Asesinan a Jesusita Moreno, doña Tuta, líder social del río San Juan en Chocó
Jesusita Moreno “Tuta” era un referente en el río San Juan del Chocó. Desde los años noventa mostró su liderazgo en la comunidad de Noanamá, Medio San Juan. Durante los últimos meses había estado al frente del espacio humanitario en esa zona para proteger a los pobladores del recrudecimiento de la guerra en la región.
El pasado martes 7 de junio fue asesinada en un barrio de Cali la líder social y afrocolombiana Jesusita “Tuta” Moreno, mientras celebraba el cumpleaños de un hijo suyo con miembros de su familia. Fuentes indicaron que el sicario llegó hasta la casa y disparó contra Moreno delante de sus familiares. Moreno había salido del Chocó hace tres semanas para tratarse un problema de salud en Cali, donde viven algunos parientes.
Desde los noventa Jesusita Moreno era una líder reconocida del río San Juan en el sur del Chocó, donde vivió la mayor parte de su vida. Tuta fue registradora municipal en el Medio San Juan y también trabajó con la Corporación de Regional del Chocó (CodeChocó), sus padres además habían ejercido liderazgos en Noanamá, el corregimiento a orillas del río San Juan donde Jesusita nació y vivió casi toda su vida. En los últimos años administraba una tienda de su propiedad cerca del embarcadero del pueblo.
En un capítulo de Travesía, el programa de televisión con el que el periodista Alfredo Molano recorrió buena parte de los rincones más apartados del país, doña Tuta aparece aún joven, con una sonrisa fresca e imponente, hablando del proceso organizativo de su comunidad y de la colaboración entre indígenas y afrocolombianos en la lucha por defender su territorio.
Lea: La sonrisa de Doña Tuta: denuncia desde el Medio San Juan
En aquellos años se consolidaba la Asociación Campesina del río San Juan (Acadesan), organización que hoy se ha transformado en el segundo mayor consejo comunitario del Chocó y el país. Eran los tiempos en que las comunidades negras luchaban por la titulación de sus territorios ancestrales y el derecho a la autodeterminación, como se lo dijo Jesusita Moreno a Alfredo Molano: “Ya somos conscientes del problema que tenemos y todos luchamos, ahorita luchamos por lo nuestro: nuestro territorio, que es lo más importante para nosotros”.
Justo cuando las comunidades negras comenzaron a recibir sus primeros títulos colectivos fue cuando empezó la invasión de los grupos armados a sus territorios, primero el copamiento paramilitar por el río Atrato y la confrontación entre las Farc y las autodefensas en el río San Juan. Ahora, la disputa por rutas del narcotráfico y grandes recursos mineros, en la que intervienen grupos delincuenciales, paramilitares rearmados y los últimos reductos del Eln que aún hoy hacen presencia en el Chocó.
Vea también: En Unión Chocó sólo quedaron los perros
Jesusita Moreno desempeñó una labor de intermediación con los grupos armados que ocuparon la zona después del año 2000 tras la llegada de las Farc y los paramilitares a su región, en donde el Eln mantenía una presencia esporádica desde los años ochenta. La lideresa siempre actuó en defensa de las comunidades y exigiendo el respeto a la vida, eso hizo hasta hace tres semanas, cuando salió del río San Juan, en donde estaba liderando una iniciativa humataria.
Fue clave su labor de intermediación para la liberación del excongresista Odín Sánchez, secuestrado por el Eln, según contó ella misma a periodistas de este diario en octubre de 2021, cuando Colombia+20 recorrió el río San Juan documentando la crisis humanitaria que azota la región. Tuta también realizó gestiones de acercamientos para una posible liberación de Tulio Mosquera, el alcalde de Alto Baudó secuestrado por el Eln, gestiones que nunca se concretaron. Mosquera murió en poder de esa guerrilla el año pasado en circunstancias que aún no han sido aclaradas.
Los últimos meses Jesusita Moreno estuvo a la cabeza del Espacio Humanitario en su pueblo Noanamá, donde llegaron desplazados más de trescientos habitantes desde varios caseríos del río por los combates entre las Agc y el Eln el 22 de febrero, en medio de una crisis humanitaria desbordada que aún continua en el sur del Chocó.
