La guerra de disidencias en Tumaco que se ensañó con Mariela Marínez y su familia
Colombia+20 estuvo en este puerto del Pacífico colombiano indagando las causas del asesinato de la lideresa social de 69 años. Los controles por el narcotráfico, el deseo de exterminio a los voceros de comunidades cocaleras y la persecución a una mujer que jamás tembló ante los armados hacen parte de esta tras escena que tiene hoy a los Marínez sin su ser amado y en condición de desplazamiento forzado.
Camilo Pardo Quintero
La noche del domingo 26 de marzo de 2023, la lideresa social Mariela Marínez fue asesinada en el corregimiento de Bucheli, zona limítrofe entre lo urbano y lo rural del Distrito, que queda a 10 minutos en moto del centro de San Andrés de Tumaco. Sin mediar palabra, casi sobre las 8:00 p.m., cuatro hombres en moto la interceptaron en la entrada de su casa y le dispararon con fusil en 11 ocasiones.
Sobre su crimen se especuló mucho, dentro y fuera del puerto, obviando la situación de su familia, la guerra a muerte que se tienen declarada allí dos facciones disidentes de las FARC y el daño que esta partida le hizo a una comunidad que quería pasar la página del conflicto armado con esta mujer como bandera de paz.
El 23 de abril pasado, Mariela habría cumplido 70 años, de los cuales los últimos 24 los vivió en Bucheli. Allí llegó porque el gobierno de ese entonces entregó casas de interés social y poco a poco ella fue construyendo su vivienda a su gusto y acorde a las necesidades de su familia. Los Marínez paulatinamente se mudaron cerca a la casa de su hermana mayor (Mariela) y desde allí vieron cómo su matrona -que ayudó a criar a sus 10 hermanos- se convirtió en presidenta de la Junta de Acción Comunal y en promotora de salud del Hospital Divino Niño.
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Desde la firma del Acuerdo de Paz, Mariela Marínez dedicó buena parte de su liderazgo a la defensa y desestigmatización de las familias cocaleras en Bucheli que eligieron el camino de la sustitución voluntaria como su proyecto de vida. Pensaba, tercamente según sus familiares, que por su avanzada edad nadie se iba a meter con ella. En su barrio la admiraban, entre otras cosas, porque alejó la guerra del barrio a punta de palabra y respeto. Según las autoridades del puerto, una de las disidencias de las FARC la asesinó, dejando para los suyos un vacío que ninguna reparación podrá llenar de nuevo.
***
Deportivo Cali y América estaban disputando su partido dentro de la fecha de clásicos del Fútbol Profesional Colombiano. Walter* vivía a unas casas de Mariela y justo esa noche se le cayó la señal para ver el juego de su cuadro ‘azucarero’. Entró a la habitación de ella, su hermana, y allí vio el primer tiempo. Como era costumbre, doña Mariela le ofreció un plato de tapado de sancocho de pescado para llevar. Se despidieron y no se volvieron a encontrar.
“”Me traerás mi olla, ¿no?”, esas fueron las últimas palabras que me dijo. Estaba haciendo calor, subí a mi terraza para seguir el juego de Millonarios contra Santa Fe, que era el siguiente en la noche de clásicos y al pasar un ratico escuché un disparo en seco. Le siguieron varias ráfagas más de fusil y vi que de la casa de Mariela comenzó a salir humo. Yo estaba detrás de una pared para no ser alcanzado por las balas y cuando vi que estas personas se fueron salí… por suerte alcancé a tomar unas fotos. Pensé que le habían hecho algo a alguno de mis sobrinos, cuando llega el menor de ellos y me dice: “¡esos hijueputas mataron a mi mamá!”. Mariela estaba tendida en el andén, mi esposa me tuvo que contener para que no me desplomara y comenzó a llegar la familia”, narró Walter.
Otro contexto: Hay un problema latente con las minas antipersonal en Tumaco
El drama de los Marínez se hizo mayor con los minutos, pues el CTI no llegó rápido al lugar para levantar el cuerpo, alegando que las condiciones de seguridad en esa zona no se los permitía. Uno de los hermanos de Mariela llamó a la alcaldesa de Tumaco, Emilsen Angulo, y fue la mandataria la que envió a Bucheli militares, policías y forenses para el levantamiento digno de la lideresa.
