La importancia de Venezuela en el cese al fuego con disidencia de Iván Mordisco
El Gobierno de Nicolás Maduro ha estado en abierta confrontación con ese grupo disidente de las Farc desde hace dos años. La solicitud del grupo para que Venezuela acompañe el cese al fuego bilateral buscaría la neutralidad del país vecino en el conflicto que sostiene con la Segunda Marquetalia y el Eln.
En el acuerdo de cese al fuego bilateral que están a punto de firmar el Gobierno de Gustavo Petro y la disidencia de las Farc liderada por Iván Mordisco hay un nuevo actor que será clave: el gobierno de Nicolás Maduro. Como lo reveló Colombia+20, ese grupo ya le hizo llegar al mandatario venezolano una misiva en la que le pide explícitamente que acompañe ese proceso de verificación. Falta que Maduro confirme oficialmente su aceptación, pues ya lo habría hecho de manera informal.
Contexto: Este es el acuerdo de cese al fuego entre Gobierno y “Farc Ep”, de Iván Mordisco
La invitación a Venezuela por parte de este grupo -conformado por mandos medios de las Farc que no aceptaron el Acuerdo Final y prefirieron seguir en la guerra- sorprende a quienes han seguido de cerca la abierta y declarada confrontación que ha sostenido ese grupo armado con la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) desde marzo de 2021. Así lo sostiene el profesor Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, quien es escéptico frente a la posibilidad de que ese acuerdo llegue a buen puerto.
“Me parece difícil que pueda haber un acuerdo entre la disidencia de Mordisco y el gobierno venezolano porque parecía, por lo menos durante 2021 y 2022, que estaban en aceras diferentes. Mientras Venezuela tenía un diálogo con la Segunda Marquetalia y con el Eln, no lo tenía con esta disidencia”, explica.
El escepticismo del investigador tiene sus raíces en la cruenta guerra que se desató el 21 de marzo de 2021 en el estado venezolano de Apure, fronterizo con Arauca. Ese día, el gobierno de Maduro inició una embestida y un despliegue militar decidido contra el grupo de Mordisco en esa zona, en particular contra el décimo frente, que se conoció como la operación Escudo Bolivariano 2021 y que desplazó a miles de pobladores venezolanos, quienes cruzaron el río Arauca y llegaron al municipio de Arauquita.
Lea también: Combates entre disidencias y Eln en Arauca: ¿quiénes son y por qué se enfrentan?
Las confrontaciones fueron tan fuertes, que en su momento la canciller colombiana Claudia Blum habló de más de 5.700 desplazados hacia Colombia y brutales operaciones venezolanas que no respetaban los derechos humanos.
En medio de los enfrentamientos, el grupo disidente incluso secuestró a ocho militares venezolanos que mantuvo en su poder durante más de un mes y que sólo liberó – según varias versiones – hasta que las fuerzas militares venezolanas se replegaron. Ello, pese a que el gobierno venezolano habló de la liberación de esos ocho militares como un “rescate” exitoso ejecutado por sus hombres. Varios conocedores de la materia han señalado que, en realidad, en esa guerra las fuerzas militares venezolanas salieron derrotadas.
Esa es apenas una pieza en el rompecabezas del conflicto que se libra en territorio venezolano, en el que también entran la Segunda Marquetalia de Iván Márquez y el Eln.
En el panorama completo, la disidencia de Mordisco y el gobierno Maduro están en orillas radicalmente distintas. De un lado, la disidencia de Mordisco ha señalado al gobierno de Maduro de conformar una especie de “triple alianza” para combatirla, en bloque con la Segunda Marquetalia y el Eln; y del otro, el gobierno venezolano ha llegado a decir que Gentil Duarte – quién comandó ese grupo antes de Mordisco – estaba conectado con Iván Duque en un intento del gobierno colombiano del momento por desestabilizar a Venezuela.
Por eso, para el investigador Rodríguez, “es mucho más difícil poder hacer un acuerdo con la disidencia de Mordisco en territorio venezolano que en territorio colombiano, porque esta disidencia no es para nada de los afectos del régimen; de hecho el régimen venezolano sigue un poco el discurso del Eln que dice que estos ni siquiera son un grupo guerrillero, sino un grupo narcotraficante delincuencial”.
