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Pese a las grandes conquistas que hemos logrado como movimiento de mujeres en el mundo, como feministas, sigue en pie la deuda histórica por el sometimiento y la discriminación por cientos de años, la misma que hoy sienten millones de mujeres. Sigue en pie el adelanto histórico, el avance por los derechos y la igualdad.
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Existen muchos ministerios y una Consejería Presidencial para la equidad de la mujer ¿es justo? Urge tal ministerio en igualdad de condiciones, no con mucho dinero sino el suficiente para responder a una política pública que no sea papel mojado, a una política que de verdad promueva los derechos de las mujeres y nos presente propuestas para salir de las insoportables violencias: física, psicológica, sexual, patrimonial, económica, simbólica.
La llamada transversalización para que todas las instituciones tengan un su hacer los derechos de las mujeres ¿dónde está? Si lo han hecho, tiene magia porque es invisible o tan tenue que poco se ve, de lo contrario no tendríamos los niveles de feminicidio, 525 a octubre de 2021 según el Observatorio de feminicidios en Colombia, de violencia sexual en solo los dos primeros meses del año, la Fiscalía recibió 3.877 denuncias.
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Podemos agregar a estas cifras el alto porcentaje de desempleo para las mujeres que de acuerdo al DANE, en agosto 2021 fue de 16, 4% mientras que el de los hombres fue de 9,4%.
Podemos seguir en la danza de cifras: la participación de las mujeres en el congreso es de 19,7%, 10 puntos menos del promedio en la región de las Américas, que corresponde al 29,7, de acuerdo a la Registraduría Nacional del Estado Civil y ONU Mujeres.
Si Colombia firmó la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) es necesario que cuente con un vehículo que se centre exclusivamente en hacerlo una realidad; Colombia firmó la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer “Convención Belém do Pará”. ¿Y?
Tu Colombia y la mía, firmó como Estado, un Acuerdo de paz, el único en el mundo con en un enfoque de género, con un enfoque de derechos de las mujeres (no lo tergiversen, primero leerlos y hacer el curso antes de desprestigiarlo con fines mezquinos). ¿Se han cumplido? ¿Ya tienen titulación sobre su tierra las campesinas?
El Ministerio de las mujeres y para las mujeres no tendría apellidos, sería únicamente para el cumplimiento de la igualdad de sus derechos y su autonomía. Otras necesidades otras opciones.
Un ministerio de la mujer sería incluyente con la diversidad que somos, abriría todo un abanico para trabajar con las secretarías de la mujer y de tú a tú con los demás ministerios porque esa es la real igualdad, no un rincón frente al Palacio de Nariño sin independencia y con menos plata que la se malgasta en el Congreso o que ganan sin trabajar muchos parlamentarios.
Un ministerio pensado en lógica diferente al androcentrismo contaría con un Consejo Consultivo de Mujeres que sea interseccional, que represente la diversidad y la amplitud geográfica para contribuir con sus diferentes miradas en la solución a las problemáticas acumuladas.
Las mujeres colombianas merecemos un ministerio, no es un regalo es coherencia con los avances que en normativa hemos logrado, es salir del discurso a los hechos. Y disculpen que me salga del guion para decir que “Juntas podemos”.