Candidato a curul de paz en Córdoba es cercano a Partido Liberal y a parapolíticos
Líderes reclaman que Franklin de la Vega González tiene una carrera política de más de 30 años en el Partido Liberal, en la que se lanzó tres veces a la alcaldía de Tierralta y apoyó a políticos condenados por nexos con paramilitarismo. De la Vega sostiene que no incumple ningún requisito legal.
Natalia Romero Peñuela
En Tierralta (Córdoba) reconocen a Franklin de la Vega González como un político tradicional del Partido Liberal con varias candidaturas fallidas y cargos públicos pasados, pero no como un representante de las víctimas. Por eso, los líderes de la región cuestionan su candidatura por la circunscripción del sur de Córdoba a una de las 16 curules de paz en la Cámara de Representantes.
De la Vega lleva más de 30 años haciendo política: fue candidato a la Alcaldía de Tierralta en tres oportunidades: en 1994, en 2003 y en 2011, todas por el Partido Liberal. En 2015, acompañó también la candidatura de su hermana Nohora de la Vega al Concejo de Tierralta y de Fabio Leonardo Otero a la Alcaldía de ese municipio, quien luego de ganar fue suspendido por tres meses durante la investigación disciplinaria por el homicidio de la líder social María del Pilar Hurtado. Ese mismo año apoyó a Edwin Besaile en su campaña a la Gobernación de Córdoba, ahora inhabilitado por 10 años por el caso de corrupción conocido como ‘Cartel de la Hemofilia’.
Y en 2019 apoyó las campañas de Daniel Montero, actual alcalde, y Orlando Benitez, actual gobernador. Todos, liberales o en coalición con el partido.
(Le puede interesar: María del Pilar Hurtado, la líder que había denunciado “casas de pique”)
Además, ha tenido varios cargos públicos: fue secretario de gobierno departamental en el mandato de Ángel Villadiego entre 1998 y 2000; corregidor de Santa Fe de Ralito en 2004; y defensor regional del pueblo en Sucre durante la administración del también liberal Julio César Guerra Tulena, de 2012 a 2015.
A esto se suma que, según una resolución de 2019 del Partido Liberal, Franklin de la Vega se registró en el Directorio Municipal de Tierralta de esa colectividad. “Él siempre ha vestido su camiseta roja y ha sido uno de los grandes iconos del Partido Liberal en Tierralta”, señaló una presidenta de una Junta de Acción Comunal (JAC) que prefiere no revelar su nombre.
Toda esta trayectoria política, dicen periodistas locales, líderes de la zona y presidentes de JAC, le ha permitido a De la Vega hacer alianzas con políticos que lo apoyan en su actual candidatura por la curul de paz, “lo que genera una competencia desigual para los demás candidatos y pone la curul en el riesgo de quedar en manos de los partidos tradicionales”, señalan.
De la Vega, sin embargo, sostiene que ninguno de estos apoyos, aspiraciones y cargos lo inhabilitan para mantenerse en su candidatura. La resolución 1126 de 2022 del Consejo Nacional Electoral aclaró que no podían lanzarse a las curules de paz aquellas personas que hubiesen sido candidatos o ejercieran cargos de elección popular en los cinco años anteriores a su inscripción o que hicieran parte de la dirección de un partido político en el último año.
“Mi última candidatura fue en 2011, diez años antes de la inscripción. Y siempre he sido militante del Partido Liberal, pero renuncié el 18 de noviembre del 2019, dos años antes. Es decir, yo cumplo la norma constitucional. Quienes cuestionan mi participación política, desconocen el acto legislativo y la resolución del CNE que son claros”, sostiene De la Vega, quien además es abogado penal con estudios en derecho administrativo.
Pero las víctimas reclaman que con su posible elección no se cumpliría el objetivo del punto 2.3.6 del Acuerdo de paz, que prometió que estas 16 nuevas curules garantizarían una mayor inclusión y representación política de las poblaciones más afectadas por el conflicto. “Si gana De la Vega, van a quedar representados el gobernador Orlando Benítez, (el representante a la Cámara) Andrés Calle, Joche Tous, Arleth Casado y los Besaile, quienes son políticos liberales tradicionales de la zona”, asegura Yamir Pico, periodista local, y quien denominó al candidato “el caballo de troya de los politiqueros en la curul de paz del sur de Córdoba”.
De la Vega niega cualquier tipo de apoyo de políticos actuales y señala que, como los demás líderes de víctimas, ha tenido dificultades económicas para hacer su campaña y ha tenido que utilizar sus ahorros. “Ojalá me apoyaran. Pero no me apoyan porque no está permitido por el acto legislativo ni por la ley”, dijo.
Y reitera que cumple con todos los requisitos, entre los que se encuentra ser víctima del conflicto armado. “Mi esposa y yo somos víctimas de desplazamiento forzado. Todos en mi equipo son víctimas del conflicto. Lo que pasa es que yo sé hacer política y quienes me critican no creen que un abogado deba participar, porque creen que las víctimas deben ser personas que sean desplazadas, que estén en pobreza extrema”. Explica además que ese desplazamiento forzado fue a causa de las amenazas de paramilitares de la región, como Salvatore Mancuso, hecho por el cual está registrado en la Unidad de Víctimas.