Colombia+20 hizo el cubrimiento de esos hechos y conversó con Tuta la última semana de febrero, quien aseguró que la situación era crítica y la única esperanza de las comunidades era que los obispos del Chocó concretaran una reunión frustrada con el presidente Iván Duque. “Dios quiera que por ahí resulte alguna solución y podamos tener tranquilidad”, había dicho la lideresa a este diario.
Los combates entre Agc y Eln persisten en el río San Juan con un grave saldo para las comunidades afrocolombianas e indígenas. La última semana de mayo se conoció que un ataque del Eln había dejado una docena de combatientes de las Agc muertos en inmediaciones de Negría. Ninguna institución se hizo presente para realizar el levantamiento de los cuerpos, que tuvieron que ser enterrados varios días después por los mismos pobladores en una fosa común. Fue por esos mismos días cuando Tuta Moreno salió del río San Juan rumbo a Cali.
En un comunicado el Consejo Comunitario General del San Juan (ACADESAN) fue contundente en rechazo del homicidio. “Una vez más la guerra destruye la vida de un ser humano, causando profundo dolor entre sus familiares y las personas de las comunidades que la apreciaban”, puede leerse en el pronunciamiento.
“El asesinato de doña Tuta incrementa el miedo entre la población civil, lo cual puede llevar a nuevos desplazamientos forzados (masivos e individuales), así como a un empeoramiento del confinamiento. Este asesinato se presenta en un contexto de crisis humanitaria que se inició hace un año, en el marco del cual la población civil ha padecido desplazamientos forzados, confinamientos, asesinatos, desapariciones forzadas, accidentes con minas antipersonales, reclutamiento forzado y utilización de niñas, niños, y jóvenes, amenazas de muerte, humillaciones, abusos de poder, y otras agresiones contra la dignidad humana”, concluye el comunicado.
Sobre los móviles de su asesinato aún no se han pronunciado las autoridades. “Muy grave, la situación está muy dura”, declaró otra líder del Chocó que prefiere mantener su nombre en reserva, quien agregó: “nadie sabe nada”. En el 2019 Tuta Moreno había denunciado amenazas y montajes contra ella por su labor de intermediación humanitaria.
Esas denuncias fueron publicadas por este diario en un perfil que escribió el reportero y fotógrafo Ramón Campos Iriarte, quién hizo una de las últimas fotografías suyas, donde se la ve ya curtida por los años pero con la misma alegría y risa potente con que la que recibió a Alfredo Molano en su travesía por el río San Juan.
Lea el comunicado completo de ACADESAN aquí:
El pasado martes 7 de junio fue asesinada en un barrio de Cali la líder social y afrocolombiana Jesusita “Tuta” Moreno, mientras celebraba el cumpleaños de un hijo suyo con miembros de su familia. Fuentes indicaron que el sicario llegó hasta la casa y disparó contra Moreno delante de sus familiares. Moreno había salido del Chocó hace tres semanas para tratarse un problema de salud en Cali, donde viven algunos parientes.
Desde los noventa Jesusita Moreno era una líder reconocida del río San Juan en el sur del Chocó, donde vivió la mayor parte de su vida. Tuta fue registradora municipal en el Medio San Juan y también trabajó con la Corporación de Regional del Chocó (CodeChocó), sus padres además habían ejercido liderazgos en Noanamá, el corregimiento a orillas del río San Juan donde Jesusita nació y vivió casi toda su vida. En los últimos años administraba una tienda de su propiedad cerca del embarcadero del pueblo.
En un capítulo de Travesía, el programa de televisión con el que el periodista Alfredo Molano recorrió buena parte de los rincones más apartados del país, doña Tuta aparece aún joven, con una sonrisa fresca e imponente, hablando del proceso organizativo de su comunidad y de la colaboración entre indígenas y afrocolombianos en la lucha por defender su territorio.
Lea: La sonrisa de Doña Tuta: denuncia desde el Medio San Juan
En aquellos años se consolidaba la Asociación Campesina del río San Juan (Acadesan), organización que hoy se ha transformado en el segundo mayor consejo comunitario del Chocó y el país. Eran los tiempos en que las comunidades negras luchaban por la titulación de sus territorios ancestrales y el derecho a la autodeterminación, como se lo dijo Jesusita Moreno a Alfredo Molano: “Ya somos conscientes del problema que tenemos y todos luchamos, ahorita luchamos por lo nuestro: nuestro territorio, que es lo más importante para nosotros”.
