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Narrar el Cauca, el reto de un periodismo transformador

05 de junio de 2022 - 12:00 p. m.

En seis años que llevamos trabajando desde Colombia+20 en los territorios más afectados por la violencia, han sido innumerables las veces que hemos viajado al departamento del Cauca a contar las historias de sus víctimas y de su sufrimiento, pero también esperanzadores relatos de reconciliación. Eso hicimos en marzo de 2021 cuando varios excombatientes de la columna móvil Jacobo Arenas de las Farc pidieron perdón en Caldono, el segundo municipio más afectado por esa guerrilla en el departamento después de Toribío.

El proceso de perdón del pueblo con sus victimarios inspiró a todo un país que, a cinco años de la firma del Acuerdo de Paz, ha visto cómo la guerra se ha vuelto a tomar los territorios en los que más se depositó la esperanza con el desarme de las antiguas Farc. Cuando el equipo periodístico de este proyecto llegó a Caldono en mayo de este año para reportear una de estas historias, el municipio llevaba una semana en toque de queda impuesto por la columna móvil Dagoberto Ramos de las disidencias.

A pesar del temor que vive hoy esa población, los esfuerzos por reconstruir la paz que no llegó por completo al norte del Cauca siguen más vivos que siempre y uno de sus frutos más valiosos es el fortalecimiento del periodismo local que se ve en cada municipio en el que las balas han querido acallar y censurar. Emisoras comunitarias comprometidas, medios de comunicación locales activos y una cantidad de periodistas preocupados por el crecimiento de los cultivos de uso lícito, por el abandono estatal histórico y por una generación de jóvenes por rescatar de los grupos armados.

Desde el extremo norte en Padilla, hasta la punta sur en Piamonte, el Cauca ha mostrado siempre variedad en su gente, sus formas de vivir y sus historias. Las negritudes en Guapi, al pie de la costa Pacífica, y los pueblos indígenas en Páez, al nororiente del departamento, comparten una ancestralidad que los enorgullece y que da cuenta de un punto en común que mantienen como caucanos: respeto y dignidad por el territorio.

Los esfuerzos no han sido en vano. Jambaló, por ejemplo, sigue siendo el municipio del norte del Cauca con menos cultivos de marihuana sembrados en su territorio, producto del esfuerzo y la firmeza de las autoridades indígenas en ese cabildo. Ahora mismo están emprendiendo un trabajo admirable: recorrerán durante 246 días sus 35 veredas a pie, de esquina a esquina, para conocer las necesidades que tienen hoy sus habitantes e intentar contener el avance de los cultivos ilícitos.

También están los esfuerzos de los indígenas en el resguardo Las Delicias en Buenos Aires por ofrecerles un proyecto de vida distinto a los más pequeños y jóvenes. Esa bandera la lleva Henry Chocué, el gobernador de Las Delicias, quien dice que heredó el legado que le dejó su amigo Albeiro Camayo, el líder indígena asesinado en enero de este año por oponerse a los cultivos ilícitos. Tampoco olvida a Breiner Cucuñame, un niño de 14 años que llevaba su territorio en la sangre y a quien le apagaron la vida dos semanas después que a Albeiro. Ese dolor y ese sufrimiento se transformó en fuerza para trabajar por las nuevas generaciones.

En Timbiquí y Guapi, que fue donde terminó este recorrido, los jóvenes de los consejos comunitarios que integran el proyecto Cococauca mostraron la cara más amable de la costa pacífica caucana. Esa que quizás el país solamente recuerda cuando hay festivales de música del Pacífico o cuando escucha una que otra canción emblemática de los artistas que esa región parió y vio brillar.

Estas historias son apenas una pequeña muestra de que la paz en Cauca no se quedó en el papel. Va andando, con riesgos y tropiezos, pero por buen camino. Todos estos avances el país no los conocería de no ser por los comunicadores locales que acompañaron este recorrido, que abrieron las puertas a un equipo de cuatro periodistas de este diario que se trasladaron desde Bogotá hasta esos territorios con tanto por contar y mucho por hacer.

Esta es la segunda entrega de nuestro especial impreso Voces desde el Territorio, en el que periodistas de este equipo editorial se juntan con periodistas locales de distintas regiones para narrar en conjunto esas realidades. En la primera entrega lo hicimos en Chocó y próximamente estaremos en otros territorios del país, con el apoyo de la Embajada de Alemania en Colombia, que cree en el poder del periodismo transformador.

*Directora Editorial de Colombia+20

 

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