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Ha sido en el marco de esa confrontación que se han producido las muertes de los comandantes más visibles, de lado y lado. Del lado de la Segunda Marquetalia, en mayo de 2021 cayó Jesús Santrich, y en diciembre de ese mismo año murieron Hernán Darío Velásquez, El Paisa, y Henry Castellanos Garzón, Romaña. Del otro lado, Gentil Duarte murió en mayo de 2022. Todos, en territorio venezolano.
Para Socorro Ramírez, experta en los temas de la frontera, esa situación con el gobierno venezolano no puede continuar si se espera que estos diálogos tengan éxito. “Si se le pide a Venezuela que juegue un papel más allá de estar presente en las reuniones, implicaría necesariamente que entienda que esas agrupaciones (disidencias y el Eln) han ido tomando una condición binacional y actúan en sentido distinto a ambos lados, pero no podrá formalizarse y consolidarse la paz del lado colombiano si no se acaba también su presencia en el otro lado. Ese es un punto crucial que bien vale la pena que el gobierno colombiano lo plantee en los papeles que le está asignando a Venezuela en estos procesos de negociación”.
Para la experta, es necesario que “esté claro qué es exactamente lo que se le pide a Venezuela, que es distinto de pedirle a cualquier país que sea garante lo cual se limita en la mayor parte de casos a estar presente; habría que pedirle que no permita la presencia de esos grupos en su territorio y mucho menos que le preste apoyo a unos o a otros”.
En el mismo sentido opina Rodríguez, para quien Venezuela no debe ser un país acompañante o garante, sino un actor más en la mesa. “Se requiere que Venezuela, que es un territorio en el cual está ocurriendo el conflicto armado, que está teniendo desplazados, que tiene secuestrados, que tiene escenarios de confrontación con cuerpos de seguridad venezolanos, se asuma como un actor más en la mesa y en esa condición debe llegar a acuerdos con los diferentes grupos”, sostiene.
Entre tanto, la Segunda Marquetalia y el Eln también avanzan en conversaciones con el Gobierno Petro para llegar a un cese al fuego bilateral. En el caso de esta última, el tema será objeto de discusión en el siguiente ciclo de diálogos que se realizará en México.
En el acuerdo de cese al fuego bilateral que están a punto de firmar el Gobierno de Gustavo Petro y la disidencia de las Farc liderada por Iván Mordisco hay un nuevo actor que será clave: el gobierno de Nicolás Maduro. Como lo reveló Colombia+20, ese grupo ya le hizo llegar al mandatario venezolano una misiva en la que le pide explícitamente que acompañe ese proceso de verificación. Falta que Maduro confirme oficialmente su aceptación, pues ya lo habría hecho de manera informal.
Contexto: Este es el acuerdo de cese al fuego entre Gobierno y “Farc Ep”, de Iván Mordisco
La invitación a Venezuela por parte de este grupo -conformado por mandos medios de las Farc que no aceptaron el Acuerdo Final y prefirieron seguir en la guerra- sorprende a quienes han seguido de cerca la abierta y declarada confrontación que ha sostenido ese grupo armado con la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) desde marzo de 2021. Así lo sostiene el profesor Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, quien es escéptico frente a la posibilidad de que ese acuerdo llegue a buen puerto.
“Me parece difícil que pueda haber un acuerdo entre la disidencia de Mordisco y el gobierno venezolano porque parecía, por lo menos durante 2021 y 2022, que estaban en aceras diferentes. Mientras Venezuela tenía un diálogo con la Segunda Marquetalia y con el Eln, no lo tenía con esta disidencia”, explica.
El escepticismo del investigador tiene sus raíces en la cruenta guerra que se desató el 21 de marzo de 2021 en el estado venezolano de Apure, fronterizo con Arauca. Ese día, el gobierno de Maduro inició una embestida y un despliegue militar decidido contra el grupo de Mordisco en esa zona, en particular contra el décimo frente, que se conoció como la operación Escudo Bolivariano 2021 y que desplazó a miles de pobladores venezolanos, quienes cruzaron el río Arauca y llegaron al municipio de Arauquita.
