Más mujeres, más comunidad (de su participación en la paz y otros temas)
Llegaron del Cauca, de La Guajira, Santander, Caquetá…De aquí y de allá, algunas con atuendos de su comunidad, con su piel canela oscura, canela clara, pálida, dichosas de verse con sus viejas compañera, amigas o recién conocidas, de contar qué hacen y buscar llevarse para sus territorios muchos colores para vestir a la muchacha de nombre Paz.
Muchos grupos de trabajo en este encuentro del Colectivo Pensamiento y Acción Mujeres Paz y Seguridad, voces que hablaron de la soledad, incertidumbre y fragilidad que sienten con la acción de los grupos armados.
Son muchas las experiencias, acciones, propuestas por la paz en los territorios. Las mujeres no se cansan pese a la complejidad de un conflicto que ha cambiado sus características con respecto a décadas anteriores.
Los actores se multiplican, se dividen de acuerdos a sus intereses atravesados por la minería ilegal y el narcotráfico, alguno buscando un estatus político y otros que lo tienen, no avanzan en las negociaciones. Conflicto complejo, paz complicada.
Colombia es laberíntica con estos 70 años de conflicto y aunque suene paradójico para muchos, las mujeres han jugado un papel en la guerra y en la paz. Hoy hablemos de ellas en la paz, ellas que pudieron posicionar el enfoque de género y los derechos de las mujeres en los Acuerdos con las FARC-EP, ellas en el movimiento social de mujeres, ellas en el movimiento feminista.
Las mujeres han avanzado con propuestas políticas en medio del conflicto, gracias a ellas hoy podemos hablar de una Política Exterior Feminista que dejó sobre la mesa en su momento la viceministra Laura Gil, una propuesta pacifista dentro del concepto de paz total, participativa, interseccional y transformadora, una herramienta para garantizar derechos, según palabras de la asesora Diana Parra en el encuentro del Colectivo.
Así mismo, se espera que el Plan de Acción de la Resolución 1325 de 2000 sobre Mujeres, Paz y Seguridad de Naciones Unidas esté listo antes de terminar el año. Un Plan que no tuvo prioridad en los gobiernos desde entonces y con el actual va muy lento.
Desde luego, la situación de las mujeres en la guerra y en la paz hace parte del contexto y los acuerdos que se pacten y, en este proceso de paz al igual que en otros, necesitamos mujeres y visión de género desde sus derechos en los diferentes acuerdos. Es preciso que las comunidades que ellas representan, que las organizaciones de mujeres estén en las mesas con sus propuestas y exigencias.
Las mesas no deberían definir, las decisiones deberían estar en manos de las comunidades porque la acción de los armados está en sus territorios, además todo debe conducir a cambios económicos y sociales, a un mejor vivir que en términos constitucionales sería un Estado social de derecho.
La Resolución 1325 insta a garantizar la protección y el respeto de los derechos humanos de las mujeres y las niñas … ¿Se cumple? Es una obligación del Estado y el gobierno. Es urgente la protección de las mujeres y de las comunidades y es con estas con quienes se deben hacer nuevas propuestas sobre la seguridad, acciones que tengan al ser humano, al centro, a la sociedad civil.
Escuché decir a mujeres en el encuentro que todos los actores armados se enfrentan sin que importen los habitantes como tampoco sus convicciones y cosmogonías ancestrales. ¿Se planteará el ejército de Colombia un cambio de táctica?
La paz total es necesaria y cómo estrategia una buena apuesta, aunque necesita más planeación, ajustes, participación de la comunidad, más mujeres y una mirada feminista. ¿Asusta? O mejor, que ¿no se entiende? En informe de la Organización de Naciones Unidas -ONU- 9 de cada 10 personas tiene prejuicio contra las mujeres.
“El estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que incluye datos de 75 países que comprenden a un 80% de la población mundial, destaca que, pese a décadas de progreso hacia la igualdad entre hombres y mujeres, cerca del 90% de la población mantiene algún tipo de prejuicio contra las mujeres”.
Interesante y necesario hacer el estudio solo en Colombia. Históricamente, la participación de las mujeres en negociaciones ha aumentado. Solo un repaso por la historia, esa que tres generaciones de nuestro país no conocen, porque mentes lúcidas la suspendieron y ocurrió entre 1984 y 2017.