Por si ese dolor no hubiese sido suficiente, según el relato de otros familiares de Mariela en una documentación testimonial que está en poder de la Fiscalía, se acercó un desconocido a advertirles a los seres queridos de la mujer asesinada que si no querían que les pasara lo mismo debían abandonar sus casas a la mayor brevedad posible.
Los primeros rumores que se escucharon en las calles de Tumaco sobre el asesinato de Mariela estaban relacionados con que a ella supuestamente la habían matado unos sicarios a sueldo que se movían en moto por diferentes corregimientos del puerto.
Posteriormente, los indicios preliminares de la Fiscalía apuntaron a que ese crimen había sido perpetrado por el Comando Coordinador de Occidente (CCO) del autodenominado Estado Mayor Central de las FARC, que opera en el Pacífico nariñense y se disputa el territorio con otra disidencia llamada Segunda Marquetalia.
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Esa pesquisa hizo que en el Distrito de Tumaco solo se hablara a lo largo de las dos semanas siguientes al crimen de una hipótesis que parecía irrefutable y que a regañadientes incluso algunos familiares de Mariela alcanzaron a creer. Se decía sin titubeo que la asesinaron por defender la sustitución voluntaria de cultivos de uso ilícito y por eso era objetivo militar de los disidentes del frente 30 de las FARC, parte del CCO.
Una nueva versión
Las fotos que Walter tomó mientras asesinaron a su hermana son una nueva pista que tienen las autoridades para esclarecer la identidad de todos los responsables de este hecho. Al tiempo que los Marínez están saliendo de Tumaco para salvaguardar sus vidas, trabajan sin cesar para aportar al esclarecimiento de lo sucedido.
Estando en Bucheli, Colombia+20 conoció una versión escabrosa que hasta ahora conocen las autoridades por testimonios de la comunidad.
Una vecina del corregimiento le dijo a este diario que “días después del asesinato de Mariela, hombres del frente 30 llegaron a decirnos que la Segunda Marquetalia la había matado porque supuestamente ella les colaboraba a los señores del (frente) 30”.
Walter cotejó las fotos que tomó con versiones de sus vecinos a quienes les parecían familiares las motocicletas con las que llegaron los asesinos de Mariela Marínez a su casa.
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“Hablé con un vecino a quien le habían asesinado a su hijo días antes que a Mariela y coincidimos con que no solo eran las mismas cuatro personas, sino que entre ellos estaba David Preciado, un guerrillero que no es jefe, pero que es conocido en la región. David Preciado mató a mi hermana con los otros tipos y la orden la dieron desde Bogotá. Todo habría sido más claro, pero en los últimos tiempos mi hermana Mariela me contaba poco acerca de las amenazas que recibía y las autoridades nunca le ofrecieron esquemas de seguridad sabiendo lo visible que era ella con su trabajo liderando comunidades. Había muchos indicios que pudieron evitar su asesinato”, denunció Walter.
La familia Marínez, comenzando por Walter quien tomó las fotos, asegura que a Mariela la mandaron asesinar socios de José Albeiro Arrigui Contador, narcotraficante heredero de Walter Patricio Arizala Guacho en el Frente Óliver Sinisterra.
“Esas disidencias, en alianza con la gente que todavía le mueve hilos a Contador, mandaron a matar a nuestra Mariela. Ellos también están unidos con carteles mexicanos que mandan droga a los EE. UU. y un golpe como el de nuestra hermana era un botín para ellos. Era mostrarles a sus enemigos que podían matar a una mujer defensora de los cocaleros, sin importar su edad, su rango de liderazgo o su buen nombre”, dijo otro miembro de la familia Marínez Gaviria.
La guerra que persigue a los Marínez
Uberley Ramírez es un reconocido defensor de derechos humanos en Tumaco y con toda seguridad una de las personas que más conoce las dinámicas de guerra en el Pacífico nariñense.