Justo cuando las comunidades negras comenzaron a recibir sus primeros títulos colectivos fue cuando empezó la invasión de los grupos armados a sus territorios, primero el copamiento paramilitar por el río Atrato y la confrontación entre las Farc y las autodefensas en el río San Juan. Ahora, la disputa por rutas del narcotráfico y grandes recursos mineros, en la que intervienen grupos delincuenciales, paramilitares rearmados y los últimos reductos del Eln que aún hoy hacen presencia en el Chocó.
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Jesusita Moreno desempeñó una labor de intermediación con los grupos armados que ocuparon la zona después del año 2000 tras la llegada de las Farc y los paramilitares a su región, en donde el Eln mantenía una presencia esporádica desde los años ochenta. La lideresa siempre actuó en defensa de las comunidades y exigiendo el respeto a la vida, eso hizo hasta hace tres semanas, cuando salió del río San Juan, en donde estaba liderando una iniciativa humataria.
Fue clave su labor de intermediación para la liberación del excongresista Odín Sánchez, secuestrado por el Eln, según contó ella misma a periodistas de este diario en octubre de 2021, cuando Colombia+20 recorrió el río San Juan documentando la crisis humanitaria que azota la región. Tuta también realizó gestiones de acercamientos para una posible liberación de Tulio Mosquera, el alcalde de Alto Baudó secuestrado por el Eln, gestiones que nunca se concretaron. Mosquera murió en poder de esa guerrilla el año pasado en circunstancias que aún no han sido aclaradas.
Los últimos meses Jesusita Moreno estuvo a la cabeza del Espacio Humanitario en su pueblo Noanamá, donde llegaron desplazados más de trescientos habitantes desde varios caseríos del río por los combates entre las Agc y el Eln el 22 de febrero, en medio de una crisis humanitaria desbordada que aún continua en el sur del Chocó.
Colombia+20 hizo el cubrimiento de esos hechos y conversó con Tuta la última semana de febrero, quien aseguró que la situación era crítica y la única esperanza de las comunidades era que los obispos del Chocó concretaran una reunión frustrada con el presidente Iván Duque. “Dios quiera que por ahí resulte alguna solución y podamos tener tranquilidad”, había dicho la lideresa a este diario.
Los combates entre Agc y Eln persisten en el río San Juan con un grave saldo para las comunidades afrocolombianas e indígenas. La última semana de mayo se conoció que un ataque del Eln había dejado una docena de combatientes de las Agc muertos en inmediaciones de Negría. Ninguna institución se hizo presente para realizar el levantamiento de los cuerpos, que tuvieron que ser enterrados varios días después por los mismos pobladores en una fosa común. Fue por esos mismos días cuando Tuta Moreno salió del río San Juan rumbo a Cali.
En un comunicado el Consejo Comunitario General del San Juan (ACADESAN) fue contundente en rechazo del homicidio. “Una vez más la guerra destruye la vida de un ser humano, causando profundo dolor entre sus familiares y las personas de las comunidades que la apreciaban”, puede leerse en el pronunciamiento.
“El asesinato de doña Tuta incrementa el miedo entre la población civil, lo cual puede llevar a nuevos desplazamientos forzados (masivos e individuales), así como a un empeoramiento del confinamiento. Este asesinato se presenta en un contexto de crisis humanitaria que se inició hace un año, en el marco del cual la población civil ha padecido desplazamientos forzados, confinamientos, asesinatos, desapariciones forzadas, accidentes con minas antipersonales, reclutamiento forzado y utilización de niñas, niños, y jóvenes, amenazas de muerte, humillaciones, abusos de poder, y otras agresiones contra la dignidad humana”, concluye el comunicado.
Sobre los móviles de su asesinato aún no se han pronunciado las autoridades. “Muy grave, la situación está muy dura”, declaró otra líder del Chocó que prefiere mantener su nombre en reserva, quien agregó: “nadie sabe nada”. En el 2019 Tuta Moreno había denunciado amenazas y montajes contra ella por su labor de intermediación humanitaria.
Esas denuncias fueron publicadas por este diario en un perfil que escribió el reportero y fotógrafo Ramón Campos Iriarte, quién hizo una de las últimas fotografías suyas, donde se la ve ya curtida por los años pero con la misma alegría y risa potente con que la que recibió a Alfredo Molano en su travesía por el río San Juan.
Lea el comunicado completo de ACADESAN aquí: