Caso Lucas Villa: un testigo clave del atentado fue asesinado en Pereira en 2021
José Carlos Londoño Castañeda ‘Kaloyelo’, testigo clave del homicidio de Lucas Villa, fue asesinado en Pereira en octubre de 2021. La Fiscalía lo investigaba por presunta complicidad con el atentado, tenía antecedentes por hurto, homicidio y supuestas conexiones con La Cordillera, banda criminal a la que la Defensoría del Pueblo relaciona con el crimen.
Faltaba media hora para las tres de la tarde del 14 de octubre de 2021 cuando un sicario irrumpió en la barbería Penthouse, sobre la carrera novena con calle 7, a pocas calles del Viaducto y del centro de Pereira.
Con un par de pistolas que portaba en sus dos manos, el criminal abrió fuego contra el propietario del establecimiento, un hombre de 37 años llamado José Carlos Londoño Castañeda, a quien conocían como “Kaloyelo”, “Calogero” o “El Nene”, quien murió en el acto.
Lo que no trascendió en su momento es que es muy posible que este crimen tenga relación con el atentado contra Lucas Villa y Andrés Felipe Castaño, ocurrido cinco meses atrás en el Viaducto de Pereira, el 5 de mayo de 2021 durante un plantón pacífico del paro nacional. La conexión es sencilla: Londoño Castañeda, el barbero asesinado, era un testigo excepcional del ataque, además la Fiscalía investigaba su supuesto rol como cómplice de los hechos e incluso ordenó interceptar sus comunicaciones.
La noche del 5 de mayo de 2021, antes de la balacera, José Carlos Londoño Kaloyelo rondó junto a una mujer rubia en una motocicleta Yamaha Bwis blanca cerca del plantón que los manifestantes desarrollaban en el Viaducto, como quedó probado en los registros de al menos cuatro cámaras de seguridad de la zona, una de estas grabaciones había sido revelada por los medios Bellingcat, Baudó Agencia Pública y 070 en diciembre de 2021.
En contexto: Las pruebas contra La Cordillera en el caso Lucas Villa
A las 7:06 de la noche parquearon la motocicleta en el puente vehicular de la fábrica Nicole, desde allí vigilaron lo que sucedía abajo, a menos de cien metros, en la plazoleta del Viaducto. Un minuto más tarde ambos se encaminaron en la moto hacia el punto en donde estaban los manifestantes y después se presume que bajaron al barrio San Judas, el mismo sitio del que salieron los sicarios, cerca de donde Kaloyelo vivía con su compañera, según contó a Colombia+20 una persona que lo conocía desde la infancia.
Veinte minutos más tarde la Bwis blanca apareció en el mismo puente vehicular de la fábrica Nicole, pero esta vez el conductor y la mujer rubia tenían ropa y cascos oscuros. Los investigadores creen que se trató de la misma pareja. La cámara de seguridad registró la hora: 7:25 de la noche, seis minutos antes del atentado.
Kaloyelo y la mujer rubia observaron desde el puente cuando los sicarios en dos motos cruzaron a su lado a las 7:29, tomando el descenso hacia el barrio San Judas, donde aparcaron las motos, antes de abrir fuego.
En el instante justo en que suenan los disparos Kaloyelo se oculta detrás de la motocicleta con su compañera y apenas un segundo después corre hacia las barandas del puente para grabar con su celular uno de los videos del crimen que se hizo viral aquellos días.
En la grabación se aprecia la escena borrosa entre la enorme confusión que ocurre abajo, mientras cruza una ambulancia que no se detuvo a recoger las víctimas. Allí se escucha con claridad la voz de Londoño: “en este momento están dando bala en el Viaducto, miren bien, están dando bala en el Viaducto en este momento, ya mando hora y fecha, hoy es cinco de mayo del 2021”.
La Fiscalía no estaba equivocada, en efecto esa voz era la suya, así lo confirmó a Colombia+20 una persona que lo conocía y vio el video aquella misma noche en redes sociales.
Hay dos hipótesis que explicarían por qué Londoño se apostó en ese puente para grabar el crimen. La primera es que aquella grabación sería necesaria para cobrar por el asesinato. La segunda hipótesis va más allá: plantea que el plan criminal buscaba generar escarmiento y terror entre los manifestantes, para ello era imprescindible que las imágenes del atentado y las víctimas circularan por redes sociales.
La Fiscalía investiga la posible relación de Kaloyelo con la banda Cordillera, e incluso con supuestos miembros de la Policía, sin embargo, Colombia+20 no encontró pruebas de esto último, aunque como habíamos contado en entregas anteriores, hay suficiente evidencia de que altos oficiales de la institución dieron la orden a los cuadrantes en la zona de no reaccionar después del atentado, uno de esos oficiales se refirió al atentado como un “milagro”.
Lea también: El expediente oculto de La Cordillera
Lo que sí pudo confirmar este diario es que José Carlos Londoño Castañeda Kaloyelo registraba anotaciones por hurto y homicidio en la Rama Judicial. Su infancia y juventud transcurrieron en los barrios Kennedy y Villa Santana, dos sectores populares de Pereira, donde era conocido en los círculos musicales del Hip-Hop. De acuerdo con alguien que compartió espacios con él, varios de sus hermanos fueron asesinados hace dos décadas por una venganza entre lavadores de dinero.
Esta misma persona contó a Colombia+20 que su compañera, quien presuntamente lo acompañaba en la motocicleta la noche del 5 de mayo de 2021, salió del país poco después de que lo asesinaran. Aunque este diario consultó con el juzgado que realizó las primeras audiencias después del homicidio, no fue posible obtener información sobre los móviles del crimen.
Lea también: Las comunicaciones que comprometen a la Policía en el atentado contra Lucas Villa
Al asesinato de Kaloyelo se sumó otro homicidio cometido el 12 de febrero de 2022 en un estanquillo del barrio Corocito. Allí dispararon contra Carlos Enrique Gutiérrez Gil “El Grande”, un viejo jefe de sicarios de La Cordillera que pasó una década en la cárcel, recobrando su libertad en septiembre de 2018.
Según una fuente del sector, Gutiérrez había coordinado por años la banda del barrio San Judas y era muy probable que él también conociera información relevante sobre el atentado contra Lucas Villa, aunque su nombre no figura en el expediente al que tuvo acceso este diario.
¿Un capo intocable?
Dos meses después de que una investigación de Colombia+20 revelara testimonios de personas y apartes de varios procesos judiciales que incriminan a Diego Fernando Ruíz Quintero, alias “Diego Pereira” o “Don A”, como el máximo jefe de La Cordillera, una alerta temprana de la Defensoría del Pueblo volvió a señalarlo, asegurando que este sujeto, que empezó su carrera delincuencial siendo chofer del narco y paramilitar Carlos Mario Jiménez “Macaco”, coordina una de las “redes criminales transnacionales más fuertes en el país, dedicada al tráfico de estupefacientes”.
Diego Fernando Ruíz tiene importantes vínculos con políticos y empresarios de la región, de acuerdo con declaraciones del ex juez de paz Eisenhower Zapata, y varios de sus familiares trabajan en la alcaldía de Dosquebradas.
Lea: Las omisiones de la Policía la noche del atentado a Lucas Villa
En el documento de la Defensoría del Pueblo, con fecha del 1 de febrero, se advierte una disputa por el control de Dosquebradas, Risaralda, que ya deja múltiples asesinatos, algunas de estas víctimas aparecieron desmembradas y envueltas en costales en las afueras de Pereira o Dosquebradas.
En esa disputa se enfrentan carteles mexicanos, las AGC y La Cordillera, banda que según esa entidad “se encuentra organizada con jerarquía en la que existe el desempeño de funciones y roles, al mando de sus cabecillas. Uno de ellos es Diego Fernando Ruiz Quintero alias “Diego Pereira”, quien es señalado de tener bajo control el narcotráfico en esta zona del país y a más de 50 hombres que se encargan de manejar un aproximado de 22 organizaciones del crimen organizado (bandas criminales) a su servicio en el municipio de Dosquebradas y alrededor de 57 o 60 en la ciudad de Pereira, las cuales distribuyen, transportan y venden toda clase de sustancias psicoactivas”.
