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Los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial, PDET, se convirtieron en una oportunidad histórica para transformar de una vez por todas esa parte de Colombia que pocos conocemos; y que se ve tan lejana como si fuera otro país; los territorios más afectados por la violencia, pobreza, presencia de cultivos ilícitos y ausencia estatal. Allí habita la tercera parte de la población rural de Colombia, y que está repartida en 19 departamentos, alcanzando más de la tercera parte de la extensión geográfica de nuestro territorio (36%).
Casi el 30% de los colombianos declarados víctimas de la violencia por la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas (más de 2.5 millones de personas de 9 millones en total) provienen de estas regiones; casi la totalidad de los cultivos de uso ilícito se encuentran en estos municipios; la mitad de los parques nacionales naturales está en estas zonas, y el 82% del área deforestada del país también se concentra en las regiones PDET. En estos municipios el 80% de los hogares no cuenta con seguridad alimentaria, y solo dos de cada diez personas pueden acceder a internet, por solo mencionar algunos indicadores que argumentan por qué toda Colombia debe tener como prioridad la transformación de estos territorios.
En tres años largos de la Política Paz con Legalidad del Gobierno Nacional, y que materializa la Consejería para la Estabilización y Consolidación, se han convocado a todos los actores que inciden en el desarrollo regional de nuestro país. Hablamos del Gobierno Nacional, las gobernaciones y alcaldías, la comunidad internacional, y el sector privado, y por supuesto las comunidades, en este caso, más de 6.6 millones de personas que habitan en los territorios PDET.
Como resultado de este ejercicio de corresponsabilidad, en tres años se han gestionado más de $11 billones provenientes de distintas fuentes de financiación. Más de $6 billones a través del OCAD Paz como instancia de gestión y aprobación de recursos provenientes de las regalías; $3.10 billones de los presupuestos de las entidades públicas del orden nacional; más de $607 mil millones del sector privado mediante el mecanismo de Obras por Impuestos; más de $428 mil provenientes de la cooperación internacional; y más de 1 billón del Fondo Colombia Sostenible, del Banco Interamericano de Desarrollo -BID- y de recursos de la ART.
Más allá de los recursos para los PDET, los más de $11 billones mencionados, se traducen en más tres mil proyectos de todo tipo para atender a más de 11 mil veredas que conforman los 170 municipios PDET. De menor a mayor, placa huellas, salones comunitarios, y placas deportivas, entre otras obras que reestablecen la confianza de estas regiones olvidadas históricamente. De mediana complejidad se han desarrollado vías, centros de acopio, proyectos productivos, y puentes colgantes, por ejemplo; y de mayor escala avanzamos en la construcción de proyectos de intervención regional como vías que comunican municipios entre sí, impactando así el desarrollo de los departamentos. Los resultados son contundentes, sin embargo, este esfuerzo no basta y debe ser de largo aliento.
Por lo anterior, mediante acuerdos municipales y ordenanzas departamentales, los PDET se convirtieron en política pública en la totalidad de municipios y en 18 de 19 departamentos, respectivamente. Así, se ha abierto una puerta para que, con el compromiso de todos, estas zonas apartadas dejen de serlo y se integren al desarrollo del que hace parte el resto del país.
El llamado es uno solo: seguir construyendo sobre lo construido para que los PDET sean irreversibles, y no los dejemos escapar como oportunidad histórica de transformación territorial, ya que hacen parte de la vida nacional por, al menos, unos 15 años más. Algo maravilloso está pasando.
*Director Nacional de la Agencia de Renovación del Territorio (ART)