(Sobre la falta de financiación de las campañas a curules de paz: Candidatos a curules de paz no han recibido anticipos para la campaña política por parte del Consejo Nacional Electoral)
Cercanía a parapolíticos y relación con Mancuso
Según las denuncias recibidas por Colombia+20, De la Vega apoyó las campañas de Juan Manuel López Cabrales, Miguel Alonso de la Espriella y la familia Besaile; todos investigados o condenados por parapolítica. Además, según recortes de prensa de la época era cercano al exalcalde Aníbal Antonio Ortiz, quien “le hablaba al oído”, según estos recortes, y quien fue condenado en 2020 por alianzas con las Autodefensas Unidas de Colombia. Y en 2004 fue jefe de debate de Humberto Santos Negrete, capturado en 2009 por el mismo motivo.
De la Vega no lo niega, pero señala que cuando apoyó sus campañas no era posible saber que cometerían este tipo de actos. “Ahí todavía no eran condenados y yo no podía adivinar eso. Unos votan por la izquierda y otros por la derecha. Yo acompañé con mi voto de confianza las decisiones tomadas desde Bogotá por el director del Partido Liberal que daba avales. En Colombia no es un delito pertenecer a un partido político, ni apoyar a un gobernador o un alcalde, ¿cómo nos los iba a apoyar si yo soy un ciudadano y militaba en un partido?”, sostiene.
De la Vega, además, fue mencionado por Salvatore Mancuso en su versión libre ante Justicia y Paz, en donde lo describió como un hombre “no transparente” cuando lo descartó como candidato a la Alcaldía de Tierralta. Según lo documentó Verdad Abierta, esto sucedió en un hecho conocido como el Pacto de Granada, en marzo del 2000, en donde el exjefe paramilitar determinó quiénes serían los mandatarios de ese municipio durante los tres periodos electorales siguientes.
Sin embargo, el candidato sostiene que Mancuso lo consideraba un enemigo y que por el accionar de los paramilitares él nunca llegó a la Alcaldía. “Es más, yo estoy vivo por obra y gracia de Dios. Yo empecé a hacer política con dos personas más: el exalcalde Edilson José Salcedo Perdomo y mi amigo Orlando José Muñoz. A Edilson lo mataron y a Orlando se lo llevaron de mi casa hace 25 años. Luego de eso fue que yo me desplacé durante nueve meses”, asegura.
Pese a esto, entre las víctimas continúan las dudas. “A uno le cuesta creer que un político que se codeó con los paramilitares cuando fue encargado de Ralito y que fue cercano a esos políticos ahora vaya a defender las víctimas”, insistió una lideresa que prefiere reservar su nombre por seguridad.
En Tierralta (Córdoba) reconocen a Franklin de la Vega González como un político tradicional del Partido Liberal con varias candidaturas fallidas y cargos públicos pasados, pero no como un representante de las víctimas. Por eso, los líderes de la región cuestionan su candidatura por la circunscripción del sur de Córdoba a una de las 16 curules de paz en la Cámara de Representantes.
De la Vega lleva más de 30 años haciendo política: fue candidato a la Alcaldía de Tierralta en tres oportunidades: en 1994, en 2003 y en 2011, todas por el Partido Liberal. En 2015, acompañó también la candidatura de su hermana Nohora de la Vega al Concejo de Tierralta y de Fabio Leonardo Otero a la Alcaldía de ese municipio, quien luego de ganar fue suspendido por tres meses durante la investigación disciplinaria por el homicidio de la líder social María del Pilar Hurtado. Ese mismo año apoyó a Edwin Besaile en su campaña a la Gobernación de Córdoba, ahora inhabilitado por 10 años por el caso de corrupción conocido como ‘Cartel de la Hemofilia’.
Y en 2019 apoyó las campañas de Daniel Montero, actual alcalde, y Orlando Benitez, actual gobernador. Todos, liberales o en coalición con el partido.
(Le puede interesar: María del Pilar Hurtado, la líder que había denunciado “casas de pique”)
Además, ha tenido varios cargos públicos: fue secretario de gobierno departamental en el mandato de Ángel Villadiego entre 1998 y 2000; corregidor de Santa Fe de Ralito en 2004; y defensor regional del pueblo en Sucre durante la administración del también liberal Julio César Guerra Tulena, de 2012 a 2015.
A esto se suma que, según una resolución de 2019 del Partido Liberal, Franklin de la Vega se registró en el Directorio Municipal de Tierralta de esa colectividad. “Él siempre ha vestido su camiseta roja y ha sido uno de los grandes iconos del Partido Liberal en Tierralta”, señaló una presidenta de una Junta de Acción Comunal (JAC) que prefiere no revelar su nombre.
Toda esta trayectoria política, dicen periodistas locales, líderes de la zona y presidentes de JAC, le ha permitido a De la Vega hacer alianzas con políticos que lo apoyan en su actual candidatura por la curul de paz, “lo que genera una competencia desigual para los demás candidatos y pone la curul en el riesgo de quedar en manos de los partidos tradicionales”, señalan.
