“¿Cómo nos quitan la tierra?”: una serie sobre despojo y violencia
Esta serie documental de cuatro capítulos cuenta la relación entre el conflicto armado, la propiedad de la tierra y negocios relacionados con el agro, la minería, el petróleo y la infraestructura
En Colombia se ha consolidado un modelo que ha convertido territorios de comunidades campesinas y étnicas, víctimas del conflicto armado, en extensas zonas para el desarrollo de grandes negocios agroindustriales, forestales, petroleros, mineros y de infraestructura.
Una ‘receta’ para la conversión en el uso de la tierra que ha implicado el desplazamiento forzado de millones de personas, la participación de servidores públicos para legalizar el despojo de los predios abandonados y el montaje de enormes empresas con sofisticados vínculos con el poder político regional y nacional. Esta es la premisa central de la serie ¿Cómo nos quitan la tierra?, producida por el proyecto periodístico Rutas del Conflicto, con el apoyo de la Fundación Heinrich Böll, Cuestión Pública y el Comité de Solidaridad con los Presos Políticos.
Conozca esta serie acá: ¿Cómo nos quitan la tierra?
La serie de cuatro capítulos, cuenta con recursos gráficos animados la historia de este modelo, comenzando por la operación ‘Génesis’ del Ejército y la incursión paramilitar ‘Cacarica’ que desplazaron comunidades enteras en el Bajo Atrato, en el Chocó. Las tierras abandonadas por las comunidades afros terminaron, con ayuda de servidores públicos, en manos de jefes paramilitares, asociados con empresarios, que llenaron la zona de palma aceitera.
Yamile Salinas Abdala, abogada que ha investigado durante varias décadas la relación entre el conflicto armado y la propiedad de la tierra, y directora editorial de la serie, señala que las historias que cuentan cómo ha sido este modelo y que han sido descritas por la prensa y la academia no le han llegado a todos los públicos y por eso buscaron una manera creativa para explicarlo. “Queríamos mostrar cómo ese desplazamiento y despojo recorre todo el país. El modelo se va perfeccionando, y se va moviendo por varios territorios con todos los actores: las guerrillas, los ‘paras’, los servidores públicos y las empresas”, explica Salinas.
Luego de describir cómo comienza esta ‘receta’ para cambiar el uso de la tierra, en el primer capítulo, llamado El Experimento, la serie cuenta cómo el modelo se movió a otras zonas del país, abriendo la puerta a otros negocios diferentes a la palma aceitera, como las inversiones en agroforestales y la explotación petrolera. “Todo comienza con los casos de los consejos comunitarios de Jiguamiandó y Curvaradó y luego se va perfeccionando en Montes de Maria, pasa a Puerto Gaitán, en los Llanos y ahora va por las reservas de los parques nacionales naturales en territorios indígenas”, cuenta la directora editorial de la serie.
Toda la producción se realizó en medio de las limitaciones de movilidad que impone la pandemia por el COVID-19. Por esta razón, el equipo decidió construir toda la narrativa usando ilustraciones y otros apoyos gráficos para contar las historias.
Nicole Acuña, la directora audiovisual de la serie señala que fue un reto contar con estos recursos, una historia que abarca cerca de tres décadas, en cuatro capítulos, cada uno de cerca de 10 minutos. “Hicimos un esfuerzo muy grande por construir unos mapas y unas maneras de mostrar el territorio muy sencillas, pero que a la vez fueran muy ilustrativas para mostrar cómo el conflicto se ha movido por unas rutas que coinciden con los caminos de varios negocios agroindustriales y petroleros”, explica Acuña.
Todo el proyecto fue apoyado por la Fundación Heinrich Böll, cercana al Partido Verde alemán, y que tiene presencia permanente en Colombia desde 2016. Laura Villamizar, coordinadora del programa de Democracia y Derechos Humanos de la fundación, señala que como parte de su función, esta organización busca apoyar la democratización de la información en los países en los que hace presencia. “Apoyamos a organizaciones de la sociedad civil y medios de comunicación que evidencian la responsabilidad de diversos actores, incluyendo los llamados poderes fácticos, en particular económicos, y su papel frente a la democracia, los derechos humanos y la construcción de paz en Colombia”, explica Villamizar.
Vea: En Turbo, los desplazados de la Operación Génesis viven sobre la basura
El rol de estos poderes fácticos es clave para entender el conflicto y para exigir los derechos de las víctimas y garantizar la no repetición de las violencias que los afectaron. “La idea es poner en evidencia las fases y los actores de este modelo, que ha dejado una altísima impunidad”, explicó Yamile Salinas.