Desde su trabajo en la Red de Derechos Humanos del Pacífico Nariñense (RedHpanas) ha comentado la situación que viven los Marínez desde que asesinaron a Mariela. “Se tuvieron que desplazar al casco urbano de Tumaco y al ver que allí no estaban seguros comenzaron a buscar salida. La zona en la que vivían, donde mataron a Mariela ha sido históricamente violenta… en su momento fue un cementerio a cielo abierto para paramilitares, luego tierra de nadie y después el hogar de muchas personas que llegaron en condición de vulnerabilidad. Doña Mariela acompañaba desde la vocería a algunas familias beneficiarias del Programa Nacional de Sustitución de cultivos (PNIS) y era una mujer con mucho valor”, le dijo a este medio.
Desde el pasado 27 de marzo, los Marínez han estado a la deriva para encontrar un destino final que los salvaguarde. Desde la semana pasada están en otro lugar (que no será mencionado por seguridad) para reconstruir su vida lejos de los violentos.
“Mi recuerdo de Mariela es el que tienen todos: el de una mujer valiente que se entregaba a sus causas. Gracias a ella estoy vivo. En 2005 me secuestraron paramilitares que trabajaban con Mario Lata y de no ser por su intervención, su coraje para detener con su voz de auxilio a esas personas yo habría muerto. Acá hay altísimos índices de impunidad, pero ojalá este no sea el caso porque doña Mariela no merece eso. Que se busque la verdad. A ella la mataron como excusa de una guerra absurda por ver cuál disidencia es más fuerte y con más control... ese dolor nunca se irá para la familia”, concluyó Uberley.
Los Marínez pasarán su futuro lejos de su natal Tumaco. El único consuelo que creen tener a la mano es el de estar seguros de que Mariela fue asesinada sin deberle nada a nadie y “haciendo lo que le gustaba”. Tenían todo listo para su fiesta de 70 años y ese regocijo se lo guardarán para cuando todos estén a salvo y puedan brindar en nombre de ella, de una mujer que todos los días les enseñó el valor de amar la vida y proteger las causas por encima de todo.
*Cambio en el nombre por seguridad de la fuente
La noche del domingo 26 de marzo de 2023, la lideresa social Mariela Marínez fue asesinada en el corregimiento de Bucheli, zona limítrofe entre lo urbano y lo rural del Distrito, que queda a 10 minutos en moto del centro de San Andrés de Tumaco. Sin mediar palabra, casi sobre las 8:00 p.m., cuatro hombres en moto la interceptaron en la entrada de su casa y le dispararon con fusil en 11 ocasiones.
Sobre su crimen se especuló mucho, dentro y fuera del puerto, obviando la situación de su familia, la guerra a muerte que se tienen declarada allí dos facciones disidentes de las FARC y el daño que esta partida le hizo a una comunidad que quería pasar la página del conflicto armado con esta mujer como bandera de paz.
El 23 de abril pasado, Mariela habría cumplido 70 años, de los cuales los últimos 24 los vivió en Bucheli. Allí llegó porque el gobierno de ese entonces entregó casas de interés social y poco a poco ella fue construyendo su vivienda a su gusto y acorde a las necesidades de su familia. Los Marínez paulatinamente se mudaron cerca a la casa de su hermana mayor (Mariela) y desde allí vieron cómo su matrona -que ayudó a criar a sus 10 hermanos- se convirtió en presidenta de la Junta de Acción Comunal y en promotora de salud del Hospital Divino Niño.
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Desde la firma del Acuerdo de Paz, Mariela Marínez dedicó buena parte de su liderazgo a la defensa y desestigmatización de las familias cocaleras en Bucheli que eligieron el camino de la sustitución voluntaria como su proyecto de vida. Pensaba, tercamente según sus familiares, que por su avanzada edad nadie se iba a meter con ella. En su barrio la admiraban, entre otras cosas, porque alejó la guerra del barrio a punta de palabra y respeto. Según las autoridades del puerto, una de las disidencias de las FARC la asesinó, dejando para los suyos un vacío que ninguna reparación podrá llenar de nuevo.