La Defensoría además ratifica que el asesinato de Lucas Villa fue cometido por La Cordillera y se refiere al crimen como “un caso emblemático”.
Este diario conoció desde mediados de 2022 versiones de personas que conocen a Diego Pereira apuntando que aquel había salido de la ciudad, posiblemente hacia el extranjero, después de que el entonces candidato Gustavo Petro denunciara que La Cordillera planeaba asesinarlo en plena campaña presidencial.
No obstante, las acusaciones de Petro tuvieron nombre propio: el finquero pereirano César Augusto Giraldo Montoya Calzones, un poderoso miembro del Centro Democrático, que como reveló una investigación de este diario en mayo de 2021, tuvo múltiples conexiones y tratos comerciales con personas vinculadas a la mafia.
Vea: Calzones, el hombre fuerte del uribismo que tuvo negocios con narcos
Otras fuentes indicaron que Diego Pereira habría regresado a la ciudad y participó de una fiesta pública el 21 de diciembre de 2022 en la calle 8 del barrio el Japón de Dosquebradas, donde viven algunos de sus familiares.
Colombia+20 obtuvo un video de esa fiesta, aunque no pudo confirmar la presencia de Diego Pereira en ella, sí constató que allí estuvieron algunos de sus hermanos y Luis Eduardo Giraldo “Pika”, un concejal del municipio de Dosquebradas. En el evento corrió licor en abundancia y hubo juegos pirotécnicos, un grupo de zanqueros ambientó la calle con música en vivo, mientras repartían regalos para los niños del sector, media docena de camionetas de alta gama bloqueaban la vía principal y hasta unos jinetes en caballos de paso fino cabalgaban por la callejuelas del barrio.
En enero y marzo del 2022, a punto de cumplirse ya un año del atentado contra Lucas Villa y Andrés Felipe Castaño, varios funcionarios de alto nivel del Gobierno pasado, como el ministro del interior Diego Palacios y el ministro de la defensa Diego Molano, aseguraron en sus visitas a Pereira que la prioridad para las autoridades era lograr la captura de “alias don Diego” y el desmantelamiento de La Cordillera. Nada de aquello ocurrió.
El Diario del Otún y Q’Hubo publicaron, en ese entonces, una fotografía con el rostro difuminado y una leyenda que resultó premonitoria: “Este es Diego Pereira, todos lo conocen, pero no lo cogen”.
Faltaba media hora para las tres de la tarde del 14 de octubre de 2021 cuando un sicario irrumpió en la barbería Penthouse, sobre la carrera novena con calle 7, a pocas calles del Viaducto y del centro de Pereira.
Con un par de pistolas que portaba en sus dos manos, el criminal abrió fuego contra el propietario del establecimiento, un hombre de 37 años llamado José Carlos Londoño Castañeda, a quien conocían como “Kaloyelo”, “Calogero” o “El Nene”, quien murió en el acto.
Lo que no trascendió en su momento es que es muy posible que este crimen tenga relación con el atentado contra Lucas Villa y Andrés Felipe Castaño, ocurrido cinco meses atrás en el Viaducto de Pereira, el 5 de mayo de 2021 durante un plantón pacífico del paro nacional. La conexión es sencilla: Londoño Castañeda, el barbero asesinado, era un testigo excepcional del ataque, además la Fiscalía investigaba su supuesto rol como cómplice de los hechos e incluso ordenó interceptar sus comunicaciones.
La noche del 5 de mayo de 2021, antes de la balacera, José Carlos Londoño Kaloyelo rondó junto a una mujer rubia en una motocicleta Yamaha Bwis blanca cerca del plantón que los manifestantes desarrollaban en el Viaducto, como quedó probado en los registros de al menos cuatro cámaras de seguridad de la zona, una de estas grabaciones había sido revelada por los medios Bellingcat, Baudó Agencia Pública y 070 en diciembre de 2021.
En contexto: Las pruebas contra La Cordillera en el caso Lucas Villa
A las 7:06 de la noche parquearon la motocicleta en el puente vehicular de la fábrica Nicole, desde allí vigilaron lo que sucedía abajo, a menos de cien metros, en la plazoleta del Viaducto. Un minuto más tarde ambos se encaminaron en la moto hacia el punto en donde estaban los manifestantes y después se presume que bajaron al barrio San Judas, el mismo sitio del que salieron los sicarios, cerca de donde Kaloyelo vivía con su compañera, según contó a Colombia+20 una persona que lo conocía desde la infancia.