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Las confrontaciones fueron tan fuertes, que en su momento la canciller colombiana Claudia Blum habló de más de 5.700 desplazados hacia Colombia y brutales operaciones venezolanas que no respetaban los derechos humanos.
En medio de los enfrentamientos, el grupo disidente incluso secuestró a ocho militares venezolanos que mantuvo en su poder durante más de un mes y que sólo liberó – según varias versiones – hasta que las fuerzas militares venezolanas se replegaron. Ello, pese a que el gobierno venezolano habló de la liberación de esos ocho militares como un “rescate” exitoso ejecutado por sus hombres. Varios conocedores de la materia han señalado que, en realidad, en esa guerra las fuerzas militares venezolanas salieron derrotadas.
Esa es apenas una pieza en el rompecabezas del conflicto que se libra en territorio venezolano, en el que también entran la Segunda Marquetalia de Iván Márquez y el Eln.
En el panorama completo, la disidencia de Mordisco y el gobierno Maduro están en orillas radicalmente distintas. De un lado, la disidencia de Mordisco ha señalado al gobierno de Maduro de conformar una especie de “triple alianza” para combatirla, en bloque con la Segunda Marquetalia y el Eln; y del otro, el gobierno venezolano ha llegado a decir que Gentil Duarte – quién comandó ese grupo antes de Mordisco – estaba conectado con Iván Duque en un intento del gobierno colombiano del momento por desestabilizar a Venezuela.
Por eso, para el investigador Rodríguez, “es mucho más difícil poder hacer un acuerdo con la disidencia de Mordisco en territorio venezolano que en territorio colombiano, porque esta disidencia no es para nada de los afectos del régimen; de hecho el régimen venezolano sigue un poco el discurso del Eln que dice que estos ni siquiera son un grupo guerrillero, sino un grupo narcotraficante delincuencial”.
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Ha sido en el marco de esa confrontación que se han producido las muertes de los comandantes más visibles, de lado y lado. Del lado de la Segunda Marquetalia, en mayo de 2021 cayó Jesús Santrich, y en diciembre de ese mismo año murieron Hernán Darío Velásquez, El Paisa, y Henry Castellanos Garzón, Romaña. Del otro lado, Gentil Duarte murió en mayo de 2022. Todos, en territorio venezolano.
Para Socorro Ramírez, experta en los temas de la frontera, esa situación con el gobierno venezolano no puede continuar si se espera que estos diálogos tengan éxito. “Si se le pide a Venezuela que juegue un papel más allá de estar presente en las reuniones, implicaría necesariamente que entienda que esas agrupaciones (disidencias y el Eln) han ido tomando una condición binacional y actúan en sentido distinto a ambos lados, pero no podrá formalizarse y consolidarse la paz del lado colombiano si no se acaba también su presencia en el otro lado. Ese es un punto crucial que bien vale la pena que el gobierno colombiano lo plantee en los papeles que le está asignando a Venezuela en estos procesos de negociación”.
Para la experta, es necesario que “esté claro qué es exactamente lo que se le pide a Venezuela, que es distinto de pedirle a cualquier país que sea garante lo cual se limita en la mayor parte de casos a estar presente; habría que pedirle que no permita la presencia de esos grupos en su territorio y mucho menos que le preste apoyo a unos o a otros”.
En el mismo sentido opina Rodríguez, para quien Venezuela no debe ser un país acompañante o garante, sino un actor más en la mesa. “Se requiere que Venezuela, que es un territorio en el cual está ocurriendo el conflicto armado, que está teniendo desplazados, que tiene secuestrados, que tiene escenarios de confrontación con cuerpos de seguridad venezolanos, se asuma como un actor más en la mesa y en esa condición debe llegar a acuerdos con los diferentes grupos”, sostiene.
Entre tanto, la Segunda Marquetalia y el Eln también avanzan en conversaciones con el Gobierno Petro para llegar a un cese al fuego bilateral. En el caso de esta última, el tema será objeto de discusión en el siguiente ciclo de diálogos que se realizará en México.