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Deportivo Cali y América estaban disputando su partido dentro de la fecha de clásicos del Fútbol Profesional Colombiano. Walter* vivía a unas casas de Mariela y justo esa noche se le cayó la señal para ver el juego de su cuadro ‘azucarero’. Entró a la habitación de ella, su hermana, y allí vio el primer tiempo. Como era costumbre, doña Mariela le ofreció un plato de tapado de sancocho de pescado para llevar. Se despidieron y no se volvieron a encontrar.
“”Me traerás mi olla, ¿no?”, esas fueron las últimas palabras que me dijo. Estaba haciendo calor, subí a mi terraza para seguir el juego de Millonarios contra Santa Fe, que era el siguiente en la noche de clásicos y al pasar un ratico escuché un disparo en seco. Le siguieron varias ráfagas más de fusil y vi que de la casa de Mariela comenzó a salir humo. Yo estaba detrás de una pared para no ser alcanzado por las balas y cuando vi que estas personas se fueron salí… por suerte alcancé a tomar unas fotos. Pensé que le habían hecho algo a alguno de mis sobrinos, cuando llega el menor de ellos y me dice: “¡esos hijueputas mataron a mi mamá!”. Mariela estaba tendida en el andén, mi esposa me tuvo que contener para que no me desplomara y comenzó a llegar la familia”, narró Walter.
Otro contexto: Hay un problema latente con las minas antipersonal en Tumaco
El drama de los Marínez se hizo mayor con los minutos, pues el CTI no llegó rápido al lugar para levantar el cuerpo, alegando que las condiciones de seguridad en esa zona no se los permitía. Uno de los hermanos de Mariela llamó a la alcaldesa de Tumaco, Emilsen Angulo, y fue la mandataria la que envió a Bucheli militares, policías y forenses para el levantamiento digno de la lideresa.
Por si ese dolor no hubiese sido suficiente, según el relato de otros familiares de Mariela en una documentación testimonial que está en poder de la Fiscalía, se acercó un desconocido a advertirles a los seres queridos de la mujer asesinada que si no querían que les pasara lo mismo debían abandonar sus casas a la mayor brevedad posible.
Los primeros rumores que se escucharon en las calles de Tumaco sobre el asesinato de Mariela estaban relacionados con que a ella supuestamente la habían matado unos sicarios a sueldo que se movían en moto por diferentes corregimientos del puerto.
Posteriormente, los indicios preliminares de la Fiscalía apuntaron a que ese crimen había sido perpetrado por el Comando Coordinador de Occidente (CCO) del autodenominado Estado Mayor Central de las FARC, que opera en el Pacífico nariñense y se disputa el territorio con otra disidencia llamada Segunda Marquetalia.
Lea también: Plan para implementar el capítulo étnico del Acuerdo de Paz se conocerá en mayo
Esa pesquisa hizo que en el Distrito de Tumaco solo se hablara a lo largo de las dos semanas siguientes al crimen de una hipótesis que parecía irrefutable y que a regañadientes incluso algunos familiares de Mariela alcanzaron a creer. Se decía sin titubeo que la asesinaron por defender la sustitución voluntaria de cultivos de uso ilícito y por eso era objetivo militar de los disidentes del frente 30 de las FARC, parte del CCO.
Una nueva versión
Las fotos que Walter tomó mientras asesinaron a su hermana son una nueva pista que tienen las autoridades para esclarecer la identidad de todos los responsables de este hecho. Al tiempo que los Marínez están saliendo de Tumaco para salvaguardar sus vidas, trabajan sin cesar para aportar al esclarecimiento de lo sucedido.
Estando en Bucheli, Colombia+20 conoció una versión escabrosa que hasta ahora conocen las autoridades por testimonios de la comunidad.
Una vecina del corregimiento le dijo a este diario que “días después del asesinato de Mariela, hombres del frente 30 llegaron a decirnos que la Segunda Marquetalia la había matado porque supuestamente ella les colaboraba a los señores del (frente) 30”.