Veinte minutos más tarde la Bwis blanca apareció en el mismo puente vehicular de la fábrica Nicole, pero esta vez el conductor y la mujer rubia tenían ropa y cascos oscuros. Los investigadores creen que se trató de la misma pareja. La cámara de seguridad registró la hora: 7:25 de la noche, seis minutos antes del atentado.
Kaloyelo y la mujer rubia observaron desde el puente cuando los sicarios en dos motos cruzaron a su lado a las 7:29, tomando el descenso hacia el barrio San Judas, donde aparcaron las motos, antes de abrir fuego.
En el instante justo en que suenan los disparos Kaloyelo se oculta detrás de la motocicleta con su compañera y apenas un segundo después corre hacia las barandas del puente para grabar con su celular uno de los videos del crimen que se hizo viral aquellos días.
En la grabación se aprecia la escena borrosa entre la enorme confusión que ocurre abajo, mientras cruza una ambulancia que no se detuvo a recoger las víctimas. Allí se escucha con claridad la voz de Londoño: “en este momento están dando bala en el Viaducto, miren bien, están dando bala en el Viaducto en este momento, ya mando hora y fecha, hoy es cinco de mayo del 2021”.
La Fiscalía no estaba equivocada, en efecto esa voz era la suya, así lo confirmó a Colombia+20 una persona que lo conocía y vio el video aquella misma noche en redes sociales.
Hay dos hipótesis que explicarían por qué Londoño se apostó en ese puente para grabar el crimen. La primera es que aquella grabación sería necesaria para cobrar por el asesinato. La segunda hipótesis va más allá: plantea que el plan criminal buscaba generar escarmiento y terror entre los manifestantes, para ello era imprescindible que las imágenes del atentado y las víctimas circularan por redes sociales.
La Fiscalía investiga la posible relación de Kaloyelo con la banda Cordillera, e incluso con supuestos miembros de la Policía, sin embargo, Colombia+20 no encontró pruebas de esto último, aunque como habíamos contado en entregas anteriores, hay suficiente evidencia de que altos oficiales de la institución dieron la orden a los cuadrantes en la zona de no reaccionar después del atentado, uno de esos oficiales se refirió al atentado como un “milagro”.
Lea también: El expediente oculto de La Cordillera
Lo que sí pudo confirmar este diario es que José Carlos Londoño Castañeda Kaloyelo registraba anotaciones por hurto y homicidio en la Rama Judicial. Su infancia y juventud transcurrieron en los barrios Kennedy y Villa Santana, dos sectores populares de Pereira, donde era conocido en los círculos musicales del Hip-Hop. De acuerdo con alguien que compartió espacios con él, varios de sus hermanos fueron asesinados hace dos décadas por una venganza entre lavadores de dinero.
Esta misma persona contó a Colombia+20 que su compañera, quien presuntamente lo acompañaba en la motocicleta la noche del 5 de mayo de 2021, salió del país poco después de que lo asesinaran. Aunque este diario consultó con el juzgado que realizó las primeras audiencias después del homicidio, no fue posible obtener información sobre los móviles del crimen.
Lea también: Las comunicaciones que comprometen a la Policía en el atentado contra Lucas Villa
Al asesinato de Kaloyelo se sumó otro homicidio cometido el 12 de febrero de 2022 en un estanquillo del barrio Corocito. Allí dispararon contra Carlos Enrique Gutiérrez Gil “El Grande”, un viejo jefe de sicarios de La Cordillera que pasó una década en la cárcel, recobrando su libertad en septiembre de 2018.
Según una fuente del sector, Gutiérrez había coordinado por años la banda del barrio San Judas y era muy probable que él también conociera información relevante sobre el atentado contra Lucas Villa, aunque su nombre no figura en el expediente al que tuvo acceso este diario.
¿Un capo intocable?
