Mujeres y medios en procesos de paz

Fabiola Calvo
26 de abril de 2017 - 10:40 a. m.

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Empiezo por el final: existe una Red Colombiana de Periodistas con Visión de Género que inició su trajín hace diez años. Es joven, muy joven y atractiva que ininterrumpidamente viene trabajando, pese a la incredulidad de muchas colegas en aquel entonces. ¡Sí! Existe y se consolida y quiere tirar la casa por la ventana por esta primera década con un Seminario Internacional: Mujeres, medios y procesos de paz.

Gente de aquí y de allá ha vivido guerra en sus países, han firmado acuerdos, han hecho tránsito a la democracia y cómo no, aquí en Colombia, en medio de nuestra coyuntura social y política, tendremos a destacadas mujeres periodistas que nos hablarán de las experiencias en el tema que nos ocupa, de sus respectivos países: República Democrática de El Congo, Guatemala, El Salvador, Chile, Argentina y México.

Esta Red es una mariposa que salió de su crisálida. Hoy, las jovencitas de ayer, hicieron en la Red, entre unas y otras, su maestría en periodismo con enfoque de género, dictan talleres, conferencias, escriben artículos y hoy, preparamos el Seminario, hoy nos cree la cooperación internacional, las instituciones del Estado, las organizaciones, muchos medios…y no es para menos, y disculpen la humildad. Hicimos un encuentro internacional con 16 países de cuatro continentes, el único programa de televisión en Colombia en formato tipo documental, sobre los derechos de las mujeres, Ni reinas Ni cenicientas.

Seguiré presumiendo: Trabajamos en un proceso de un año en Tunja con mujeres funcionarias y periodistas, un congreso latinoamericano, dos cartillas, un mapeo en cinco localidades de Bogotá, una radionovela, un diplomado con la Escuela de Género de la Universidad Nacional, talleres por todo el país…No quiero cansarles, pero si decirles que, ¡Ha valido la pena!

¡Ah! Y ¿cómo arrancó este asunto? Siéntese y déjeme que le cuente: Yo recién bajaba de un avión después de tomar la decisión de abandonar a España y el exilio; después de recibir el mandato en Oviedo, Asturias, de la recién creada Red Internacional de Periodistas con Visión de Género, de realizar el III Encuentro Internacional en Colombia, queríamos apoyar a las mujeres de un país en conflicto armado y promover una Red de Periodistas.

¿Qué hacer? ¿Cómo hacerlo? ¿A quién buscar? Además, eran dos enormes responsabilidades pero como el toro se coge por los cuernos, eso hice. Primero visité, hable, conversé, almorcé, tomé tinto con algunas periodistas que podrían ayudar con la propuesta. No perdí mi tiempo pero no era por ahí. No creían en la quijotada, no lo veían claro o yo no lo hablaba claro y, cuando algunas llegaron a alguna reunión preguntaron y ¿dónde están las periodistas?

Un grupo de jóvenes que no habían terminado su carrera se subieron en ese bus ¡Qué vivan las estudiantes, jardín de nuestra alegría! Tarareando junto con Violeta Parra; unas cuantas, alumnas del profesor Rodrigo Celis –gracias, gracias-, que vio con buenos ojos el entusiasta proyecto pero no compró tiquete. Y fueron estas mujeres las que terminaron su carrera e hicieron otra dentro de la Red.

Construíamos la Red con dos herramientas: la ponencia que presenté en Río de Janeiro: Red Internacional de Mujeres Periodistas, un sueño posible y, con las conclusiones del primer encuentro de la Internacional realizado en México. ¡Ah! y también armábamos pequeñísimas comisiones (éramos tan poquitas y eran tan inexpertas que hasta suena divertido decirlo) para preparar el encuentro internacional.

La verdad que hicimos un buen equipo: traía mi maleta cargada de experiencias de antes de marcharme de Colombia (militancia política, trabajo con organizaciones de mujeres y periodísticas, academia…) y las que recogí durante 20 años fuera (Doctorado, corresponsalía internacional, free lancer, Reporteros Sin Fronteras, Asociación de Corresponsales de Prensa Extranjera, formación de la Red en el Estado Español…)y estas jóvenes entusiasmadas con ese cuento de querer hacer periodismo con una mirada de género, con el feminismo, la investigación, el activismo y qué sé yo cuántas cosas más.

Pero ese encuentro me llevaba por la cuesta del insomnio. En el día estaba en la Subsecretaría de Mujer y Género y en las noches y madrugadas, dedicada a la Red y al encuentro internacional. Yo era monotemática, sólo hablaba a mis colegas de trabajo, a mis amigas y amigos de lo mismo, de este cuento que ustedes están leyendo.

Pero también en mi apartamento, que terminó siendo la sede, se daban debates sobre todo con mi hijo, porque él no entendía porque no cabían hombres en esa red y cuando me vi con Joe Broderick, me dañó el almuerzo del regaño que me pegó. Y así de un lado para otro, definimos que debería ser una red de periodistas y no de mujeres periodistas.

Entre una visita aquí y otra allá, el sueño fue cuajando. Sin nada diferente a nuestra convicción y quehacer y una hoja de vida escrita y no escrita detrás, empezaron a creernos. ¿Quiénes? Las instituciones distritales, las académicas de Bogotá y de mi amado Eje cafetero, agencias de Naciones Unidas, pero no el gobierno de aquel entonces. Me recibió la consejera presidencial para la Equidad de la Mujer, Martha Lucía Vásquez Zawadzky, y  dijo que podían financiar todo el evento pero…

¡Ajá! Pero debíamos quitar el primer punto del programa sobre las mujeres periodistas en países en conflicto y desde luego estaba Colombia. Para su presidente y su gobierno tal cosa no existía. Llegamos al punto quinto y le dije “hay temas que se pueden negociar” y me dijo pero hay algunos que no. Respondí, desde luego que no, por ejemplo el primero. Amablemente nos despedimos, cogí mis papeles y adiós muy buenas. Luego supe de su campaña en contra del encuentro.

Y como pueden leer, ayer hablamos del conflicto, el 2 y 3 de mayo reflexionaremos con periodistas sobre el quehacer de los medios en su aporte a la inclusión en la nueva coyuntura. Nos vemos en el Teatro México, calle 22 #5-85. No importa si no eres periodista. 

 

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