Walter cotejó las fotos que tomó con versiones de sus vecinos a quienes les parecían familiares las motocicletas con las que llegaron los asesinos de Mariela Marínez a su casa.
Le sugerimos: Onda Pacífica - Así se reconcilian los habitantes de Tumaco con su violento pasado
“Hablé con un vecino a quien le habían asesinado a su hijo días antes que a Mariela y coincidimos con que no solo eran las mismas cuatro personas, sino que entre ellos estaba David Preciado, un guerrillero que no es jefe, pero que es conocido en la región. David Preciado mató a mi hermana con los otros tipos y la orden la dieron desde Bogotá. Todo habría sido más claro, pero en los últimos tiempos mi hermana Mariela me contaba poco acerca de las amenazas que recibía y las autoridades nunca le ofrecieron esquemas de seguridad sabiendo lo visible que era ella con su trabajo liderando comunidades. Había muchos indicios que pudieron evitar su asesinato”, denunció Walter.
La familia Marínez, comenzando por Walter quien tomó las fotos, asegura que a Mariela la mandaron asesinar socios de José Albeiro Arrigui Contador, narcotraficante heredero de Walter Patricio Arizala Guacho en el Frente Óliver Sinisterra.
“Esas disidencias, en alianza con la gente que todavía le mueve hilos a Contador, mandaron a matar a nuestra Mariela. Ellos también están unidos con carteles mexicanos que mandan droga a los EE. UU. y un golpe como el de nuestra hermana era un botín para ellos. Era mostrarles a sus enemigos que podían matar a una mujer defensora de los cocaleros, sin importar su edad, su rango de liderazgo o su buen nombre”, dijo otro miembro de la familia Marínez Gaviria.
La guerra que persigue a los Marínez
Uberley Ramírez es un reconocido defensor de derechos humanos en Tumaco y con toda seguridad una de las personas que más conoce las dinámicas de guerra en el Pacífico nariñense.
Desde su trabajo en la Red de Derechos Humanos del Pacífico Nariñense (RedHpanas) ha comentado la situación que viven los Marínez desde que asesinaron a Mariela. “Se tuvieron que desplazar al casco urbano de Tumaco y al ver que allí no estaban seguros comenzaron a buscar salida. La zona en la que vivían, donde mataron a Mariela ha sido históricamente violenta… en su momento fue un cementerio a cielo abierto para paramilitares, luego tierra de nadie y después el hogar de muchas personas que llegaron en condición de vulnerabilidad. Doña Mariela acompañaba desde la vocería a algunas familias beneficiarias del Programa Nacional de Sustitución de cultivos (PNIS) y era una mujer con mucho valor”, le dijo a este medio.
Desde el pasado 27 de marzo, los Marínez han estado a la deriva para encontrar un destino final que los salvaguarde. Desde la semana pasada están en otro lugar (que no será mencionado por seguridad) para reconstruir su vida lejos de los violentos.
“Mi recuerdo de Mariela es el que tienen todos: el de una mujer valiente que se entregaba a sus causas. Gracias a ella estoy vivo. En 2005 me secuestraron paramilitares que trabajaban con Mario Lata y de no ser por su intervención, su coraje para detener con su voz de auxilio a esas personas yo habría muerto. Acá hay altísimos índices de impunidad, pero ojalá este no sea el caso porque doña Mariela no merece eso. Que se busque la verdad. A ella la mataron como excusa de una guerra absurda por ver cuál disidencia es más fuerte y con más control... ese dolor nunca se irá para la familia”, concluyó Uberley.
Los Marínez pasarán su futuro lejos de su natal Tumaco. El único consuelo que creen tener a la mano es el de estar seguros de que Mariela fue asesinada sin deberle nada a nadie y “haciendo lo que le gustaba”. Tenían todo listo para su fiesta de 70 años y ese regocijo se lo guardarán para cuando todos estén a salvo y puedan brindar en nombre de ella, de una mujer que todos los días les enseñó el valor de amar la vida y proteger las causas por encima de todo.
*Cambio en el nombre por seguridad de la fuente