Este proyecto audiovisual será entregado a la Comisión de la Verdad y a la Jurisdicción Especial para la Paz el próximo 3 de diciembre.
En Colombia se ha consolidado un modelo que ha convertido territorios de comunidades campesinas y étnicas, víctimas del conflicto armado, en extensas zonas para el desarrollo de grandes negocios agroindustriales, forestales, petroleros, mineros y de infraestructura.
Una ‘receta’ para la conversión en el uso de la tierra que ha implicado el desplazamiento forzado de millones de personas, la participación de servidores públicos para legalizar el despojo de los predios abandonados y el montaje de enormes empresas con sofisticados vínculos con el poder político regional y nacional. Esta es la premisa central de la serie ¿Cómo nos quitan la tierra?, producida por el proyecto periodístico Rutas del Conflicto, con el apoyo de la Fundación Heinrich Böll, Cuestión Pública y el Comité de Solidaridad con los Presos Políticos.
Conozca esta serie acá: ¿Cómo nos quitan la tierra?
La serie de cuatro capítulos, cuenta con recursos gráficos animados la historia de este modelo, comenzando por la operación ‘Génesis’ del Ejército y la incursión paramilitar ‘Cacarica’ que desplazaron comunidades enteras en el Bajo Atrato, en el Chocó. Las tierras abandonadas por las comunidades afros terminaron, con ayuda de servidores públicos, en manos de jefes paramilitares, asociados con empresarios, que llenaron la zona de palma aceitera.
Yamile Salinas Abdala, abogada que ha investigado durante varias décadas la relación entre el conflicto armado y la propiedad de la tierra, y directora editorial de la serie, señala que las historias que cuentan cómo ha sido este modelo y que han sido descritas por la prensa y la academia no le han llegado a todos los públicos y por eso buscaron una manera creativa para explicarlo. “Queríamos mostrar cómo ese desplazamiento y despojo recorre todo el país. El modelo se va perfeccionando, y se va moviendo por varios territorios con todos los actores: las guerrillas, los ‘paras’, los servidores públicos y las empresas”, explica Salinas.
Luego de describir cómo comienza esta ‘receta’ para cambiar el uso de la tierra, en el primer capítulo, llamado El Experimento, la serie cuenta cómo el modelo se movió a otras zonas del país, abriendo la puerta a otros negocios diferentes a la palma aceitera, como las inversiones en agroforestales y la explotación petrolera. “Todo comienza con los casos de los consejos comunitarios de Jiguamiandó y Curvaradó y luego se va perfeccionando en Montes de Maria, pasa a Puerto Gaitán, en los Llanos y ahora va por las reservas de los parques nacionales naturales en territorios indígenas”, cuenta la directora editorial de la serie.
Toda la producción se realizó en medio de las limitaciones de movilidad que impone la pandemia por el COVID-19. Por esta razón, el equipo decidió construir toda la narrativa usando ilustraciones y otros apoyos gráficos para contar las historias.
Nicole Acuña, la directora audiovisual de la serie señala que fue un reto contar con estos recursos, una historia que abarca cerca de tres décadas, en cuatro capítulos, cada uno de cerca de 10 minutos. “Hicimos un esfuerzo muy grande por construir unos mapas y unas maneras de mostrar el territorio muy sencillas, pero que a la vez fueran muy ilustrativas para mostrar cómo el conflicto se ha movido por unas rutas que coinciden con los caminos de varios negocios agroindustriales y petroleros”, explica Acuña.
Todo el proyecto fue apoyado por la Fundación Heinrich Böll, cercana al Partido Verde alemán, y que tiene presencia permanente en Colombia desde 2016. Laura Villamizar, coordinadora del programa de Democracia y Derechos Humanos de la fundación, señala que como parte de su función, esta organización busca apoyar la democratización de la información en los países en los que hace presencia. “Apoyamos a organizaciones de la sociedad civil y medios de comunicación que evidencian la responsabilidad de diversos actores, incluyendo los llamados poderes fácticos, en particular económicos, y su papel frente a la democracia, los derechos humanos y la construcción de paz en Colombia”, explica Villamizar.
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El rol de estos poderes fácticos es clave para entender el conflicto y para exigir los derechos de las víctimas y garantizar la no repetición de las violencias que los afectaron. “La idea es poner en evidencia las fases y los actores de este modelo, que ha dejado una altísima impunidad”, explicó Yamile Salinas.
Este proyecto audiovisual será entregado a la Comisión de la Verdad y a la Jurisdicción Especial para la Paz el próximo 3 de diciembre.