Llegaron del Cauca, de La Guajira, Santander, Caquetá…De aquí y de allá, algunas con atuendos de su comunidad, con su piel canela oscura, canela clara, pálida, dichosas de verse con sus viejas compañera, amigas o recién conocidas, de contar qué hacen y buscar llevarse para sus territorios muchos colores para vestir a la muchacha de nombre Paz.
Muchos grupos de trabajo en este encuentro del Colectivo Pensamiento y Acción Mujeres Paz y Seguridad, voces que hablaron de la soledad, incertidumbre y fragilidad que sienten con la acción de los grupos armados.
Son muchas las experiencias, acciones, propuestas por la paz en los territorios. Las mujeres no se cansan pese a la complejidad de un conflicto que ha cambiado sus características con respecto a décadas anteriores.
Los actores se multiplican, se dividen de acuerdos a sus intereses atravesados por la minería ilegal y el narcotráfico, alguno buscando un estatus político y otros que lo tienen, no avanzan en las negociaciones. Conflicto complejo, paz complicada.
Colombia es laberíntica con estos 70 años de conflicto y aunque suene paradójico para muchos, las mujeres han jugado un papel en la guerra y en la paz. Hoy hablemos de ellas en la paz, ellas que pudieron posicionar el enfoque de género y los derechos de las mujeres en los Acuerdos con las FARC-EP, ellas en el movimiento social de mujeres, ellas en el movimiento feminista.
Las mujeres han avanzado con propuestas políticas en medio del conflicto, gracias a ellas hoy podemos hablar de una Política Exterior Feminista que dejó sobre la mesa en su momento la viceministra Laura Gil, una propuesta pacifista dentro del concepto de paz total, participativa, interseccional y transformadora, una herramienta para garantizar derechos, según palabras de la asesora Diana Parra en el encuentro del Colectivo.
Así mismo, se espera que el Plan de Acción de la Resolución 1325 de 2000 sobre Mujeres, Paz y Seguridad de Naciones Unidas esté listo antes de terminar el año. Un Plan que no tuvo prioridad en los gobiernos desde entonces y con el actual va muy lento.
Desde luego, la situación de las mujeres en la guerra y en la paz hace parte del contexto y los acuerdos que se pacten y, en este proceso de paz al igual que en otros, necesitamos mujeres y visión de género desde sus derechos en los diferentes acuerdos. Es preciso que las comunidades que ellas representan, que las organizaciones de mujeres estén en las mesas con sus propuestas y exigencias.
Las mesas no deberían definir, las decisiones deberían estar en manos de las comunidades porque la acción de los armados está en sus territorios, además todo debe conducir a cambios económicos y sociales, a un mejor vivir que en términos constitucionales sería un Estado social de derecho.
La Resolución 1325 insta a garantizar la protección y el respeto de los derechos humanos de las mujeres y las niñas … ¿Se cumple? Es una obligación del Estado y el gobierno. Es urgente la protección de las mujeres y de las comunidades y es con estas con quienes se deben hacer nuevas propuestas sobre la seguridad, acciones que tengan al ser humano, al centro, a la sociedad civil.
Escuché decir a mujeres en el encuentro que todos los actores armados se enfrentan sin que importen los habitantes como tampoco sus convicciones y cosmogonías ancestrales. ¿Se planteará el ejército de Colombia un cambio de táctica?
La paz total es necesaria y cómo estrategia una buena apuesta, aunque necesita más planeación, ajustes, participación de la comunidad, más mujeres y una mirada feminista. ¿Asusta? O mejor, que ¿no se entiende? En informe de la Organización de Naciones Unidas -ONU- 9 de cada 10 personas tiene prejuicio contra las mujeres.
“El estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que incluye datos de 75 países que comprenden a un 80% de la población mundial, destaca que, pese a décadas de progreso hacia la igualdad entre hombres y mujeres, cerca del 90% de la población mantiene algún tipo de prejuicio contra las mujeres”.
Interesante y necesario hacer el estudio solo en Colombia. Históricamente, la participación de las mujeres en negociaciones ha aumentado. Solo un repaso por la historia, esa que tres generaciones de nuestro país no conocen, porque mentes lúcidas la suspendieron y ocurrió entre 1984 y 2017.