y tomen medidas concretas y basadas en la evidencia para proteger a las mujeres de la ciudad.