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Pequeños quebrantos de salud y algunas amenazas que provienen de sectores políticos radicales que ven en mis escritos una verdadera “piedra en el zapato”, motivaron mi ausencia de esta tribuna pública desde el 30 de octubre pasado, fecha en la que fue publicada mi más reciente columna online en el portal Colombia +20.
Pero un nuevo hecho anómalo del que fui informado hoy es el causante de mi regreso a la trinchera de las ideas, treinta días después de esta especie de retiro voluntario con visos de autocensura. Esta nueva denuncia tiene como protagonista a la recién nombrada directora del Centro Nacional de Memoria Histórica, CNMH, María Gaitán Valencia.
Desde que Gaitán Valencia asumió el cargo, la institución habría iniciado una especie de purga disfrazada de proceso de “revisión y de reestructuración”, porque, según ella, Darío Acevedo, el antiguo director del Centro ‒designado por el gobierno de Iván Duque‒, priorizó algunas versiones acomodadas sobre el conflicto armado y silenció otras muchas memorias.
Pues resulta que esta arquitecta, quien no tiene mayores pergaminos para ostentar este cargo ‒salvo ser la nieta del asesinado caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán y militar en el Pacto Histórico‒ estaría tomando el mismo camino de ese antecesor que tanto ha cuestionado en medios de comunicación, como quiera que una de sus primeras decisiones fue la de suspender del sitio web de la entidad el micro sitio Nuestra memoria cuenta, portal anexo que alojaba las voces y narrativas de las víctimas que ha dejado esta guerra intestina en el seno de la fuerza pública.
Aún no he podido sopesar si en esta decisión estuvo la mano de Álvaro Villarraga Sarmiento, quien retornó al Centro Nacional de Memoria Histórica en calidad de director técnico para la Construcción de la Memoria Histórica. Este politólogo y experto en derechos humanos estuvo al frente de la Dirección de Acuerdos de la Verdad entre 2012 y 2019.
Nelson Ramírez, un soldado profesional víctima de minas antipersonales y director del club deportivo Héroes de Honor ‒equipo de futsal cuyos integrantes con prótesis practican este deporte‒, fue una de las víctimas que me llamó para denunciar este comportamiento indecoroso y nada ético de la nueva dirección del CNMH.
Según él, del canal de YouTube del Centro, por ejemplo, fue ocultado el documental Con los pies en la tierra, pieza audiovisual que estaba alojada allí y que narra sus vivencias y las de sus familias, cuyo lanzamiento oficial está previsto para este lunes 28 de noviembre. Como es de suponer, la producción de este audiovisual contó con el beneplácito de Acevedo Carmona y recibió el apoyo del Comando Conjunto Estratégico de Transición de las Fuerzas Militares, CCOET.
Ha sido tal el malestar de los militares y policías en calidad de víctimas y sus familias, que el CNMH se vio obligado a redactar una nota aclaratoria calendada el miércoles 23 de noviembre, la cual llegó a mis manos a través de una fuente confiable. El documento, que al parecer no es del dominio público y aún no aparece publicado en el sitio web de la entidad ‒por lo menos no mientras escribía estas líneas‒ señala que en este proceso de revisión estaría incluida la estrategia de comunicación, particularmente “[…] el rediseño de la página web del CNMH y de sus canales de difusión. Este proceso gradual ha incluido la salida del especial digital ‘Nuestra memoria cuenta’…”
Si bien en la nota aclaratoria se asegura que los contenidos “[…] relacionados con este espacio siguen activos en nuestro canal de youtube (SIC)…”, no explica el porqué, en esta revisión y reestructuración de la página web del CNMH, el único material afectado es aquel que contienen las narrativas de los policías y militares en calidad de víctimas y sus familias. ¿Sesgo? ¡Más que evidente!
En pocas palabras, el CNMH estaría retomando los pasos de la regencia de Gonzalo Sánchez y María Emma Wills, a quienes abiertamente he señalado de fabricar una memoria histórica de nuestro conflicto armado a la medida de su pensamiento político y de su ideología, invisibilizando durante su administración a muchos sectores de víctimas, en especial la tragedia de miles de militares y policías victimizados y revictimizados.
De ahí que me vea obligado a parafrasear nuevamente al gran Antonio Machado cuando dijo: “¿Tu verdad? No, la verdad, y ven conmigo a buscarla. La tuya, guárdatela”.