El asesinato de ‘Anderson’ y la persecución a los ex-Farc en el norte del Cauca

La cooperativa de excombatientes que creó el café Sabor La Esperanza, una de las marcas más emblemáticas de la paz, fue desplazada del municipio de Buenos Aires por asesinatos de sus integrantes y amenazas a sus directivos. El caso más reciente fue el de este excombatiente, abaleado en una vereda cercana a la cabecera municipal.

Redacción Colombia +20
29 de julio de 2021 - 12:00 p. m.
Yorbis Valencia, conocido en las Farc como Anderson Guerrero o 'Macancán', durante el reencuentro con su familia en Buenos Aires (Cauca), tras la firma de la paz.
Yorbis Valencia, conocido en las Farc como Anderson Guerrero o 'Macancán', durante el reencuentro con su familia en Buenos Aires (Cauca), tras la firma de la paz.
Foto: Boris Guevara
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

En la foto que acompaña este artículo, Yorbis Valencia, conocido en las Farc como Anderson Guerrero, celebraba el reencuentro con su familia en el espacio de reincorporación de La Elvira, en Buenos Aires (Cauca). Se la tomó Boris Guevara, también excombatiente, en 2017, luego de que se hubiera firmado el Acuerdo de Paz. Quienes estuvieron allí cuentan que él pidió permiso en el espacio para traer a sus familiares, que resultaron ser casi 200 personas a bordo de un puñado de chivas, de la comunidad negra de ese municipio. Celebraban que la época de las armas había quedado atrás.

Pero por esos mismos días, Anderson, a quien también le decían Macancán e hizo parte del Bloque Oriental, ya visionaba lo que se vendría. En una entrevista que le concedió a Mercy Insuasti, periodista independiente, y que quedó grabada en video, advirtió: “Es de hace mucho tiempo que todo aquel que piense distinto, pues es masacrado. Entonces, uno se pone a pensar: nosotros pensamos distinto a ellos, si no nos brindan garantías pues quién sabe qué pase de ahí en adelante. Si no nos brindan las garantías uno sabe que lo van es a matar. Pero vamos a correr ese riesgo”.

El pasado 25 de julio, la advertencia que lanzó hace cuatro años se cumplió. Hombres armados lo asesinaron a tiros cuando regresaba a su casa en la vereda San Francisco, en Buenos Aires, donde vivía desde que los excombatientes del espacio de reincorporación de La Elvira empezaron a dispersarse.

En la época de la guerra perteneció a distintos frentes del Bloque Oriental y cuando se firmó la paz volvió al norte del Cauca a juntarse con los suyos. En octubre de 2017, hizo parte de los 71 excombatientes del espacio de La Elvira que fundaron la Cooperativa Ecomún La Esperanza (Cecoespe), una de las primeras en ver la luz después de la firma de la paz y que luego llegaría a tener 134 exguerrilleros asociados.

Lea: Nelson Rodríguez, el excomandante de las Farc que le apostaba a la paz en Cauca

De esos, 94 (incluido Anderson) decidieron juntar los $8 millones para proyectos productivos que les otorgó el Acuerdo de Paz y emprender un proyecto de café. El 10 de septiembre de 2019 el Gobierno Nacional les desembolsó los $752 millones y con ellos terminaron de consolidar su apuesta, que hoy tiene en el mercado uno de los productos más emblemáticos de la reincorporación: el café Sabor La Esperanza.

Pero detrás de la consolidación de una de las marcas más reconocidas creada por exguerrilleros hay una historia de persecución y destierro, que hoy tiene a toda la dirigencia de la cooperativa desplazada y a los exguerrilleros errantes en búsqueda de una tierra para continuar su tránsito a la legalidad. Anderson Guerrero es el tercer integrante de la cooperativa Cecoespe asesinado en apenas dos meses.

El pasado 26 de junio, la víctima fue Norelia Trompeta Hachaue, también asesinada en Buenos Aires. Y un mes antes el que perdió la vida fue José Ignacio Loaiza, quien además se desempeñaba como escolta de la también exguerrilla Camila Cienfuegos. Hombres armados lo abalearon el 21 de mayo en Popayán, donde permaneció varios días hospitalizado hasta que el 28 finalmente falleció. Ambos excombatientes, junto con Anderson, habían invertido sus recursos del proceso de paz en el proyecto de café La Esperanza.

Aunque la persecución a esta cooperativa de excombatientes empezó mucho antes. Después de casi tres años de relativa tranquilidad para la reincorporación en Buenos Aires, el 2 de diciembre de 2019, Manuel Santos Yatacué, miembro del colectivo, fue asesinado en la zona de El Ceral, prácticamente, en el espacio de reincorporación. Tras ultimarlo a disparos, los armados llevaron el vehículo en el que se desplazaba hasta el frente de la casa de Mario Rodríguez, presidente de la cooperativa, y como forma de amenaza, lo incineraron frente a su vivienda.