Dos meses después de que una investigación de Colombia+20 revelara testimonios de personas y apartes de varios procesos judiciales que incriminan a Diego Fernando Ruíz Quintero, alias “Diego Pereira” o “Don A”, como el máximo jefe de La Cordillera, una alerta temprana de la Defensoría del Pueblo volvió a señalarlo, asegurando que este sujeto, que empezó su carrera delincuencial siendo chofer del narco y paramilitar Carlos Mario Jiménez “Macaco”, coordina una de las “redes criminales transnacionales más fuertes en el país, dedicada al tráfico de estupefacientes”.
Diego Fernando Ruíz tiene importantes vínculos con políticos y empresarios de la región, de acuerdo con declaraciones del ex juez de paz Eisenhower Zapata, y varios de sus familiares trabajan en la alcaldía de Dosquebradas.
Lea: Las omisiones de la Policía la noche del atentado a Lucas Villa
En el documento de la Defensoría del Pueblo, con fecha del 1 de febrero, se advierte una disputa por el control de Dosquebradas, Risaralda, que ya deja múltiples asesinatos, algunas de estas víctimas aparecieron desmembradas y envueltas en costales en las afueras de Pereira o Dosquebradas.
En esa disputa se enfrentan carteles mexicanos, las AGC y La Cordillera, banda que según esa entidad “se encuentra organizada con jerarquía en la que existe el desempeño de funciones y roles, al mando de sus cabecillas. Uno de ellos es Diego Fernando Ruiz Quintero alias “Diego Pereira”, quien es señalado de tener bajo control el narcotráfico en esta zona del país y a más de 50 hombres que se encargan de manejar un aproximado de 22 organizaciones del crimen organizado (bandas criminales) a su servicio en el municipio de Dosquebradas y alrededor de 57 o 60 en la ciudad de Pereira, las cuales distribuyen, transportan y venden toda clase de sustancias psicoactivas”.
La Defensoría además ratifica que el asesinato de Lucas Villa fue cometido por La Cordillera y se refiere al crimen como “un caso emblemático”.
Este diario conoció desde mediados de 2022 versiones de personas que conocen a Diego Pereira apuntando que aquel había salido de la ciudad, posiblemente hacia el extranjero, después de que el entonces candidato Gustavo Petro denunciara que La Cordillera planeaba asesinarlo en plena campaña presidencial.
No obstante, las acusaciones de Petro tuvieron nombre propio: el finquero pereirano César Augusto Giraldo Montoya Calzones, un poderoso miembro del Centro Democrático, que como reveló una investigación de este diario en mayo de 2021, tuvo múltiples conexiones y tratos comerciales con personas vinculadas a la mafia.
Vea: Calzones, el hombre fuerte del uribismo que tuvo negocios con narcos
Otras fuentes indicaron que Diego Pereira habría regresado a la ciudad y participó de una fiesta pública el 21 de diciembre de 2022 en la calle 8 del barrio el Japón de Dosquebradas, donde viven algunos de sus familiares.
Colombia+20 obtuvo un video de esa fiesta, aunque no pudo confirmar la presencia de Diego Pereira en ella, sí constató que allí estuvieron algunos de sus hermanos y Luis Eduardo Giraldo “Pika”, un concejal del municipio de Dosquebradas. En el evento corrió licor en abundancia y hubo juegos pirotécnicos, un grupo de zanqueros ambientó la calle con música en vivo, mientras repartían regalos para los niños del sector, media docena de camionetas de alta gama bloqueaban la vía principal y hasta unos jinetes en caballos de paso fino cabalgaban por la callejuelas del barrio.
En enero y marzo del 2022, a punto de cumplirse ya un año del atentado contra Lucas Villa y Andrés Felipe Castaño, varios funcionarios de alto nivel del Gobierno pasado, como el ministro del interior Diego Palacios y el ministro de la defensa Diego Molano, aseguraron en sus visitas a Pereira que la prioridad para las autoridades era lograr la captura de “alias don Diego” y el desmantelamiento de La Cordillera. Nada de aquello ocurrió.
El Diario del Otún y Q’Hubo publicaron, en ese entonces, una fotografía con el rostro difuminado y una leyenda que resultó premonitoria: “Este es Diego Pereira, todos lo conocen, pero no lo cogen”.