De la Vega, sin embargo, sostiene que ninguno de estos apoyos, aspiraciones y cargos lo inhabilitan para mantenerse en su candidatura. La resolución 1126 de 2022 del Consejo Nacional Electoral aclaró que no podían lanzarse a las curules de paz aquellas personas que hubiesen sido candidatos o ejercieran cargos de elección popular en los cinco años anteriores a su inscripción o que hicieran parte de la dirección de un partido político en el último año.
“Mi última candidatura fue en 2011, diez años antes de la inscripción. Y siempre he sido militante del Partido Liberal, pero renuncié el 18 de noviembre del 2019, dos años antes. Es decir, yo cumplo la norma constitucional. Quienes cuestionan mi participación política, desconocen el acto legislativo y la resolución del CNE que son claros”, sostiene De la Vega, quien además es abogado penal con estudios en derecho administrativo.
Pero las víctimas reclaman que con su posible elección no se cumpliría el objetivo del punto 2.3.6 del Acuerdo de paz, que prometió que estas 16 nuevas curules garantizarían una mayor inclusión y representación política de las poblaciones más afectadas por el conflicto. “Si gana De la Vega, van a quedar representados el gobernador Orlando Benítez, (el representante a la Cámara) Andrés Calle, Joche Tous, Arleth Casado y los Besaile, quienes son políticos liberales tradicionales de la zona”, asegura Yamir Pico, periodista local, y quien denominó al candidato “el caballo de troya de los politiqueros en la curul de paz del sur de Córdoba”.
De la Vega niega cualquier tipo de apoyo de políticos actuales y señala que, como los demás líderes de víctimas, ha tenido dificultades económicas para hacer su campaña y ha tenido que utilizar sus ahorros. “Ojalá me apoyaran. Pero no me apoyan porque no está permitido por el acto legislativo ni por la ley”, dijo.
Y reitera que cumple con todos los requisitos, entre los que se encuentra ser víctima del conflicto armado. “Mi esposa y yo somos víctimas de desplazamiento forzado. Todos en mi equipo son víctimas del conflicto. Lo que pasa es que yo sé hacer política y quienes me critican no creen que un abogado deba participar, porque creen que las víctimas deben ser personas que sean desplazadas, que estén en pobreza extrema”. Explica además que ese desplazamiento forzado fue a causa de las amenazas de paramilitares de la región, como Salvatore Mancuso, hecho por el cual está registrado en la Unidad de Víctimas.
(Sobre la falta de financiación de las campañas a curules de paz: Candidatos a curules de paz no han recibido anticipos para la campaña política por parte del Consejo Nacional Electoral)
Cercanía a parapolíticos y relación con Mancuso
Según las denuncias recibidas por Colombia+20, De la Vega apoyó las campañas de Juan Manuel López Cabrales, Miguel Alonso de la Espriella y la familia Besaile; todos investigados o condenados por parapolítica. Además, según recortes de prensa de la época era cercano al exalcalde Aníbal Antonio Ortiz, quien “le hablaba al oído”, según estos recortes, y quien fue condenado en 2020 por alianzas con las Autodefensas Unidas de Colombia. Y en 2004 fue jefe de debate de Humberto Santos Negrete, capturado en 2009 por el mismo motivo.
De la Vega no lo niega, pero señala que cuando apoyó sus campañas no era posible saber que cometerían este tipo de actos. “Ahí todavía no eran condenados y yo no podía adivinar eso. Unos votan por la izquierda y otros por la derecha. Yo acompañé con mi voto de confianza las decisiones tomadas desde Bogotá por el director del Partido Liberal que daba avales. En Colombia no es un delito pertenecer a un partido político, ni apoyar a un gobernador o un alcalde, ¿cómo nos los iba a apoyar si yo soy un ciudadano y militaba en un partido?”, sostiene.
De la Vega, además, fue mencionado por Salvatore Mancuso en su versión libre ante Justicia y Paz, en donde lo describió como un hombre “no transparente” cuando lo descartó como candidato a la Alcaldía de Tierralta. Según lo documentó Verdad Abierta, esto sucedió en un hecho conocido como el Pacto de Granada, en marzo del 2000, en donde el exjefe paramilitar determinó quiénes serían los mandatarios de ese municipio durante los tres periodos electorales siguientes.
Sin embargo, el candidato sostiene que Mancuso lo consideraba un enemigo y que por el accionar de los paramilitares él nunca llegó a la Alcaldía. “Es más, yo estoy vivo por obra y gracia de Dios. Yo empecé a hacer política con dos personas más: el exalcalde Edilson José Salcedo Perdomo y mi amigo Orlando José Muñoz. A Edilson lo mataron y a Orlando se lo llevaron de mi casa hace 25 años. Luego de eso fue que yo me desplacé durante nueve meses”, asegura.
Pese a esto, entre las víctimas continúan las dudas. “A uno le cuesta creer que un político que se codeó con los paramilitares cuando fue encargado de Ralito y que fue cercano a esos políticos ahora vaya a defender las víctimas”, insistió una lideresa que prefiere reservar su nombre por seguridad.