Por esos días, el ocupante de una finca ubicada en la vereda el Despunte, que las Farc había enlistado en su inventario de bienes para la reparación a víctimas, fue asesinado por hombres armados. En las veredas aledañas empezaron a recrudecerse los homicidios. Era la entrada al territorio de la estructura disidente de las Farc Jaime Martínez, al mando de Leider Johani Noscue, conocido como Mayimbú y expulsado por la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).

Además del presidente de la cooperativa, otros dirigentes de los excombatientes en el espacio empezaron a ser amenazados. Entre ellos, Osvaldo Mendoza, conocido como Pacho Quinto. Por su rango de antiguo comandante, le dijeron que debía hablar de caletas, plata y armas. Tuvo que salir desplazado de la zona. Entre diciembre de 2019 y enero de 2020, el grueso de los excombatientes del espacio de La Elvira se fueron desplazados para Santander de Quilichao y Popayán.

Le recomendamos: Los proyectos que los exguerrilleros impulsan en medio de la violencia en Cauca

La persecución no se detuvo. Luego de un encuentro en Santander de Quilichao para analizar la situación de seguridad de los exguerrilleros que estaban asentados en la zona de Mandivá, a Mario Rodríguez lo llamaron y lo citaron a hablar con Mayimbú de los hombres que controlaban esa región. Como lo rechazó, fue amenazado de muerte. Los hechos de los que fue víctima los denunció ante la Fiscalía y la Unidad Nacional de Protección (UNP) le otorgó un esquema de seguridad que lo acompaña hasta hoy.

A raíz de las amenazas a la dirigencia del ETCR y los asesinatos de exguerrilleros en esa zona del país, los excombatientes decidieron trasladar el espacio territorial con el Gobierno Nacional. Sin embargo, hasta el momento la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN) y el colectivo de excombatientes no han logrado conseguir un predio que cumpla con las condiciones para el espacio. Los firmantes del Acuerdo buscan que sea un terreno cercano a Popayán, por condiciones de seguridad y productivas, pero en esa zona la hectárea de tierra es más cara y ha habido limitaciones presupuestales.

Entre tanto, los excombatientes de Cecoespe están dispersos en el Cauca: buena parte está en Popayán y en Santander de Quilichao; otros están en Timbío, para donde se trasladó el proyecto del café, en la finca Las Veraneras; 25 de ellos residen en las veredas y la cabecera de Buenos Aires – uno de ellos era Anderson – y solamente cinco excombatientes habitan hoy en las instalaciones de lo que fue el espacio original de reincorporación en La Elvira.

En la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) avanza el proceso de medidas cautelares de protección para los excombatientes, en medio del cual esa justicia ha hecho varios requerimientos al Gobierno para que garantice la seguridad de esa población. En cumplimiento de esas órdenes, el Gobierno Nacional entregó los lineamientos del Plan Estratégico de Seguridad y Protección y completó los agentes escoltas necesarios para implementar los esquemas que estaban aprobados, pero pendientes de implementación. El trámite sigue avanzando, para que las entidades nacionales, departamentales y locales ajusten las medidas necesarias para frenar los asesinatos a excombatientes de las Farc.

Aún en medio de los asesinatos, los hostigamientos y las amenazas, la cooperativa ha logrado sacar adelante el café La Esperanza, que la última semana de junio participó, junto con otras marcas de café de exguerrilleros, de la Feria Mundial del Café (World Coffee Fair). Además, la cooperativa hace parte fundamental de la coordinación Wilson Saavedra, que agrupa a todas las formas asociativas de excombatientes en el suroccidente del país, bautizada así por el nombre del primer excomandante de las Farc asesinado después de la firma de la paz, en Tuluá (Valle del Cauca). Desde allí se articulan para hacer más llevadera la reincorporación en departamento más peligroso para hacerlo, con más de 40 asesinatos de exguerrilleros.

Temas recomendados:

 

JuanR(72920)29 de julio de 2021 - 03:31 p. m.
Que tal las de esta cobarde rata comunista, dandoselas de inocente, despues de decadas de masacrar al pueblo colombiano, de violar, secuestrar, robar y asesinar. Esta gentuza nos cree pendejos a los colombianos. Indudablemente los matan porque les cobran lo que deben, ya que la justicia en este pais no funciona. Bienvenidos a la quinta paila del infierno criminales!!!!!
Adrianus(87145)29 de julio de 2021 - 03:17 p. m.
Y al gobierno le importa un rábano. Le preocupa más la vida y condiciones de los mercenarios "Made in Colombia" que fueron a asesinar al presidente de Haití, que la de aquellos que consideraron relevante hacer la paz aquí en estas tierras.
CAMILITO(7137)29 de julio de 2021 - 03:04 p. m.
y la horrible noche continua, al mando del señor de las sombras que habla a través del pusilánime e inane duque. Que noche tan larga, pero la solución y el poder esta en nuestras manos, que es votar inteligente el año entrante y empezar a cambiar esta desesperanza promovida y perpetuada por el cartel uribista. Paz en su tumba comunero.
  • OERG(32267)29 de julio de 2021 - 03:17 p. m.
    Lo malo es que no hay entes de control autónomos, todos pertenecen a este régimen. El voto tiene que ser electrónico y contratar una empresa extranjera para esto.
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.
Aceptar